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Por qué los ascensos no siempre son una buena noticia: lo que revela el "Principio de Peter"

Michelle Perchuk

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Muchos profesionales alcanzan posiciones altas sin contar con las herramientas necesarias para desempeñarse con éxito. Adaptarse a nuevas responsabilidades requiere formación continua y una estrategia clara para potenciar fortalezas y cerrar brechas de conocimiento.

11 Febrero de 2025 18.00

El Principio de Peter establece que una persona competente en su puesto de trabajo será promovida hasta alcanzar un cargo que demande habilidades distintas a las que originalmente dominaba. En las grandes organizaciones, los ejecutivos confían en este mecanismo, bajo la premisa de que las empresas capacitarán a sus empleados para garantizar su permanencia a lo largo de los años.

Si bien la teoría plantea una visión optimista, no todas las organizaciones logran aplicarla de manera eficaz. En un mercado laboral cada vez más competitivo, muchas empresas enfrentan dificultades para retener talento, ya que los trabajadores cuentan con mayores oportunidades de desarrollo profesional.

La lección es clara: nada está garantizado y el desarrollo profesional, en caso de que la empresa no lo facilite, debe asumirse como una responsabilidad personal. Resulta fundamental buscar continuamente formas de mejorar las habilidades y participar en proyectos que permitan el crecimiento laboral. Si uno no lo hace, otros sí lo harán.

Preguntate: ¿cuánto esfuerzo pongo para adquirir las competencias que necesito el próximo año? No esperes a sorprenderte con una evaluación de desempeño. Buscá ayuda si no sabés cómo identificar tus fortalezas, pero sobre todo, entendé cómo pueden impulsar tu futuro profesional.

En primer lugar, los altos ejecutivos deben realizar un análisis sincero de las habilidades que les permitieron avanzar en sus roles anteriores. Es fundamental identificar con precisión las competencias clave, cuantificar los logros más significativos y explicar cómo esas fortalezas generaron valor dentro de la organización. Luego, al postularse para un ascenso, deben resaltar ese crecimiento personal de manera estratégica.

Los ejecutivos que progresan con mayor rapidez son aquellos que primero capitalizan sus puntos fuertes comprobados. Son promovidos a puestos superiores y continúan aprovechando los talentos que, en su momento, los convirtieron en figuras destacadas dentro de la empresa. Esto se alinea con el concepto de promoción basada en el éxito, tal como lo plantea el principio.

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Los ejecutivos deben evaluar con honestidad qué nuevas capacidades requiere el puesto al que aspiran y que aún no dominan. Luego, deben planificar cómo adquirirlas.

No obstante, los líderes más astutos comprenden que el éxito sostenido en posiciones de mayor responsabilidad exige una evolución constante. Por ello, además de destacar sus habilidades actuales, los ejecutivos deben evaluar con honestidad qué nuevas competencias demanda el puesto al que aspiran y que aún no han desarrollado. Luego, deben trazar un plan concreto para adquirirlas.

Una estrategia efectiva para cerrar esas brechas es diseñar un plan de desarrollo profesional que contemple cursos de formación, mentorías, asesoramiento especializado, liderazgo en proyectos clave u otras iniciativas que resulten pertinentes. Cada ascenso debe ser visto no solo como un logro, sino también como una oportunidad para alcanzar un nuevo nivel y asumir desafíos de mayor envergadura.

En este proceso continuo de logro, evaluación, mejora y aplicación de nuevas habilidades para futuros desafíos, los ejecutivos encarnan el espíritu del Principio de Peter. En lugar de verse limitados por él, capitalizan su comprensión del crecimiento profesional para proyectarse hacia nuevas oportunidades con un impacto aún mayor.

Además, como la mayoría de los cargos de alta dirección requieren una combinación de diversas competencias, la teoría deja en claro otro punto clave: la importancia de reevaluar constantemente el alcance de las responsabilidades y elegir estratégicamente a los miembros del equipo que complementen las áreas donde el líder tiene menos fortalezas.

Al identificar de manera honesta sus posibles debilidades desde el comienzo, los ejecutivos con visión estratégica pueden formar equipos de alto rendimiento que integren todos los talentos necesarios. De este modo, el grupo avanza en conjunto, con el líder como guía, potenciando las fortalezas complementarias de cada integrante para generar el mayor valor posible.

Si bien el Principio de Peter expone de manera irónica una actitud pasiva de "esperar y ver qué pasa", los líderes verdaderamente preparados adoptan un enfoque distinto. Transforman la introspección en el motor de su crecimiento, convierten sus habilidades en herramientas para empoderar a sus equipos y utilizan cada estancamiento como una plataforma de despegue hacia un impacto organizacional aún mayor.

Nota publicada por Forbes US

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