Cómo cuidar el perfil digital
Cecilia Valleboni Forbes Staff
Cecilia Valleboni Forbes Staff
La información online es una primera impresión de alguien y los CEOs y altos ejecutivos no pueden escapar de esta exposición. Tips imprescindibles para cuidar el perfil digital.
De acuerdo al estudio IMS Mobile in Latam, los argentinos pasan 4,5 horas por día conectados desde el smartphone y el 85% utiliza las redes sociales. Por otro lado, un informe de la agencia Godixital asegura que “las empresas que no se adapten a la era digital pueden quebrar dentro de 10 años”.
Por eso, no estar no es una opción. Aunque, hay que saber administrar y cuidar el perfil digital para que no afecte a la seguridad. ¿La clavé Ser consecuente con el mundo offline.
Las publicaciones online son permanentes. A pesar de eliminar el post, el hecho que haya estado online permite que alguien haga una captura de pantalla para luego republicarla.
A su vez, las fotos que se suben se guardan en distintos servidores y es muy difícil borrarlas, además estas se indexan y hay sitios web donde se guardan los archivos de tweets, webs, entre otros.
Los teléfonos celulares guardan gran cantidad de información de la vida de una persona. Muchas de ellas, de carácter privado o sensible, como ser su vida familiar, documentos de la empresa en la que se desempeña y hasta información confidencial que se puede develar en una charla de Whatsapp o Telegram.
Así, uno de los issues es investigar los lugares donde llevan a reparar sus dispositivos, los lugares y redes en las que se conecta, el esquema de protección de datos personales y, sobre todo, la seguridad hogareña.
Tener un perfil online de Twitter, Facebook, LinkedIn o Instagram no significa que esa persona tenga que publicar o darle uso. En muchos casos, es asegurarse la propiedad de ese activo digital que tiene impacto en la reputación.
Por eso, sea cual sea la red social, el ejecutivo debe cuidar la información que brinda: no emitir juicios de valor para evitar posibles consecuencias o comentarios que puedan perjudicar su posición en la compañía.
Su correcto uso protege, porque las personas pueden escuchar la propia voz. En cambio, no estar online facilita el trabajo a los impostores, que pueden robar la identidad con un perfil falso. A veces, es difícil probar la identidad, lo cual podría ocasionar graves daños a la reputación.
Por otro lado, cabe destacar que tener presencia en redes como Facebook no implica que la vida del ciudadano es público, sino que existen filtros de seguridad para elegir qué información es pública y con quién se comparte cada información.
No publicar fotos con geolocalización (publicar después de haber visitado el lugar)
No exponer a los hijos. Evitar, también, información de instituciones de las que son miembros, fotos de boletines escolares.
No utilizar redes públicas para realizar transacciones privadas.
No guardar fotos y videos personales en el celular, sino en la nube bajo contraseña segura.
No tener las contraseñas de las redes sociales guardadas, cerrar las sesiones luego de utilizarlas o agregar segundo factor para ingresar a las redes.
Utilizar un segundo factor de autenticación. Esto implica registrar el teléfono celular mediante claves dinámicas (OTPS o Tokens).
De acuerdo a Sebastian Stranieri, CEO de Vu Security, los ataques de robo de identidad se basan en buena medida en técnicas de ingeniería social, es decir, convencer a una persona de hacer algo o a entregar algo sin darse cuenta, ya sea una clave o un dato confidencial.
“Al ser una persona expuesta públicamente, es muy sencillo relacionar lugares en los que estuvo con grupo sociales o personas con las cuales se interactúa, por lo tanto es un punto de contacto inicial para una acción fraudulenta”, asegura.
El clásico esquema de fraude “ponzi” se basa en la confianza, en generar acciones grupales de resultados rápidos. Esto, desde el perfil de una persona reconocida, es una bomba de tiempo.