Foxconn Technology Group, la icónica ensambladora de productos electrónicos como los iPhone de Apple, abrirá una nueva planta en China después de pasar años tratando de transferir la producción a otros países.
La empresa taiwanesa planea abrir una planta de pruebas de chips en Qingdao, una ciudad portuaria de la provincia de Shandong, en el este del país, con fondos de un financista estatal chino, según medios de Taipéi.
China solía ofrecer mano de obra barata, pero ya no es tan así. Otro problema es la disputa comercial entre Beijing y Washington, que llevó a EE.UU. a imponer aranceles sobre US$ 550.000 millones en importaciones chinas.
Pero Foxconn regresará a China porque el país ya se reactivó tras cerrarse para contener el COVID-19, como hacen hoy muchos otros lugares del mundo, y porque se anticipa que los consumidores chinos encabezarán la demanda mundial de productos electrónicos que usan semiconductores. Foxconn cuenta entre sus clientes a grandes marcas chinas, algunas de las cuales necesitarán chips para sus próximos productos importantes, como los celulares con 5G. Además, la ciudad de Qingdao se convirtió en un imán de TI en China y le aporta a Foxconn proveedores cercanos y un conjunto de talentos.
“Foxconn seguirá construyendo instalaciones productivas en China, pero la mayor parte de la capacidad nueva se concentrará en la demanda interna”, afirma John Brebeck, asesor sénior de Quantum International Corp., una consultora de inversión en Taipéi.
Diversificación fallida
Antes del brote de coronavirus, Foxconn venía diversificando el trabajo fabril y de investigación y desarrollo fuera de China; para eso había elegido a lugares como India, Vietnam y el estado de Wisconsin en EE.UU. La empresa, que es la contratista de ensamblaje de productos electrónicos más grande del mundo y trabaja con el iPhone y el iPad, todavía realiza la mitad de sus operaciones en China.
Foxconn fue fundada hace 46 años y dirigida hasta el año pasado por el multimillonario Terry Gou. En marzo, la empresa dio señales de que regresaría a China, justo cuando la gigantesca economía de ese país salió de la cuarentena por el coronavirus y permitió a los trabajadores regresar a sus puestos y reactivar las líneas de ensamblaje. Los demás países donde opera Foxconn siguen en gran parte paralizados. En marzo, la empresa afirmó que tenía suficientes trabajadores para atender la demanda estacional.
Si lo que busca Foxconn en China son consumidores, hace bien: el gasto en hardware de tecnología en China bajará solo 1% este año, frente a una merma de 7% en todo el mundo, según proyecciones de la empresa de investigación de mercado IDC. Dos de los clientes chinos de Foxconn son los fabricantes de smartphones Huawei y Xiaomi.
Los fabricantes de celulares y otras empresas de tecnología en China están “apostando fuerte” por los semiconductores, afirma Mario Morales, vicepresidente de programas de IDC. Foxconn desea estar “cerca de esa oportunidad” y en particular, contar con los equipos para fabricar chips para teléfonos con 5G, según Morales, que anticipa que China encabece la transición global al 5G en los próximos dos años.
China ya no sirve solo para bajar costos de fabricación, agregó Morales. “Es uno de esos mercados en los que hay que estar para crecer, especialmente con los semiconductores”, declaró.
La planta de Foxconn en Qingdao hará el empaquetado y las pruebas de circuitos integrados usados en equipos de telecomunicaciones 5G con inteligencia artificial. La obra comenzará este año y la fábrica comenzará a operar en 2021, según la Central News Agency, una agencia estatal de Taiwán. Será la 13º planta de Foxconn en China. Rongkong Group, un banco de inversión estatal con sede en Qingdao, ayudará a construir el proyecto, según la prensa local.
“El Gobierno de Shandong es famoso por su actitud pro empresas”, afirma Brebeck. “Es un buen ambiente para abrir una fábrica”.
Ciudad atractiva
Qingdao debería atraer a Foxconn por su puerto, uno de los 10 más activos del mundo, y por ser una de las ciudades con mejor calidad de vida del país, afirma Mark Natkin, director administrativo de Marbridge Consulting, una empresa de investigación en tecnología con sede en Beijing. Esa habitabilidad atrae empleados, observa Natkin.
Empresas industriales como GM, Caterpillar y Hyundai ya operan en la ciudad. Haier, el gigante chino de los electrodomésticos, tiene su sede en Qingdao, que también es la incubadora de más de 2.500 microempresas, explica Natkin. “Todo esto es atractivo para los [contratistas] muy concentrados en la cadena de suministro y la mano de obra, como Foxconn”, declaró.
Y si necesitaba más incentivos, a mediados de abril Foxconn le anunció a la Bolsa de Taiwán que una filial suya, Fuyang New Energy Technology Co., había adquirido a la china Shandong Chengshan Energy Co. por 275 millones de yuanes (US$ 39 millones). Esta empresa con 6 años de antigüedad de la provincia de Qingdao vende productos fotovoltaicos y actúa de consultora en la generación de nuevas energías.
Autor: Ralph Jennings