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Larsen recorrió Estados Unidos en una furgoneta Dodge Ram ProMaster 2019 mientra
Innovacion

Así es como Rand Larsen creó una comunidad para empresarios que cobra membresías de US$ 3000

Brandon Kochkodin

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Ser dueño de un pequeño negocio puede ser una tarea solitaria y agotadora. Los grupos de SMB Community, creados por Rand Larsen, ofrecen un espacio para intercambiar consejos y aprender a sobrevivir en medio del caos.

17 Marzo de 2025 19.30

El pequeño negocio de Rand Larsen es, literalmente, el mundo de los pequeños negocios. Más específicamente, su empresa ofrece algo similar a una terapia grupal para dueños de pequeñas empresas, pero a través de Zoom y con una membresía anual de US$ 3.000 en lugar de una tarifa por hora.

Para unirse, una empresa debe tener al menos US$ 1 millón en ingresos anuales. La mayoría de los miembros son hombres de entre 30 y 40 años, ambiciosos y orientados a la familia, que buscan hacer crecer sus negocios. El grupo los ayuda en ese camino, pero igual de importante, les recuerda que no son los primeros en atravesar las turbulencias del mundo emprendedor.

Durante una reunión virtual en marzo, ocho dueños de negocios se conectan desde Chicago, Austin, Carolina del Sur y otros lugares donde se encuentren. Sus escenarios (reales, no virtuales) van desde oficinas elegantes y bien equipadas hasta autos, cocinas y lo que parece ser un colectivo o un tren.

Con Larsen y un coach empresarial moderando la conversación, la reunión comienza con una pregunta sencilla: "Calificá cómo te sentís en una escala del 1 al 10". La mayoría se ubica en la parte alta de la escala. Uno de los participantes menciona, casi al pasar, que tuvo que despedir a un empleado. Un instante de silencio, seguido de un murmullo de comprensión. Todos ahí saben lo que eso significa. Otro comparte que pasó algunos días en el hospital. El grupo muestra una preocupación genuina, aunque también se permite una risa cuando bromea diciendo que, al menos, estar en cama le dio tiempo para ponerse al día con el papeleo.

La conversación gira hacia cómo mantener motivados a los equipos de ventas. Un empresario cuenta su estrategia: en su equipo juegan una especie de póker, donde cada venta le otorga al vendedor una carta. La idea es gamificar el proceso y hacer que los pequeños logros sean recompensados más allá del salario.

Estos pequeños momentos resaltan un problema mayor. Dirigir un negocio puede dar la sensación de estar solo, con frustraciones y desafíos que no siempre se quieren compartir con colegas o competidores en la Cámara de Comercio local o en una liga empresarial.

Las conexiones entre dueños de pequeñas empresas son difíciles de encontrar. Según una encuesta de Truist Bank de 2024, solo el 17% de los empresarios busca activamente el consejo de sus pares. Mientras que el 35% tiene un plan formal de crecimiento, menos de un tercio de ellos lo compartió con un asesor formal como un contador, abogado o banquero. En pocas palabras: la mayoría de los pequeños empresarios siguen adelante sin recibir consejos, ni de colegas ni de profesionales.

Desde hace más de un año, Larsen, de 29 años y fundador de SMB Community, estuvo recorriendo Estados Unidos en una camioneta Dodge Ram ProMaster 2019. Recorrió más de 16.000 kilómetros organizando encuentros para pequeños empresarios y promoviendo sus grupos de Zoom. En el camino, se convirtió en una especie de "agenda humana", el contacto clave cuando alguien necesita conectar con la persona indicada. Larsen estima que conoció a unos 500 dueños de pequeñas empresas en sus eventos, por los cuales, asegura, nunca cobra entrada. Tiene patrocinadores que ayudan a cubrir los costos y, en algunos casos, le pagan por organizarlos.

La empresa de Rand Larsen ofrece algo similar a una terapia grupal para otros dueños de pequeñas empresas
La empresa de Rand Larsen ofrece algo similar a una terapia grupal para otros dueños de pequeñas empresas

Uno de los primeros en unirse fue Matthew Saskin, de 41 años, dueño de East Coast Towing en Raleigh, Carolina del Norte, un negocio que espera generar US$ 9 millones en ingresos este año. Lo compró en 2022 por US$ 4.1 millones con la ayuda de un préstamo de la SBA (Administración de Pequeñas Empresas de EE.UU.). "La mayoría de nosotros tenemos deudas con la SBA, tenemos apalancamiento en nuestros negocios, y eso trae desafíos únicos que otros pequeños empresarios no pueden entender", dice Saskin sobre su grupo de Zoom.

