Máxima figura del rugby argentino, Hugo Porta cumplió 15 años con la Fundación Laureus, que lleva adelante proyectos deportivos de inclusión social.
La fundación Laureus tiene origen en los premios anuales homónimos a la excelencia deportiva, respaldados por Daimler (Mercedes-Benz) y Richemont (IWC Schaffhausen). En el 2000, influida por su presidente honorario, Nelson Mandela, viró hacia un propósito superior: trabajar lo social. En 2003, Hugo Porta, ya miembro internacional de Laureus, decidió traerla a Argentina. “Morné du Plessis armó la fundación en Sudáfrica, Boris Becker en Alemania, y yo acá”, indica. “Veníamos de la crisis del 2001”, recuerda Ana Lía Santarell, su mujer y directora ejecutiva de la fundación. Un contexto difícil pero con mucho para hacer. “El deporte tiene el poder de cambiar el mundo” es una frase de Mandela que Hugo repite con convicción.
¿Qué proyectos tiene la fundacióñ
Hoy tenemos 16 proyectos comunitarios en varios puntos del país. Y ya llegamos a 18.000 chicos, varones y mujeres, en 15 años. Ahora estamos haciendo una experiencia nueva con tres colegios, dos en Tres de Febrero y uno en Virrey del Pino. Es un programa de innovación educativa de tres años para que los maestros se apropien una nueva metodología de juegos para transmitir habilidades socioemocionales. A mí me gusta estar en los proyectos, hablar, jugar. En el trabajo social, además del dinero, lo importante es el contacto humano, que un chico sienta que alguien se interesa por él.
¿Qué debería dejar el deporte en un chicó
El deporte es un vehículo para el futuro. Es importante tener un cuerpo sano para una mente sana, para poder pensar. Nosotros ponemos foco en eso: encontrar un espacio en que los chicos se puedan expresar, que no sientan miedo. Es una cuestión de confianza, que pongamos objetivos comunes que nos permitan dejar de lado lo individual en beneficio de un colectivo.
¿Qué pensás del vínculo deporte y negocios?
Soy bastante crítico. Creo que el deporte es una cosa y el mundo de los negocios, otra. Manejar una empresa no es lo mismo que ser capitán de un equipo donde, en definitiva, todos se van a divertir. A mí me consideran un exitoso, pero perdí más de lo que gané, lo cual me permitió disfrutar más de lo que gané. Es una enseñanza valiosa.