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Coronavirus: una excusa para el racismo

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5 Marzo de 2020 11.34

Hace un mes que el coronavirus es tema de conversación y fuente de histeria masiva y pánico en todo el mundo. Los comercios no llegan a reponer el stock de barbijos y cayeron las ventas de cerveza Corona por la asociación al nombre del virus.

También, Apple advierte que quizás falten iPhone por culpa del virus y las acciones de EE.UU. siguen en caída libre tras alcanzar los niveles más bajos desde la crisis de 2008. Arabia Saudita suspendió la peregrinación a uno de los sitios más sagrados para los musulmanes, La Meca, debido a la preocupación por la salud. El virus sigue haciendo estragos en la industria del turismo; muchas empresas y personas tienen cada vez más miedo a volar.

A medida que se propaga el brote, la gente toma medidas que considera necesarias para protegerse. Las empresas están tomando precauciones para proteger a sus empleados y alentándolos a trabajar de manera remota. Los consumidores fueron en estampida a los supermercados antes de que se agotaran algunos productos y se desplomaron los precios de la nafta.

Para sorpresa de nadie, la locura que causó el coronavirus suscitó xenofobia y racismo. Hace unas semanas, la CNN informó que un hombre en el subte de Los Ángeles dijo que los chinos son muy sucios y traen enfermedades de su país. La misma nota aporta varios testimonios de personas de ascendencia asiática que sufrieron ataques y agresiones físicas o verbales en las últimas semanas. El racismo que viven hoy muchas personas de ascendencia asiática evoca de manera extraña al EE.UU. del siglo XIX, cuando se aprobó la Ley de Exclusión de Chinos de 1882 por la creencia errónea de que la caída de los salarios y las dificultades económicas que se registraban en la costa oeste del país en aquel entonces se debían a los trabajadores chinos.

Lamentablemente, esta no es la primera vez que la propagación de un virus genera intolerancia y prejuicios. En 2014, el ébola preocupaba al mundo. A medida que aumentó el número de casos, se multiplicaron los episodios de racismo contra los afrodescendientes. El brote de ébola y la reacción posterior se parecen a lo que viene pasando con el coronavirus. El miedo y la ignorancia son una combinación peligrosa que catalizó en la propagación de ficciones y mentiras.

¿Qué se sabe puntualmente, entonces? Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC, por sus siglas en inglés), los descendientes de asiáticos no son más propensos que los demás a contagiarse el coronavirus. En segundo lugar, pese a que los medios no paran de hablar del virus, cuyo nombre oficial es COVID-19, la probabilidad de contagiarse en EE.UU. es relativamente baja. Además, las personas en cuarentena no plantean casi ningún riesgo a la población. Es importante compartir estos datos con los demás para frenar la difusión de información falsa.

En las organizaciones, los líderes pueden jugar un papel vital para informar a los empleados y frenar los comportamientos discriminatorios; es fundamental que mantengan al día al personal y le muestren las medidas para prevenir el contagio. Asimismo, deben enfatizar la importancia de cortar de raíz los prejuicios. Hay que alentar a todos los que presencien la perpetuación de estereotipos negativos a denunciarlos. La capacitación de transeúntes constituye una inversión valiosa que toda empresa debe realizar, especialmente en momentos de crisis. También es importante ayudar a los empleados a entender lo fácil que se pone apoyarnos en nuestros estereotipos en épocas de miedo e incertidumbre. Un personal que sepa la verdad y esté preparado para intervenir si ve actos de discriminación ayudará a crear una cultura de inclusión dentro y fuera del lugar de trabajo.

Por Janice Gassam

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