No lo dice en forma explícita y, en estos días, apunta todos los cañones a lograr en el Congreso la ratificación -o al menos evitar el rechazo- del DNU que habilita el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, en el Gobierno están pendientes del avance la cosecha gruesa, es decir, soja, maíz, sorgo y girasol. En el caso del maíz ya está empezando a ser levantado en los primeros lotes y para la soja los trabajos arrancarán en un par de semanas.

Parte de esos dólares, o también de los US$3.200 millones que todavía estaban guardados en silobolsas hasta fin del mes pasado, empiezan a fluir al mercado de cambios. Sólo en los primeros días de la semana, el ingreso alcanzó un promedio diario en torno a los US$100 millones, lo que podría duplicarse a partir de abril.

Según, el último informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires,  tras las lluvias, el 77% de la soja implantada tiene una condición hídrica adecuada/óptima y se registró la última semana un aumento en la condición de cultivo normal/excelente de 6,4 puntos porcentuales, por los que la entidad mantuvo su proyección de cosecha en 49,6 millones de toneladas (Mtn). 

En el caso del maíz, la Bolsa de Cereales porteña anticipa que la cosecha "avanzó tan solo 1,3 puntos porcentuales, producto de la falta de piso (por las lluvias) a la vez que los cultivos tardíos mejoran sustancialmente su condición," debido a la mejora hídrica. La estimación de cosecha se mantiene en 49 Mtn.

En cuanto al maíz, la Bolsa rosarina proyecta una cosecha de 46 Mtn, que contrasta con los 52,5 Mtn logrados en 2023/24 o una caída de 12,4%. En el caso de cosecha fina, la campaña 2024/25 de trigo ya terminó, totalizando 19,3 Mtn, un rendimiento que se ubica entre los mejores de los últimos diez años, y que supera con holgura los 14,5 Mtn del ciclo previo.

Mirando al cielo

Fuentes del sector destacan que hoy todo pasa por el factor climático. "Las precipitaciones de la segunda quincena de febrero y los primeros días de marzo permitieron que se recompongan los perfiles de humedad de los suelos", asegura Eugenio Irazuegui, analista de mercados en la corredora de granos Zeni.

"El calor y el clima seco de enero generaron preocupación, pero la lluvia ayudó y hoy los productores son mucho más optimistas que hace un mes, para lo que son planteos de soja y maíz", explicó el experto. Sin embargo, Lorena D'Angelo, analista de AZ Group, destacó que "el clima está demorando el avance de la cosecha de maíz, principalmente los cultivos tempranos, que habían empezado a ingresar con buenos resultados". Aunque las recientes lluvias, que siempre afectan las tareas de cosecha, habrá un ingreso favorable de maíz temprano

"El ingreso de camiones en el Gran Rosario, está por encima de otras campañas a la misma época", señala D'Angelo, y agrega que el sector exportador "viene comprando maíz, tanto el viejo (campaña 2023/24), como del nuevo, a razón de 400.000 o 500.000 toneladas semanales.  Vamos a empezar a ver mayor fluidez del maíz a las terminales portuarias", anticipó.

Justamente en busca de esos granos de la campaña pasada, guardados en silobolsas, el Gobierno dispuso a fines de enero una baja temporal del 20% en los derechos de exportación, vigentes hasta fines de junio.

La reducción de impuestos es una promesa de campaña, que en este caso beneficia a productores y exportadores de soja, derivados de soja (harina, aceite), maíz, trigo, sorgo, cebada y girasol, además de eliminar el gravamen en forma definitiva para una decena de economías regionales.

Fuentes del sector estiman que como remanente de stock que aún no se comercializó, a principios de marzo quedaban alrededor de 11,60 millones de toneladas (MTn) de soja y otras 4,65 MTn de maíz.

Aspiradora de dólares

Para el Gobierno suena como música para los oídos. El Ministerio de Economía necesita como el agua los dólares que genera el campo, para sostener elevada la oferta de dólares, mantener con eso a raya el tipo de cambio -y con ello, la inflación- y evitar un despiste de la relativa estabilidad macroeconómica lograda en estos catorce meses de gestión.

La llegada de los dólares es vital también para mantener la actividad económica, que empieza a moverse ya en varios sectores, aunque a diferente velocidad, pero que requiere de insumos, partes y piezas importados. Y ni que hablar de los dólares que el país debe juntar para seguir honrando los compromisos de la deuda pública.

Por eso todas las fichas apuntan a la "fábrica de dólares". Y en esa línea hay que leer la baja temporal de derechos de exportación para granos y derivados que dispuso el Poder Ejecutivo, así como eliminación definitiva para el caso de las economías regionales.

La diferencia entre ambos no es menor. Mientras el aporte de economías regionales era marginal y casi testimonial, en contraste, la soja (poroto, harina, aceite y pellets), el maíz, el trigo, la cebada y el girasol -además de las carnes vacunas, aviar y porcina- aportaron al fisco en febrero $541.000 millones, un 4% de la recaudación total, según datos publicados por la Agencia de Recaudación y Control Aduanero.

Difícil decisión

En este contexto Eugenio Irazuegui enciende una alarma sobre el impacto de las retenciones. "Los productores no tienen certidumbre para planificar la nueva campaña", advierte, porque la baja temporal de los derechos de exportación finaliza el 30 de junio, pero el trigo se empieza a sembrar en abril-mayo y se cosecha a partir de fines de noviembre. "¿Qué retenciones les aplicarán el 9,5% como ahora o el 12% que era hasta antes de la baja?", se pregunta el analista.

El presidente y socio fundador, Enrique Erize, por su parte, señaló en un informe reciente que Brasil va a tener una cosecha de soja récord, que podría alcanzar los 180 Mtn este año, pero los productores "cosechan y venden, protegidos por una política cambiaria que los considera". Se refiere a la devaluación del real, que acumula más del 25% en los últimos meses. "¿Podrían los productores brasileños producir soja puesta en puerto a 265 dólares billete por tonelada como lo hace el productor argentino? Porque el resto se lo lleva el Estado", señala Erize.

Por eso, destaca: "Es clave que el Gobierno clarifique como seguirá esta historia de los DEX (derechos de exportación), para ver si conviene seguir apostando a un producto que no puede competir en la plaza internacional. Los DEX distorsionan la asignación de recursos al tiempo que condicionan la producción argentina", sentenció.