Desde 2015, cada 21 de marzo se celebra el Día Mundial del Vermut, una fecha que rinde homenaje a una bebida histórica con cada vez más presente y futuro. Hay quienes afirman que su origen -aunque con fines medicinales- se remonta a la Antigua Grecia, otros sostienen que nació en los pueblos germánicos.
Si hablamos del tradicional aperitivo como lo conocemos en la actualidad, su origen también está disputado entre Italia y Francia, durante el Siglo XVIII, desarrollando cada uno un estilo propio. En el país galo, se elaboraban a partir de vinos blancos y bien secos; en cambio, en la península itálica, solían ser más oscuros y dulces, con base de vinos tintos o blancos con caramelo para oscurecerlos.
La historia de los grandes jugadores mundiales del vermut comienza a partir del 1800, con Carpano (1838) como uno de los pioneros, a los que se sumarían Gancia (1850), Ballor (1856), Cinzano (1860) y Martini (1863). Eso por el lado de los italianos.
Por el lado de los franceses, en la zona de Marseillan, Noilly Prat se remonta a 1813 y se lo considera la cuna del vermut en Francia. Para completar la historia por todas costas del Mediterraneo, la familia Yzaguirre, en 1884, crearía lo que se considera como uno de los primeros vermú ibéricos.
Una de las curiosidades de estos grandes productores mundiales de vermut es que ninguno de ellos se dedica a la elaboración de vinos como producto final. En cambio, en nuestro país, cada vez son más las bodegas que optaron por elaborar vermut a partir de sus propios vinos.
Cinco vermut elaborados por bodegas argentinas
Quinde Vermouth Rosso, de Bodega Vinecol
Es uno de los pocos vermut orgánicos de Argentina, que nace a partir vino tinto 100% Bonarda del viñedo de la bodega ubicada en La Paz, el Este mendocino. Es bien al estilo italiano, con más de 12 botánicos en su preparación, de los cuales se resaltan ajenjo, salvia, incayuyo y coriandro. Es una partida limitada de 3.200 botellas.
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Guardianes del Cerro Bianco, de Durigutti Family Winemakers
Los enólogos y hermanos Pablo y Héctor Durigutti elaboran este vermut a partir de la variedad Pedro Ximenez de su viña en Las Compuertas, Mendoza. Pero no sólo las uvas provienen de su viñedo, sino también los botánicos, que crecen de forma natural en el cerro nativo que es parte de su finca, ofreciendo un perfil de aromas y sabores con mucha personalidad e identidad.
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Fasano Vermut Malbec, de Bodegas Bianchi
De los últimos lanzamientos de la bodega sanrafaelina. Se trata de un vermut rosso que une dos provincias argentinas. Su vino base está elaborado con Malbec con un toque de Moscatel, ambos de Mendoza, que se combinan con una selección de botánicos, hierbas y flores provenientes de las sierras cordobesas, más precisamente de La Cumbre.
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Léonce Rosé Criolla, de Bodega Piedra Negra
Ni bianco, ni rosso: Rosé. Este curioso vermut -al estilo francés- está elaborado a partir de vino rosado de uva criolla orgánica de Tupungato, Mendoza. Luego se combina con 21 botánicos, cítricos, especias y hierbas aromáticas. Su curiosa etiqueta y nombre es en honor a Léonce Récapet, bisabuelo de François Lurton, fundador de Bodega Piedra Negra en Argentina.
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Cantieri Navali Bianco
Cantieri Navali es el proyecto en conjunto de Felipe José Menéndez, viticultor de Ribera Del Cuarzo, y la reconocida bartender Inés de los Santos. El vermut bianco nace a partir de un blend de uvas blancas provenientes del Alto Valle de Rio Negro, que luego se unen a diferentes botánicos como la jarilla, la menta, el tomillo silvestre y el limón, que remarca su perfil cítrico y herbal.
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¿Cuánto vermut se consume en Argentina?
En Argentina se consumen cerca de 8 millones de litros de vermut al año. Y, en cuanto a la elaboración nacional, el último estudio realizado por la International Wine & Spirit Record (IWSR) sostuvo que la producción fue de 7,3 millones de litros, convirtiéndose en el principal productor de Latinoamérica, por encima de Brasil que elaboró 4,5 millones de litros.
El vermú, vermut o vermouth es un excelente compañero entre horas, ya sea para antes de comer o de sobremesa. Y, a diferencia de lo que pasa muchas veces con los vinos tranquilos, a nadie le importa si se le agrega soda, jugos de frutas, garnish de cualquier tipo o sólo hielo, convirtiéndolo en el "más irrespetuoso" de los vinos. Solo hay que recordar que está presente en tres de los cócteles más pedidos del mundo: Americano, Negroni y Martini.
