Si hay un lugar indicado que sirva de termómetro del sentir de las grandes empresas de la Argentina sobre la situación económica, ese es el AmCham Summit. El evento organizado por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos que congrega a todos los stakeholders del país cada año, tuvo como eje el análisis de esta nueva era de reformas encabezada por Javier Milei.

Hace un año atrás, en el Summit 2023, el actual presidente había sido el único candidato a presidente que no había participado de los paneles y los empresarios lo observaban con mucha desconfianza por la radicalidad de su discurso. Ahora, en cambio, la mayoría de los discursos arriba del escenario plantearon un apoyo a las primeras medidas oficiales.

“Compartimos los objetivos y la dirección de las medidas anunciadas, las búsquedas de resultados concretos, la generación de un entorno en pos de atraer inversiones como motor de crecimiento, la eliminación de trabas regulatorias y obstáculos para desarrollar sus actividades y la libertad a las empresas para decidir su plan de negocios”, fueron las palabras de apertura del presidente de AmCham, Facundo Gómez Minujín.

Bajo el lema de “Una Argentina viable”, el encuentro congregó a empresas, funcionarios, jueces, sindicalistas, gobernadores y legisladores de distintas fuerzas políticas para discutir sobre los cambios que necesita el país para volver a crecer.

Las charlas más interesantes, de todos modos, se produjeron debajo del escenario, donde los hombres y mujeres de negocios se permitían un análisis más sincero sobre el panorama actual. 

Entre café y medialunas, una conocidísima empresa de origen extranjero reconoció a Forbes que la casa matriz de la firma está muy entusiasmada por la llegada de Milei a la Casa Rosada, pero que se mantendrán prudentes a la espera de la viabilidad de las reformas.

“Hay mucha expectativa desde afuera, pero no van a invertir 1.000 millones de dólares ahora. Quieren esperar, ver si se logran consensos, si se aprueban las leyes. Hoy hablás con los funcionarios y te dicen que te quedes tranquilo que, aunque no se aprueben las reformas, ellos van a orientar las medidas hacia un horizonte de flexibilización y libre mercado. El tema es que nadie invierte en esas condiciones en el país porque el día de mañana ese funcionario no está más y tenés la ley anterior que va en sentido inverso”, comentó.

La importancia de institucionalizar el nuevo rumbo fue una constante entre los diálogos de Forbes con distintas compañías. Con muchos sectores que operan a un horizonte de largo plazo, la desconfianza pasa por cuánto tiempo durará esta “primavera libertaria” y de ahí la necesidad de contar con nuevas leyes que sean apoyadas por la amplia mayoría del arco político para que después no sean revocadas. 

“La mayoría de las empresas cree que este es el camino correcto, pero tienen muchas dudas si las formas y la violencia con la que se manejan a nivel público ayuda a resolver la macro”, subrayaron desde una cámara que agrupa a grandes firmas. 

Otros, en tanto, se muestran más escépticos por el nivel de caída de ventas que están sufriendo y la poca respuesta por parte de diversos ministerios que no tienen nombrados a la mayoría de sus subsecretarios. 

“Son muy dogmáticos y hay poca agilidad de resolución en los detalles del día a día. Muchas veces no tenés quién te firme un papel básico”, cuestionaron desde una compañía que cotiza en Wall Street.

Ya mirando hacia más adelante, una gran empresa que tiene una pata en el mercado interno y otra en las exportaciones, se pregunta si, en caso de tener éxito en estabilizar la macroeconomía, este modelo económico funcionará con solo unas pocas industrias pujantes.

“Está claro que la idea es que los sectores exportadores como el campo, la energía y la minería sean los grandes ganadores. La pregunta es si te alcanza con esas pocas industrias para traccionar a toda la economía”, reflexionó.