Saskin también asiste a eventos de la Cámara de Comercio local. Sin embargo, señala que hay pocos emprendedores como él en esos encuentros. "Casi no hay miembros en la Cámara que encajen en nuestro perfil", explica. La estrategia de adquisición de empresas ganó popularidad, pero sigue siendo poco común en el mundo de los pequeños negocios. Aunque los datos son limitados, BizBuySell, un mercado en línea de compraventa de empresas, ofrece algo de perspectiva: en 2024, la plataforma registró 9.500 transacciones cerradas. Para ponerlo en contexto, la Cámara de Comercio de EE.UU. estima que existen más de 33 millones de pequeñas empresas en el país.

Cuando el perfil de Google Business de Jack Carr, de 33 años y dueño de Rapid Response Plumbing, Heating & Cooling en Brentwood, Tennessee, desapareció de la web, recurrió a su grupo de SMB Community. Ahí encontró a alguien que había pasado por la misma situación. "Me recomendaron a una persona con la que podía hablar para recuperar rápidamente mi principal canal de marketing", cuenta.

El negocio de climatización de Carr genera alrededor de US$ 5 millones en ingresos anuales, lo que equivale aproximadamente a US$ 14.000 por día. Si el consejo de su grupo de pares le ayudó a resolver el problema incluso unas pocas horas antes de lo que lo habría hecho por su cuenta, el costo de la membresía anual quedó cubierto.

De los cientos de pequeños empresarios que asistieron a los seminarios de Larsen, hasta ahora 35 se inscribieron en la membresía de networking. Cada uno es asignado a un grupo de pares que se reúne una vez al mes por Zoom, en encuentros moderados por Larsen y/o un coach empresarial que trabaja con él. Ahí intercambian estrategias, comparten anécdotas de batallas empresariales, se brindan apoyo moral y recuerdan que no son los únicos que cargan con el peso de la nómina, el crecimiento y la supervivencia de sus empresas.

"Dirigir una pequeña empresa puede ser una experiencia increíblemente solitaria", afirma Larsen. Su habilidad, ya sea innata o perfeccionada en sus días en Tau Kappa Epsilon Fraternity, es reunir gente.

Ahora bien, ¿cómo es que un joven de menos de 30 años se convirtió en un apóstol del networking para pequeñas empresas?

Larsen creció en Tacoma, Washington, y estudió emprendimiento en Boise State. Le atraía la idea de construir algo desde cero, considerándolo una apuesta más segura que el mercado de valores. "Si invertís en vos mismo, sos relativamente predecible", sostiene.

Su primer trabajo fue en R.S. Hughes, un distribuidor de suministros industriales. "Cosas muy aburridas, pero esenciales", dice. Paralelamente, trabajaba en una startup farmacéutica de cannabis que vendía tratamientos a residencias de ancianos. Pero lo que más le impactó no fue el cannabis, sino los geriátricos.

En 2019, lanzó su primer negocio: filmaba videos estilo documental de residentes mayores para sus familias. Convencer a los protagonistas para que participaran fue un desafío. "La revelación", explica, "fue que podés tener una idea de startup sofisticada que intente cambiar los hábitos de los consumidores, o podés seguir la corriente y hacer algo más práctico". Decidió cambiar de rumbo y vender testimonios en video a comunidades de retiro en su lugar.

El negocio iba camino a generar US$ 100.000 en ingresos hasta que la pandemia de COVID lo frenó en seco. Los geriátricos entraron en cuarentena, los contratos desaparecieron y, sin un horizonte claro, Larsen abandonó el proyecto. Sin embargo, la experiencia, en especial las habilidades en filmación y producción, lo preparó para lo que vendría después.

Mientras navegaba en Twitter (ahora X), encontró una publicación de trabajo de John Wilson, uno de los tantos promotores de la estrategia de adquisición de empresas, que defiende la idea de que comprar un negocio es más inteligente que iniciar uno desde cero. Wilson necesitaba a alguien que hiciera tareas operativas mientras aprendía el proceso de compra de empresas. La combinación de experiencia emprendedora y habilidades técnicas de Larsen lo hicieron ideal para el puesto, y su experiencia en videografía fue un plus: Wilson necesitaba ayuda con su pódcast.

