Solo en el último año, Eduardo Costantini invirtió:
- US$ 50 millones (cifra no confirmada) por la adquisición de TCPG a la que fusionó con Consultatio Financial Service para lanzar en diciembre ONE618, el área financiera de su grupo.
- US$ 25 millones en la compra de 141 hectáreas en Carrasco y otras 145 a 15 km de José Ignacio.
- US$ 48 millones en obras de arte para su colección personal.
Pero además de analizar todas estas inversiones y las oportunidades que se abren y se cierran en la era Trump-Milei (Libragate incluido), Costantini abordó un tema menos transitado en sus entrevistas. Flamante padre por octava vez, compartió cómo vivió a lo largo del tiempo la experiencia de educar hijos a los que materialmente no les falta nada. Es un desafío que comparten muchas familias sin ser billonarias. Y en su caso particular, también reveló cómo diseña su herencia alguien que ocupa el puesto 14 en el ranking Forbes de los más ricos de la Argentina 2024 con una fortuna de US$ 1400 millones. Aquí, extractos de la entrevista.
No es habitual esta primera pregunta en un medio como Forbes, pero la vida es mucho más que negocios: ¿cómo te impactó ser padre por octava vez a los 78 años?
La vida es algo integral, por supuesto. Me impactó con felicidad, vivo todo el día emocionado como un bobo. Es un regalo de la vida Kahlo Milagro, nuestra hija que hemos buscado mucho con Elina, era un proyecto central de nuestra pareja y lo valoramos enormemente. Le agradezco a la vida poder disfrutar del nacimiento, que es algo increíble. La creación humana es lo más milagroso que hay.
¿Qué fuiste aprendiendo a la hora de educar a tus otros siete hijos en distintas etapas de la vida y cómo será este nuevo desafío?
Con mis primeros hijos yo tenía 21 años, trabajaba todo el día, tenía otro nivel de conciencia y responsabilidades que asumí desde muy temprano. Hoy tengo una mirada más contemplativa, con más tiempo sin duda, me puedo dedicar más que entonces, muero por ella y a su vez siento más inseguridad de que pueda ocurrir algo. En el balance, estoy hiper feliz, listo para disfrutar su crecimiento y darle las señales correctas.
¿Cuáles son las señales correctas a la hora de educar a hijos en la abundancia económica? ¿Qué riesgos hay? ¿Qué valores se comparten?
Los valores son claves. La llave está en la forma de vivir, porque uno puede tener mucho dinero pero puede mostrar un derroche, ostentar en cosas superfluas, tener gustos centrados solo en los bienes, que está todo bien, pero que no tienen una finalidad social, profesional o cultural. Como padre uno intenta transmitir el agradecimiento de estar vivos, del esfuerzo, de las virtudes, honrarlo con trabajo, construir algo más allá de uno, no ser soberbio, asumir la responsabilidad social con trabajos comunitarios.
¿Qué es lo más difícil de ese intento?
La clave está en que los chicos vayan aprendiendo no tanto lo que les decís sino lo que ven que hacés. Yo gasto mucho dinero pero en un cuadro que no está en casa y en mi familia saben que esa obra es de la colección, no es que pueden disponer de ella. Pero lo más difícil, siempre, es el límite.
¿Cómo se dice que no? ¿Te costó decirles que no a tus hijos teniendo en cuenta que los tuviste en distintos momentos de la vida?
Primero que los límites se los pone la pareja. El padre y la madre. Lo ideal es que piensen parecido en la relación con la educación de los hijos. Con Elina coincidimos en esto, en la forma de actuar, gastar, enseñar. Elina se hizo de cero, yo me hice de cero, cada uno con el bagaje que traemos de nuestras familias, en cuanto a educación, valores. Yo soy una persona activa a pesar de mi edad, continúo con mis proyectos. No estoy derrochando lo que gané, para mí no pasa por ahí la vida.
También cambiaron mucho los usos y costumbres de los chicos. No son iguales las demandas de los de hoy.
