El Gobierno busca evitar un traspie político en el tratamiento en el Congreso del acuerdo con el FMI, del que todavía no se conocen los detalles y cuya carta de intención aún no está firmada, y anunció que en vez de un proyecto de ley, se trata de un decreto de necesidad y urgencia. 

La estrategia apunta a garantizar un apoyo tácito de los legisladores al entendimiento con el FMI y eludir un trámite legislativo farragoso que podría impactar en el humor de los mercados. La matemática legislativa para el Gobierno es sencilla: es mucho más fácil y rápido conseguir que al menos una de las dos cámaras del Congreso no rechace el acuerdo con el Fondo que lograr que ambas lo aprueben en un tratamiento relativamente exprés sin generar ruidos en la economía. Particularmente en un año electoral. 

"Tal como se comprometió el Presidente Javier Milei en la apertura de sesiones ordinarias, se dictará y remitirá al Congreso Nacional un Decreto de Necesidad y Urgencia para obtener su apoyo en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional", mencionó el comunicado de la Oficina del Presidente al respecto. 

Con el DNU, el presidente Javier Milei y el minsitro de Economía, Luis Caputo, envían otra señal al mercado respecto de la inminencia de la firma del acuerdo, lo que mejoró el ánimo del mercado para los bonos y acciones argentinas aun en un contexto global muy inestable. En Economía aseguran que el anuncio ocurría a principios de la próxima semana. 

Entre los inversores, en tanto, crece la ansiedad ya que todavía se espera conocer los detalles del nuevo programa. Si bien se explicitó que el acuerdo implica fondos frescos que se destinarán a recapitalizar el Banco Central sin aumentar la deuda bruta, no se conocen otros detalles clave. 

El principal de ellos es el régimen cambiario que regirá en la Argentina una vez eliminado el cepo. Se sabe, o al menos Caputo lo repite una y otra vez para desalentar las expectativas de devaluación, que el cepo no se eliminará "al día siguiente de firmar con el FMI". 

Aun así, el levantamiento de los controles de capitales es uno de los principales requisistos del Fondo, lo que genera la inquietud en los inversores de cuál será el esquema cambiario después de las elecciones. Una flotación sucia, es decir, liberar el precio del dólar con el Banco Central habilitado para intervenir con reservas, es la opción preferida del Gobierno. Para eso, precisamente, se buscaron fondos frescos que el Fondo procura negar para sostener artificialmente barato el tipo de cambio. 

De acuerdo con la comunicación de la Oficina del Presidente, la medida busca fortalecer el balance del Banco Central, consolidando la estabilidad monetaria y financiera, además de avanzar en el proceso de desinflación y la liberación de restricciones cambiarias. El destacó que "no existe asunto más necesario y urgente que terminar con la inflación". Con ese argumento, Milei apeló a un "compromiso urgente" del Congreso para respaldar el acuerdo, al igual que hicieron "todos los gobiernos anteriores" en situaciones similares.

"Dicho acuerdo implicará una operación de crédito público mediante la cual el Tesoro Nacional cancelará deuda existente con el Banco Central. El resultante neto de esta operación implicará una reducción del total de la deuda pública", afirmó el texto.

Para el FMI, en tanto, si bien es importante que el programa cuente con "amplio apoyo social", la vocera del organismo destacó que la aprobación parlamentaria reponde a "una decisión de las autoridades, tal como está legislada en la legislación interna argentina" y no a un requisto del propio organismo.