Si un usuario pide un Uber o compra cualquier producto en Amazon, guarda sus fotos en Google Photos o mira el último capítulo de la serie del momento en Netflix, lo más probable es que no sepa la cantidad de movimientos técnicos y esfuerzo humano que hay detrás de esas simples tareas cotidianas que se activan haciendo un par de clicks con el mouse o tocando la pantalla de su celular. Pero lo cierto es que para que todo eso funcione bien, se necesita una enorme cantidad de procesamiento, de códigos de software y de teras y teras de información almacenada en varios servidores alojados en algún lugar remoto del mundo.
Así funciona la nube. Máquinas remotas y software que miles y miles de personas en cualquier lugar ejecutan al mismo tiempo y que gracias a internet, se puede ver un capítulo Mad Men en el celular sin haber instalado otra cosa más que una app. O guardar información en dropbox o mandar un correo desde Gmail o casi cualquier otra cosa de las que hacemos a diario.
Ahora bien, no solo las personas usan la nube. También las empresas. Toda la información de una compañía (y también su software, los programas que usan sus empleados, el procesador de texto donde escriben un memo, sus correos o el soft de gestión de proveedores, por ejemplo) que hasta hace poco se alojaba en los servidores internos y dependían de un señor “de sistemas”, ahora está afuera. ¿Dóndé en la nube. A este proceso (a la tercerización de la infraestructura tecnológica) se lo llama digitalización empresarial o, como está de más de moda ahora, “transformación digital”.
Para las empresas, trabajar en la nube les permite varias ventajas: agiliza los procesos, baja sus costos internos y permite generar más y mayores negocios. ¿Por qué bajan los costos? Porque no tienen que comprar servidores ni armar un data center para alojar sus datos. O no tienen que pagar actualizaciones (mantenimiento) en su infraestructura ni en el software que usan sus diez o miles de empleados. La empresa que usa algún tipo de servicio cloud, solo paga un fee mensual por el uso.
Juan Bello, VP Digital Solutions de GlobalLogic en LATAM, dice: “La posibilidad que ofrecen las tecnologías en la nube para escalar tanto en cantidad usuarios como en funcionalidades sin afrontar los problemas que implicaría una infraestructura de base, hacen que sean tecnologías especialmente atractivas a la hora de evolucionar productos tecnológicos, especialmente plataformas de Software que tienen como clientes muchos usuarios y empresas diferentes”. Y agrega que “Cerca del 60% de nuestros clientes de software están migrando a sus productos a la nube. Por ejemplo, BMC Software ha estado trabajando en la creación de nuevos productos tanto para la implementación de soluciones de autoservicio y gestión del ciclo de vida de software en la nube como para el resto de sus soluciones tradicionales”.
Es tan grande el cambio de paradigma en este tema que en el mundo las empresas invierten un presupuesto cada vez mayor en su transformación digital. Según Gartner, se estima que en los próximos 5 años, unos 1000 millones de dólares irán a parar a diferentes servicios en la nube (o cloud) y el total de inversión para este año 2018 será, atención, de unos 178 mil millones de dólares. Hay más números: según International Data Corporation (IDC), el gasto en estas tecnologías alcanzará los 266.000 millones de dólares en 2021. “Y en los próximos años, el 80% las compañías más grandes del mundo van a estar ejecutando sus soluciones de Misión crítica en la nube”, arriesga Bello.
Amazon, el pionero
Los antecedentes a las primeras nubes de computación distribuida se remontan a los años ´70 pero tomó fuerza y color recién a fines de la década del ´90. El pionero en este tema fue Amazon, cuando el gigante de e-commerce liderado Jeff Bezos lanzó en 2006 el “Elastic Compute Cloud” (EC2), una solución que le permitía a terceros alquilar servidores en su nube para desarrollar y ejecutar sus propias aplicaciones. Al servicio lo apodaron Amazon Web Services (AWS), que para tener una referencia del éxito que tuvo, en 2017 facturó casi 20 mil millones de dólares. Hoy la empresa es el mayor proveedor del mundo de servicios de cloud, alojando la información y aplicaciones de otras empresas (como Netflix, la NASA o Spotify), personas y gobiernos.
La torta que ofrece la nube es tan apetecible que Amazon ya tiene competencia fuerte en el rubro de los servicios cloud, software e infraestructura (reunidos en las siglas en inglés SaaS, PaaS y IaaS). Estados Unidos concentra a la mayoría de las empresas proveedoras (60%), como Google Cloud Platform, IBM Cloud, Salesforce, Oracle y Microsoft Azure, entre otras. En España crece fuerte Telefónica (con su marca Movistar B2B) y la empresa china Alibaba con Alibaba Cloud ya se transformó en el principal competidor asiático. Alemania y Suecia lideran, por ejemplo, el mercado europeo de cloud. Y a pesar del aumento en los riesgos de seguridad (un ítem importantísimo cuando se habla de este tema) cada vez más empresas deciden virtualizar su información. El máximo responsable de cloud de McAffee, Rajiv Gupta, alertó que por primera vez están surgiendo amenazas nativas para la nube. Y que no todas las emrpesas se defienden igual.
La torta se agranda. El negocio de la nube crece exponencialmente porque cada vez se suman más rubros debido al aumento de las tendencias tecnológicas que marcan el rumbo del sector. Aparecen nuevas tecnologías como Inteligencia Artificial (IA), Big Data, Internet de las Cosas (IoT), machine learning, Realidad Virtual (VR) y, sobre todo en los últimos meses, el blockchain.