Depende de la concepción de tu hijo. Vos podés educar pero todos son distintos. Lo que veo en la juventud es que hay muchos que anhelan la independencia, un proyecto propio, porque ven el éxito que otros jóvenes han tenido, incluso exorbitantes como se ve con los billonarios de la tecnología, pero hay otra cara también.
¿Cuál?
Por ahí ves chicos de 15 años que pasean en un auto de US$ 15.000, que para sus cumpleaños les hacen una fiesta para 500 personas, cuidado con eso. Con Elina lo tenemos bien hablado porque si les das mucho puede ser un salvavidas de plomo, aunque no es fácil. Yo nunca les he dado cualquier cosa que hayan pedido porque me parece un disparate.
¿Cómo diseña su herencia un billonario?
Por un lado, lo que marca la ley. Después hay un espacio para destinar fondos a proyectos específicos. Ya están asignados en mi testamento fondos para seguir apoyando al MALBA, que en 2026 cumple 25 años pero quiero que siga existiendo dentro de 100.
¿Cómo se conseguiría?
Lo ideal es que llegue a ser una institución independiente y sustentable como tantos museos en el mundo, con un consejo, con líneas profesionales que administren, su comité de amigos. Los museos pasan desde un periodo de "private museum" a "public museum", que es de la sociedad, una transición que lleva 10 o 15 años. Hoy, entre MALBA Puertos y Malba hay un déficit consolidado de US$ 3,5 millones anuales que financia la Fundacion Costantini.
¿Pero cuál es la valuación de MALBA?
El edificio, junto a la colección del MALBA y la mía personal, llega a los US$ 500 millones. Es una colección top de arte latinoamericano en el mundo, quizás solo superada por la del MoMA. Tenemos compradores para un solo cuadro, como el Autorretrato de Chango y Loro, de Frida Kahlo, dispuestos a pagar US$ 100 millones, pero no vendemos.
En 2024 compraste la obra por US$ 48 millones. ¿Fue el año de mayor inversión? ¿Cuál y cuándo compraste tu primera obra?
En 2024 fui el comprador más importante de Latinoamérica con dos obras de Leonora Carrington. Fue el año que más compré. Mi primer cuadro lo pagué en cuotas a los 24 años, no tenía un mango. Era un Presas que a valor de hoy serían US$ 2.000.
¿Qué consejo le daría este Costantini al que compró aquel cuadro de Presas que no tenía tanto capital?
Hacerse asesorar por historiadores y curadores de arte. Son muy baratos y ayudan a una capitalización. Bien asesorado, hace mucho tiempo, he ido al departamento de León Ferrari donde compré láminas por US$ 1500 que hoy valdrán US$ 70.000.
¿Cuál fue el consejo más valioso que recibiste y que compartirías para invertir en arte?
Me lo dio mi mentor, Ricardo Esteves, que murió el año pasado y hoy una sala en MALBA lleva su nombre. Él me enseñó los criterios, todo. Me dijo: "Comprar de los mejores artistas las mejores obras. Y nada más". Ese consejo lo recibí porque mi aspiración era tener una colección importante; el criterio del coleccionista es distinto: buscamos la obra más representativa del artista, con temáticas a veces complejas, y quizás otras personas que compran arte piensan en otra obra para exhibir en su living.
En una subasta, en una puja por una obra de millones de dólares, ¿cuándo decidís seguir o dejarla ir?
No es fácil porque te impregna la emoción. En la obra "Las Distracciones de Dagoberto" de Carrington cometí un error porque quizás pude haber fijado la base, pero pensé que por ahí me la llevaba por US$ 14 o US$ 15 millones y al final fue por US$ 28,5 millones. Me salió el doble de lo que pensaba.
¿Cuánto te sirvió tu experiencia como trader para estas situaciones cuando están tan presentes los sentimientos?
