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Comer para vivir más y mejor: cuáles son las nuevas tendencias de alimentación

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Desde la Natural Products Expo West, la feria más grande del mundo de productos orgánicos y naturales, Aldo Antonutti (Founder de Bamboo Snacks y Rebelde) y Bata Casaccia (Marketing Advisor), cuentan cómo se está redefiniendo la relación con los alimentos y el bienestar.

17 Marzo de 2025 08.39

Es difícil imaginar un futuro simple desde un presente tan complejo. O un mañana previsible desde un hoy exageradamente dinámico. Sin embargo, y aún desde un punto de partida tan incierto, pareciera vislumbrarse un destino común: vivir más, vivir mejor.

De eso trató la Natural Products Expo West, la feria más grande del mundo de productos orgánicos y naturales. En Anaheim, Los Ángeles, a metros de donde Walt Disney imaginó un mundo ideal, más de 3.000 expositores y 80.000 participantes se reunieron para trazar una visión mucho más tangible y urgente: redefinir nuestra relación con los alimentos y el bienestar.

La respuesta parece ser cada vez más compleja, pero en realidad es cada vez más simple: volver a las raíces. Literalmente. Hace años ya que no alcanza preguntar solo qué comemos. Importa también el cómo: ¿cómo está hecho? ¿Qué se le agregó? ¿Cuán procesado está? ¿Cuán orgánico es el ingrediente? ¿Cuántos ingredientes artificiales tiene? ¿Y para qué esos agregados? ¿Qué efectos pueden tener en nuestra salud? Sin ir más lejos, EE.UU.prohibió recientemente el colorante sintético Erythrosine (E127 o rojo nro. 3) en alimentos, tras confirmarse, ¡hace más de 30 años!, su efecto cancerígeno en animales de laboratorio.

Hongos
 

Pero este año, en la Natural Products Expo West, no alcanzó con el qué y el cómo. La primera gran tendencia sumó una nueva pregunta: ¿de dónde viene lo que comemos? El foco ahora también está en que ese suelo que nos da de comer pueda volver a hacerlo. La agricultura regenerativa es el nuevo mandato. Las marcas emergentes lideran este cambio: pequeñas compañías, con fundadores que dan la cara, cuentan sus historias, abren sus puertas, muestran sus procesos. Las personas reales, por encima de las grandes marcas. Y eso obliga también a las corporaciones, por convicción o por obligación, a sumarse. Cada vez son más los productos orgánicos, certificaciones de agricultura regenerativa, trazabilidad garantizada y conciencia absoluta del origen de los ingredientes. Puede que el consumidor aún no lo exija masivamente, pero esta dirección es innegociable.

De ese suelo brotan los ingredientes y, con ellos, la segunda gran tendencia que se repetía una y otra vez en la Expo: el valor añadido de esos ingredientes. El sabor no se negocia ni se sacrifica, pero ¿por qué elegir algo que solo llena si podemos elegir algo que también nutre? La pregunta es: ¿qué nos aportan estos ingredientes además de placer efímero?

Los llamados "superalimentos" dominan la escena, desde opciones ya establecidas como el aceite de palta o de coco hasta nuevas estrellas como el dátil, omnipresente en snacks, barras y endulzantes naturales. Su riqueza en fibra, potasio, magnesio y antioxidantes lo convierte en un ingrediente funcional más allá de su dulzura. De un fruto a una raíz, pocos ingredientes han ganado tanto protagonismo como la ashwagandha, a la que se le atribuyen propiedades para calmar la ansiedad, reducir el estrés y mejorar el sueño. Y por encima de todos, los hongos adaptógenos: reishi, chaga, cordyceps, melena de león... En bebidas, chocolates, gomitas, barritas, polvo, gotas. Cada uno con su respectiva promesa: refuerzo del sistema inmunológico, mejora en la resistencia física y mental, reducción del estrés, más energía, entre otras.

