Los frackers de shale estadounidenses están produciendo más de 2.800 millones de metros cúbicos por día de gas natural, un récord.
Hay tanto gas que en los campos petrolíferos del oeste de Texas, los productores les pagan a los operadores de los gasoductos para sacárselo de encima. El precio promedio se hundió a US$ 2,25 por millón de BTU.
Son momentos de tensión para Toby Rice, el CEO de EQT Corp., la mayor productora de gas de EE.UU. Las acciones de esta empresa con sede en Pittsburgh cayeron 5% el lunes porque Moody?s recalificó como basura US$ 5.000 millones en deuda de EQT y la empresa anunció un cargo de US$ 1.800 millones y una reducción del 20% en los valores de sus reservas. El martes, las acciones remontaron 4%.
Rice, de 37 años, tomó las riendas de EQT (que antes se llamaba Equitable) en julio, cuando sus hermanos y él se aliaron a los fondos de cobertura activistas D.E. Shaw y Elliott Management para enfrentarse a la anterior administración de EQT y terminaron desplazando al anterior CEO, Bob McNally.
Los hermanos Rice son hijos de Daniel Rice III, un gerente de fondos de BlackRock, que en 2007 cofundó Rice Energy con fondos de su bolsillo para adquirir terrenos en la región Marcellus de Pensilvania. Rice les delegó la administración de la empresa a sus hijos Toby, Derek, Daniel IV y Ryan, y en 2017, le vendieron Rice Energy a EQT por casi US$ 8.000 millones en efectivo y acciones.
Al momento de la venta, las acciones de EQT valían cerca de US$ 30. Para cuando Toby Rice recuperó el control, habían caído a US$ 16. Rice presentó un plan de 100 días para transformar EQT eligiendo mejor el lugar y el método de perforación. Hasta la fecha, Rice recortó un tercio el gasto de capital y despidió a un cuarto de los empleados. Todavía quedan por vender activos no esenciales de EQT como una participación de US$ 1.000 millones en Equitrans, una división de gasoductos que se escindió de EQT. Con eso, se podrán refinanciar US$ 1.750 millones en bonos que vencen a fines de 2021. Las acciones siguieron cayendo y quedaron a US$ 8,70.
El lunes, EQT anunció que debido a los precios bajos del gas, registraría un cargo no monetario de US$ 1.800 millones y reduciría 20% sus reservas comprobadas. El cargo se debe a que la Comisión de Valores y Bolsa de EE.UU. (SEC, por sus siglas en inglés) exige a las empresas que estimen sus futuras oportunidades según los precios actuales de las commodities en sus declaraciones. Cuanto más baje el gas, menos pozos marginales vale la pena perforar y más hay que retirar de los planes presentados a los accionistas. Ayer, EQT advirtió que si calificaban sus bonos de basura, podría verse obligada a enviar US$ 1.600 millones en cartas de crédito a sus contrapartes comerciales, otro problema para el balance. Para sostener todo, hace algunas semanas Rice contrató a un nuevo director de finanzas, David Khani, proveniente de Consol Energy. También anunció un contrato de consultoría por dos años con un salario anual de US$ 720.000 para retener los servicios del CFO interino, Kyle Derham.
Los Rice tienen motivos para ser pacientes. EQT posee medio billón de pies cúbicos de gas en Marcellus, suficiente para más de diez años de producción constante, incluso con los precios actuales. Esa montaña de gas es el motivo por el cual vale la pena estar atento a este “caso único de autoayuda” de EQT (como lo describió un analista) en esta década.