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Los líderes están de moda durante la pandemia: cuándo llegará el “ajuste de cuentas”

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6 Mayo de 2020 18.00

Por primera vez en 20 años, el Barómetro de Confianza Edelman revela que el Gobierno es la institución pública o privada de más confianza, debido a la crisis con la enfermedad COVID-19.

El 65% de los 13.000 encuestados por Edelman en once países declaró que confía en el Gobierno, con lo cual se revierte una década de caída de los puntajes. Incluso en EE.UU., donde la respuesta del Gobierno federal a la pandemia deja mucho que desear, el 48% de los encuestados manifestó confianza en el Gobierno, si bien la pregunta no especificaba si se trataba de líderes locales, estaduales o federales.

Algunos de los factores que ayudaron a revertir la tendencia en muchos de los países encuestados son la rápida implementación de las cuarentenas, las respuestas extraordinarias del sistema de salud y otros trabajadores expuestos y la rápida provisión de fondos públicos de emergencia a desocupados y pymes. Richard Edelman, CEO de una de las empresas de RR.PP. más grandes del mundo, explicó el fenómeno afirmando que “ante una de las peores crisis sanitarias y financieras de la historia, la gente acude al Gobierno en busca de liderazgo y esperanza”.

Pero ahora que estamos entrando en la segunda etapa de la crisis, en la que enfrentamos los desafíos de reactivar y reconstruir la economía, es probable que la gente se concentre más en la comunidad empresarial. Si bien en líneas generales a los líderes corporativos les ha ido bien en las encuestas de Edelman, el CEO y su equipo describen este momento como un “ajuste de cuentas” para las empresas. Poco más de un tercio de los individuos encuestados afirmó que las empresas están haciendo un buen o muy buen trabajo priorizando a las personas en vez de las ganancias, ayudando a sus proveedores más pequeños y sus clientes a mantenerse a flote con créditos o protegiendo los puestos de trabajo de sus empleados.

Esto debería ser un llamado de atención para los líderes empresariales mientras lidian con la tremenda turbulencia económica que desató la pandemia. Cuando los países se pongan a reconstruir sus economías, los líderes corporativos quedarán bajo la lupa, y tendrán que hacer malabarismos entre las fortunas de sus empresas y sus obligaciones para con empleados, socios, clientes, inversores y la sociedad. También tendrán que tomar decisiones difíciles todos los días sobre la reapertura y el trato a los proveedores globales. En cada instancia, tendrán que hacer equilibrio entre sus finanzas, la salud, la seguridad y otras prioridades públicas. Como señala con razón el informe de Edelman, en varias industrias ?desde la tecnología y la agricultura hasta la produccióñ “se está exhortando a las empresas a demostrar su capacidad y su integridad, los cimientos de la confianza”.

Tres principios para la reconstrucción

La respuesta de esos líderes empresariales en las próximas semanas y meses debería basarse en tres principios. En primer lugar, mantener como prioridad número uno la salud y la seguridad. Es primordial salvar vidas, inclusive a costa de ralentizar la recuperación económica, porque además es lo más beneficioso a largo plazo. Dos tercios de los encuestados por Edelman priorizaban salvar vidas a proteger puestos de trabajo. Los líderes empresariales tienen que reforzar este mensaje y hacerlo en público.

En segundo lugar, empresas y Gobiernos deben trabajar juntos para combatir la pandemia, imitando las diversas colaboraciones ejemplares que ya se están observando. Las empresas siguen jugando un papel indispensable en la producción de equipos de protección y el desarrollo, fabricación y distribución de tests confiables de contagio e inmunidad. Los laboratorios deben acelerar la producción de las drogas que parecen mitigar los efectos del virus, como remdesivir. El compromiso de Gilead a donar todas sus existencias de esa droga (unos 1,5 millones de ampollas) es un modelo admirable de liderazgo empresarial. En última instancia, será necesario que Gobiernos y empresas colaboren estrechamente para desarrollar, testear y producir en masa una vacuna eficaz. Pero no hay que esperar a que esté lista esa vacuna para armar esas sociedades: la colaboración tiene que expandirse ahora.

En tercer lugar, los líderes empresariales deben demostrar de manera más general su liderazgo en público para darle sentido al concepto todavía amorfo del “capitalismo de las partes interesadas”. Este es el momento para que reexaminen muchos modelos de negocios que antes de la pandemia dejaban a los trabajadores en situación de vulnerabilidad por aplicar estrategias como la automatización y la tercerización sin la necesaria supervisión y gestión de los aspectos negativos. Las empresas deben hacerse cargo de lo que puedan hacer para enfrentar esos desafíos ahora. Si, como sugieren algunos, esta es la nueva normalidad, que los líderes empresariales aprovechen para reinventarse a sí mismos y a sus empresas de formas que protejan sus intereses y los de la sociedad.

Autor: Michael Posner

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