Hay una analogía, porque en ambos hay oportunidades únicas. Los terrenos de Bal Harbour o Grand Bourg eran únicos. Pero una obra única, en realidad, no tiene un techo de valor. Tiene un valor percibido artístico, cultural, histórico, que no es tan fácil de cuantificar monetariamente. A veces sí, pero otras no. Una vez se remató un Leonardo y había una discusión sobre si era o no auténtico o de alguno de sus discípulos. La base eran US$ 90 millones. Para mí, si era de Leonardo, había que pagarlo. Me hice la cabeza y estaba dispuesto a llegar a esa cifra porque habrá 13 telas de él; aunque no colecciono arte europeo, es único. Empieza el remate, suena el teléfono y no se sabía qué iba a pasar. Se terminó vendiendo en US$ 450 millones. No estaba ni cerca... Pero con otras obras sí me fue bien.
¿Cuál es la que más recordás?
Varias. La de Tarsila do Amaral es la imagen del modernismo brasileño, un movimiento antropofágico, la columna vertebral del arte moderno brasileño. Junto al muralismo de México, son los dos movimientos más importantes del arte latinoamericano. La compré por US$ 1,3 millones, me llamaron muchas veces ofreciendo fortunas, US$ 100 millones, y no la podemos vender. En cambio, en los negocios tenés otra lógica.
De tu colección privada, ¿qué porcentaje vendiste?
Menos del 1 por mil. Nada. Soy coleccionista.
¿Cuál es el mayor placer que te da el arte?
El arte es parte de mi vida, le da color, completa el sentido. A través del arte desarrollo un proyecto social, cultural. El arte es un vehículo en el que creé una institución que me permite dialogar con el público, con instituciones. Crear programas; se abren infinitas diagonales que te abren posibilidades. El arte me sensibiliza, me educa, mejora mi estética, mi sensibilidad, porque las obras te hacen pensar, conocer a un nivel íntimo. Hay historias increíbles como la obra de Diego Rivera que fue pintada en el 28, en el 29 exhibida en el Metropolitan y en el 31 en el MoMA. No la pude comprar cuando compré el Frida porque no me alcanzaba el dinero. Desapareció del circuito de museos hasta que 21 años después pude comprarla y se reunieron en el MALBA; Frida y Rivera se juntaron y valen US$ 150 millones. Podría estar hablando horas y horas de arte.
En diciembre se lanzó ONE618, la fusión de Consultatio Financial Services con tu compra de TPCG. ¿Con qué objetivos?
Estamos en una industria competitiva donde el contado con liquidación daba mucho dinero. Ahora viene una época de menor volatilidad, espero, de mayor profesionalidad y monetización del mercado de capitales, mayor diversificación de productos con emisión de bonos y acciones dependiendo de la marcha del plan económico y la consolidación de ese programa. Queremos crear una institución empresarial más fuerte, de mayor escala, mayor volumen. Ese es el espíritu de la fusión.
Consultatio Real Estate sumó dos inversiones importantes en Uruguay, una con el remate de 141 hectáreas a 15 km de José Ignacio incautados a Lázaro Báez y otras 146 en Carrasco.
Son dos proyectos distintos. La del km 172, a 15 km de José Ignacio, fue un proyecto con Adolfito Cambiasso donde hablamos y me contó de un cambio de regulaciones sanitarias en Uruguay, que ahora permite el ingreso de caballos de polo, y ahí están concurriendo clubes y equipos y se abre una gran oportunidad de hacer un barrio cerrado donde el polo y la actividad hípica sean un valor percibido, pero no el único amenity. Eso va a durar entre uno y dos años en obtener los permisos, el masterplan.
¿Y el de Montevideo?
El de Carrasco no es un barrio cerrado sino una zona donde creció mucho la demanda, esta es la última fracción de tierra desarrollable que hay, en un valle, un campo quebrado muy lindo. Es para vender a los uruguayos, que se mudan del centro a esa zona, que es lo que viene ocurriendo. Queremos ofrecer algo mejor que lo que hay, ahora; entre trámites y diseños, podrían pasar tres años.