cafe
 

Ese valor adicional de los ingredientes nos deposita en la tercera gran tendencia: la funcionalidad. Scott Collier, VP de Business Development en Whole Foods, lo explica de manera simple. Ingerir alimentos cubre tres aspectos: el primero sigue siendo la indulgencia; el disfrute, la salud emocional. El segundo es el ritual: siempre es parte de una rutina, hay un momento y una forma determinada para cada consumo. Y el tercero es el beneficio funcional: la nutrición como función obvia, pero ahora llevada a otro nivel. Su teoría cierra con un ejemplo tan obvio como universal: el café. Un momento de placer cada mañana, un hábito irrenunciable, pero también una búsqueda de energía. Ese mismo proceso que para muchos ya es inconsciente, comienza a viralizarse para una enorme cantidad de alimentos y funciones. Sí, la proteína, por ejemplo, que también está absolutamente incorporada.

Pero se empieza a "prometer" mucho más. Los alimentos, como nunca antes, se vuelven parte activa de nuestra salud, no desde una mirada curativa, sino preventiva. Como aquella marca de mocktails (cocktails sin alcohol) que se pregunta: ¿por qué darle a tu cuerpo algo contraproducente como el alcohol si podés reemplazarlo por nutrientes? No hay recetas mágicas ni únicas; se dice que cada cuerpo es un templo. Entonces cada uno sabrá qué ingredientes y dosis le brinda como ofrenda. Pero la propuesta parece estar clara: alimentarnos con propósito.

No es una moda pasajera. La tecnología ya había marcado el camino: biohacking, un enfoque donde cada individuo toma el control de su salud y rendimiento. La doctora Sara Szal ya habla de una Medicina 3.0. Si la primera fue reactiva, basada en tratamientos, y la segunda en el uso masivo de antibióticos, esta nueva medicina es proactiva, preventiva y personalizada. El 30% de la población en Estados Unidos ya usa algún "health wearable" para trackear sus indicadores en tiempo real. No podemos controlar nuestra edad cronológica, pero sí nuestra edad biológica. No sabemos cuántos años vamos a vivir, pero podemos ser determinantes en cómo los vamos a vivir.

Guayakí. Foto: Guayakí.
 

Y ahí está la verdadera pregunta: ¿vivir para comer o comer para vivir? El desafío será no sacrificar la indulgencia, pero ya no basta con preguntar qué comemos o cómo está hecho. Cada vez más, nos preguntaremos de dónde viene y para qué sirve.

Algunas novedades

  • Mosh. Una barrita que promete ser combustible para el cuerpo y en especial para el cerebro. Fundada por Maria Shriver y Patrick Schwarzenegger. Entre sus ingredientes: Cognizin® Citicoline, Melena de León, Vitaminas D3 y B12, Ashwagandha y Omega-3
  • Pretty Taste. Según ellos el skincare nunca fue tan rico. Un té infusionado con colágeno. 10g de proteína, colágeno, sin azúcar, sin ingredientes artificiales. Bebidas que además de quitar la sed, cuidan la piel.
  • Alice Mushrooms. Un suplemento diario a base de chocolate y hongos. Indulgencia y funcionalidad, de la mano. Viene en tres versiones: Nightcap (cacao orgánico y reishi), Happy Ending (cacao orgánico, cordyceps y otros nueve estimulantes) y BrainStorm (cacao orgánico, cordyceps y melena de león).
  • Naked Life. Una marca australiana de cocktails... Sin alcohol. Su propuesta es muy simple: beber menos y vivir más, sin dejar de disfrutarlo.
  • Guayaki, Yerba Mate. De la mano de un fundador argentino (Alex Pryor), finalmente el mate se abre lugar en el mercado americano combinado con jugos orgánicos en una reversión enlatada del "tereré".
  • Franui. Párrafo aparte para la creación de Diego Fenoglio que sigue conquistando el mundo y también tuvo su espacio en la Expo más importante del mundo, representando a nuestra Patagonia.
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