Larsen hizo las valijas y se mudó a Akron, Ohio, al que sigue llamando su hogar cuando no está en la ruta. El plan era simple: entrenarse con Wilson y luego comprar su propio negocio. Después de 15 meses, comenzó a buscar oportunidades, pero sin el capital suficiente para concretarlo, tuvo que idear un nuevo plan.

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El negocio de Larsen surgió después de encontrar a algunos operadores dispuestos a compartir sus experiencias y reunirlos en una llamada.

Luego, en abril de 2022, Larsen conoció a un empresario en crisis. El hombre había comprado una empresa de climatización comercial con ingresos por US$ 18 millones. Pero luego las tasas de interés se dispararon, los constructores dejaron de contratar sus servicios y un estimador estaba errando en las ofertas y acumulando horas extra. En su primer año, perdió US$ 1,8 millones. Parte de esto era la lucha natural de la curva J que enfrentan los nuevos dueños. Parte fue simplemente mala suerte. De cualquier manera, se sentía como si estuviera hundiéndose.

Cuando Larsen lo conoció, el hombre estaba en su punto más bajo, preguntándose si acababa de llevar a su familia a la bancarrota. Larsen no había ido con la intención de hacer de terapeuta empresarial, pero a medida que avanzaba la conversación, quedó claro qué era lo que realmente estaba desgastando al dueño. "No podés hablar de estas cosas con los empleados", dice Larsen. "Ni siquiera con los gerentes. No querés sobrecargar a tu pareja. Y tus amigos simplemente no lo entienden", agrega. El empresario se sentía completamente solo.

Larsen tuvo una idea: hablar con otros empresarios que estuvieran lidiando con los mismos problemas. Se metió en Twitter, encontró a algunos operadores más dispuestos a compartir sus experiencias y los reunió en una llamada. Ese primer grupo de pares comenzó a reunirse cada pocas semanas. Era parte negocio, parte terapia de grupo. Incluso le pusieron un apodo: "terapia de trinchera".

Fue entonces cuando Larsen se dio cuenta de que esto podía ser más que un favor a un amigo. Podía ser un negocio.

Los clubes de negocios y los grupos de networking existen desde siempre. En los niveles más altos del mundo empresarial, los ejecutivos tienen grupos privados y costosos en los que pueden hablar con libertad. También existen cámaras de comercio locales, asociaciones comerciales y encuentros de la industria diseñados para conectar emprendedores. Pero estos espacios no están hechos para la honestidad. Nadie quiere exponer sus dificultades en una sala llena de competidores listos para aprovechar cualquier señal de debilidad. Para hablar de problemas empresariales con franqueza, se necesita confianza y ciertas reglas de juego, como la diversidad geográfica, para asegurarse de no estar entregándole a la competencia un manual sobre las vulnerabilidades del negocio.

Por la misma razón, en esos entornos es raro escuchar a los dueños de negocios hablar abiertamente sobre estrategias de salida. En la llamada de Zoom de marzo, la conversación giró en torno a la venta de una empresa. Se discutió qué múltiplo de EBITDA se puede obtener, si traer a un gerente general a tiempo completo implica ceder participación accionaria y cómo esa decisión afecta la valuación de la compañía. Estas son cuestiones clave, las que nadie quiere analizar delante de personas que algún día podrían competir contra su negocio o, peor aún, querer comprarlo.

Incluso cuando el entorno permite una conversación abierta, la combinación de empresarios tiene que ser la adecuada, y esa es parte de la propuesta de valor de SMB Community. Larsen diseña cuidadosamente los grupos de pares según el modelo de negocio y el nivel de ingresos, para que las discusiones sean relevantes, mientras separa a los participantes por ubicación geográfica para mantener la confidencialidad. Las empresas con ingresos entre US$ 1 y 7 millones se agrupan juntas, mientras que aquellas con más de US$ 10 millones tienen su propia cohorte. El objetivo es conectar a los miembros con pares que enfrentan desafíos similares, ya sea lidiar con problemas de flujo de caja o simplemente desahogarse.

"Desarrollás un callo", dice Larsen. "Al principio, la gente llega sintiéndose golpeada, como si fueran los únicos con dificultades. Luego, después de unas reuniones, se dan cuenta: 'Ah, no soy el único'", concluye.

Con información de Forbes US.

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