Crecieron mucho las acciones en 2024 por la macro. ¿En 2025 hay un margen de crecimiento importante? ¿Seguirías comprando Argentina?
En Argentina repercute indirectamente el contexto de inestabilidad internacional. Aun así, se espera un nivel de crecimiento grande para el 2025. Y tenemos un déficit de cuenta corriente. Estimamos un sector externo que, debido a los efectos del blanqueo que se van a seguir sintiendo, más el acuerdo con el FMI, más la inversión en energía, la cuenta capital va a financiar las necesidades o déficit del movimiento de bienes, tipo de cambio mediante, que es el tema de discusión. Ese es el escenario de un año de transición para, luego de las legislativas, poder salir del cepo, ir a un mercado de cambio más libre.
Dicho de otra manera, ¿imaginás un año de atraso cambiario hasta las elecciones y que ese atraso se va a poder financiar?
Hay que hacer una distinción que es la que hace el Gobierno. Guarda que el tipo de cambio es como tirarle a un blanco en movimiento. Nadie habla si el tipo de cambio de paridad del dólar en EE.UU. es el de equilibrio en el sector interno por la fortaleza de la moneda, tampoco hablan de su déficit fiscal del 7%. Pero si comparás el tipo de cambio con el nivel de sueldos, no hay tal desfasaje que uno piensa que es tan claro. Cuando comparás el valor del dólar comparado a lo que vale una hamburguesa, un jean en Miami...
Pero el índice Big Mac señala que estamos más caros...
Sí, pero el costo de construcción de algo "high end" aquí sale US$ 3.000, en Miami US$ 10.000, y en Nueva York US$ 15.000, sobre todo por los sindicatos. El valor del dólar en sueldos no está atrasado, no es barato. Ha subido, lo sufro en MALBA, que se ha encarecido mucho, pero teníamos un dólar ridículo.
Milei insiste con que es complejo establecer ese tipo de cambio de equilibrio.
Ahora está siendo utilizado como un ancla, no cabe duda. Pero si las expectativas para la Argentina mejoraran enormemente y en 2026 hay flujo de capitales por la consolidación de un crecimiento económico y estabilidad política... No sabemos qué pasaría con el tipo de cambio en ese contexto. También es muy importante saber qué pasa en ese adelante, qué sucede con el gasto público.
¿Qué reformas imaginás?
La reforma previsional es clave. Hay que ver qué Argentina logramos. Porque en 2025 también hay un desafío fiscal. El mercado ahora está un poco temeroso.
¿Es para estar más líquido? ¿Esperar y ver qué pasa?
El sector externo es muy estacional. El primer trimestre tuvimos pagos y estamos flacos de ingresos de exportación. En el segundo y tercero, junto a un acuerdo con el FMI, deberíamos estar más holgados. Me sigue gustando Argentina, con más riesgo que en 2024, pero con buenas perspectivas. Además, con la tasa de interés y el carry, hoy en pesos también hay oportunidades por el aumento de la tasa. El global rinde 11 y pico, pero el carry quizás da un poco más.
Hace un tiempo le contaste a Forbes que ya no tenías más cripto. ¿Compraste Libra?
No, ni la conocía. En cripto he tenido como máximo un 5% de la cartera. Ahora tengo cero, pero en cualquier momento tengo 2 o 3%.
¿Te llamó la atención la primera crisis autoinfligida del Gobierno en el Libragate?
Sí, a todos nos llamó la atención. Fue algo inesperado. Él dice "me pegaron un cachetazo", como que lo hizo de buena fe en el entendimiento de promover las inversiones en Argentina como a todos. A él le gusta la tecnología, las startups... porque tenemos una muy buena economía del conocimiento. No tengo información, pero en base a lo que dijo fue por ahí y le hicieron la cama, esa es la sensación que tengo. Un error no forzado simbólicamente importante.
¿Qué consecuencias imaginás?
Un baño de realidad y experiencia.