Un par de cosas llaman la atención en la oficina de Tracy Maitland, ubicada contra la esquina de un edificio del Midtown de Manhattan. Está la foto de su padre, Leo, y un equipo de cirujanos del Hospital de Harlem, poco después de que le salvaran la vida al Dr. Martin Luther King cuando lo apuñalaron mientras firmaba libros en 1958. Detrás de su escritorio hay fotos de su familia con el presidente Obama y la primera dama en plena campaña electoral y durante los dos mandatos de su presidencia.
Maitland es uno de los financistas afroamericanos más influyentes de Wall Street y un promotor de la igualdad racial en una industria con una gran mayoría de caucásicos. Advent es una potencia en un mercado de nicho, la inversión en bonos convertibles, y Maitland es su propietario principal. Cerca del 55% del personal de Advent está compuesto por mujeres y miembros de minorías raciales, y Maitland, que estudió en la Universidad de Columbia, prioriza el reclutamiento de analistas de instituciones educativas de la clase obrera de Nueva York, como la Baruch College. La empresa dona sus ganancias excedentes a instituciones culturales como el Apollo Theater en Harlem y el hospital local donde trabajaba el padre de Maitland. Hace unos tres años, el empresario empezó a financiar las iniciativas de policía comunitaria del Departamento de Policía de Nueva York, un programa para tender lazos entre los policías y las comunidades de minorías que cuidan, que ahora se implementó en todos los distritos de la ciudad.
Maitland también es una persona sincera y dispuesta a opinar sobre las protestas que sacudieron el país entre mayo y junio después que la policía asesinara a un hombre negro en Minnesota durante un arresto.
“La rodilla de ese policía sobre el cuello de George Floyd fue un símbolo con mucha carga emotiva”, observa Maitland. “Básicamente, dice: ?Tengo el control como si fuera un rey y puedo matarte o dejarte vivir según se me antojé”.
Se levantaron cargos penales contra los policías involucrados y las protestas alcanzaron a todo EE.UU. En su enorme mayoría, fueron protestas pacíficas, pero algunas se volvieron violentas, y hubo saqueos en ciudades como Nueva York y Los Ángeles. Hubo policías heridos y habría miles de arrestados en todo el país. Algunos alcaldes y gobernadores reaccionaron declarando toques de queda. En Washington, el presidente de EE.UU., Donald Trump, llamó al Ejército, que usó gas lacrimógeno para dispersar una manifestación y que Trump pudiera sacarse una foto.
Para Maitland, lo que viene pasando trasciende la política. Es importante porque expone los viejos problemas del color de piel, la justicia y la imparcialidad en EE.UU. “George Floyd pude haber sido yo”, afirma Maitland. “La sociedad tiene que entender que esto es real. Es un riesgo de verdad para los hombres afroamericanos”.
Después de los disturbios, hay una nueva motivación para impulsar un cambio. Antes que nada, se necesitan con urgencia más imparcialidad e igualdad de oportunidades para las minorías, según Maitland. “Lo genial de EE.UU. es que es un país de inmigrantes. El que viene trae sus mejores ideas”, afirma. “Pero para estar unidos, todos tenemos que tener el mismo acceso y a todos se nos debe tener en cuenta de manera completa y justa”. Para muchos de los manifestantes, los problemas van más allá de las tácticas de la policía. “No tienen acceso a educación de calidad, salud de calidad u oportunidades económicas”, declara Maitland. “Y se hartaron. Buscan imparcialidad en una sociedad que promete una doctrina de igualdad de oportunidades”.
Maitland se hizo un lugar en Wall Street a comienzos de los años ochenta. Trabajó como pasante en empresas como Bear Stearns mientras estudiaba en Columbia y después se capacitó en el programa para analistas de Merrill Lynch. En 1995, después de convertirse en el mejor vendedor de Merrill, fundó Advent y la convirtió en una de las empresas de inversión en manos de un miembro de una minoría más grandes del mundo. Según cuenta, durante buena parte de su carrera vio cómo se reducían las oportunidades para las minorías en las esferas más altas de las finanzas.
“Hay menos afroamericanos en Wall Street que cuando promediaba mi carrera (?) Para tener una sociedad productiva hay que alentar la participación de todas sus partes”. El camino adelante, según Maitland, es trabajar sin descanso para extender las oportunidades en negocios y finanzas a quienes hoy están marginados, ya sean las mujeres, los afroamericanos y otras minorías no representadas como los hispanos. El primer paso, de acuerdo con Maitland, es que las empresas se hagan cargo de verdad poniéndose objetivos concretos para diversificar su personal.
Autor: Antoine Gara
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