La historia del polo argentino está guardada en las heladeras de un laboratorio ubicado en Pilar, provincia de Buenos Aires. A 200 grados bajo cero, descansan los genes de "todos los caballos del Hall of Fame de los que se conservó el ADN", revela Gabriel Vichera, co-fundador y director científico de Kheiron Biotech, la empresa capaz de volver a la vida animales que murieron hace más de 20 años.
En la pared de su oficina, el retrato de Birra, la yegua más premiada en la historia de este deporte, es fiel testimonio de esta tecnología. Y es que la historia de Kheiron comenzó hace más de una década, cuando Martín Barrantes y Daniel Sammartino, ex CEO de Techint Ingeniería y Construcciones, se unieron a un grupo de científicos argentinos para fundarla.
Junto a sus socios, Gabriel Vichera vio una oportunidad única cuando Adolfo Cambiaso, el polista número uno del mundo, remató un clon de su mejor yegua, Cuartetera, en US$ 800.000. "En Argentina teníamos la tecnología en la Universidad de Buenos Aires y no había ningún otro laboratorio en Latinoamérica con estas capacidades", explica a Forbes.
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De la clonación al diseño genético
"Lo que nosotros hicimos ahora con estos primeros caballos de diseño genético es hacer una réplica, pero en el camino podemos reescribir su genoma e introducirle cambios", explica Vichera.
Para entenderlo mejor, el científico lo compara con un procesador de texto: "Un clon es como hacer una fotocopia de genes. En el caso de la edición génica, puedo tomar ese texto en el cual las palabras son el ADN del individuo y puedo borrar alguna palabra, introducir un fragmento nuevo, o corregir faltas ortográficas".
El primer experimento fue exitoso. El equipo de Kheiron identificó una secuencia de ADN relacionada con la manifestación del tejido muscular en una yegua de polo multipremiada. "Hay distintas composiciones de fibras musculares que hacen que haya caballos más resistentes a distancias largas, y otros que son más rápidos y explosivos en carreras cortas", detalla Vichera.
Los desafíos de una industria emergente
De acuerdo con datos de 2024 de la Cámara de la Industria Nacional Equina (Camine), el sector genera más de US$ 30 millones anuales en exportaciones. Según estimaciones de la Asociación Argentina de Polo (AAP), el impacto económico total del polo y el turf combinados alcanzaría los US$ 500 millones anuales.
Mientras la clonación de un caballo parte de los US$ 40.000, el valor final puede alcanzar varios millones dependiendo del ejemplar. "Pensamos que vamos a tener entre 350 y 400 nacidos para 2025", proyecta Vichera. En cuanto a los caballos editados genéticamente, "son los primeros que nacen en el mundo, así que todavía no hemos evaluado su precio", explica.
Mientras tanto, el doping genético emerge como uno de los temas más controversiales en esta industria. A diferencia de las sustancias tradicionales, el dopaje implica modificar el ADN para mejorar el rendimiento deportivo. "No introducimos genes artificiales ni de otra especie", aclara Vichera. "Tomamos genes que existen en la naturaleza, en el genoma del caballo. Lo que hacemos es obtener un producto que puede ser obtenido por cruza natural, pero nosotros lo hacemos en forma más rápida".
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El interés internacional no se hizo esperar. Desde Rusia, México y hasta Emiratos Árabes, la tecnología argentina traspasa fronteras. De hecho, Kheiron está en negociaciones para ingresar al mercado de clonación y edición genética de camellos en Medio Oriente. "Hay camellos que valen millones de dólares más que los caballos", revela Vichera.
Otro hito importante de la empresa sucedió en 2021, cuando la Fundación Bill Gates otorgó un subsidio de casi US$ 4 millones para que Kheiron, en conjunto con la empresa estadounidense Recombinetics, desarrollara bovinos editados genéticamente resistentes al estrés térmico y con alta producción lechera para África.
"El mayor desafío todavía de la clonación es la reprogramación nuclear", explica el científico. "Cuando usamos una célula de la piel para hacer un individuo entero, tenemos que borrar sus marcas epigenéticas. Ese borrado es algo que se hace en forma ineficiente y aún, aunque la tecnología avanzó muchísimo, falta mejorar".
La empresa también investiga los xenotrasplantes, y busca producir órganos de cerdo compatibles con humanos. "Si tuviera presupuesto ilimitado", comenta Vichera, "invertiría en la extensión de la vida y el desarrollo de órganos de reemplazo para humanos hechos con animales".
En su laboratorio en Pilar, el equipo de Kheiron continúa expandiendo las fronteras de lo posible. "Estamos en un momento de convergencia tecnológica entre edición genética, inteligencia artificial, clonación y células madre", reflexiona.
Cuando se le pregunta sobre la posibilidad de clonar humanos, el científico es directo: "No tengo dudas de que técnicamente es posible. De hecho, estoy seguro de que yo lo podría hacer porque tengo el conocimiento, tanto de clonación como de fertilidad humana. En 50 años, cuando estas tecnologías estén aprobadas, lo que hoy parece una locura y antiético podría ser diferente". La pregunta ya no será si es posible clonar a Messi, sino si deberíamos hacerlo.