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19 Mayo de 2020 08.26

Diego Petracchi apostó a la “Economía Silver” con una red de residencias para mayores que acaba de inaugurar su primer edificio. El equilibrio entre la asistencia y la autonomía, la mala prensa de los geriátricos y por qué los problemas también pueden ser enriquecedores.

En la actual coyuntura, se está convirtiendo a las residencias para mayores en las ?malas de la películá”, dice Diego Petracchi, CEO de We Care, que hace apenas dos meses inauguró la primera residencia de una red para el cuidado de personas mayores que se centra en la preferencia de la persona con un “modelo que escucha y respeta los deseos del residente en lo que respecta a la atención y el estilo de vida”, según su presentación.

Los geriátricos y residencias para mayores atraviesan una de las crisis más importantes que hayan tenido. Según la OMS, más del 50% de las muertes por coronavirus en Europa fueron en geriátricos, y en Buenos Aires, donde hay más de 1.000 establecimientos de este tipo, ya murieron 29 personas. Pero, como dice Petracchi, “las residencias tienen un rol social indispensable en la comunidad”. Antes, durante y después de la pandemia.

We Care está ubicado en Bartolomé Mitre 1824, Balvanera. El edificio tiene 9 pisos, 7000 m2 y 62 habitaciones. Con ese espacio y dado que abrió hace muy poco tiene mucho margen como para garantizar uno de los ejes centrales de las política de prevención frente al coronavirus: el distanciamiento social. Además, “tenemos estrictos protocolos que incluyen cuidados muy estrictos en el ingreso e higiene de los empleados hasta limitar todo lo posible las personas en contacto directo con residentes, usando obviamente el equipamiento adecuado (barbijos, camisolines, etc). También por protocolo hacemos testeos propios periódicamente para tener información confiable y tomar decisiones al respecto”.

El proyecto, que ya lleva invertidos unos US$ 6 millones, nació de un déficit. Por cuestiones familiares, Diego Petracchi tuvo que recorrer residencias para personas mayores. Luego de conocer distintas instalaciones y evaluar las diferentes ofertas, quedó impactado por el poco nivel que se ofrecía, sobre todo en calidad edilicia. “Me llamó la atención que las mejores residencias se diferenciaban del resto mucho más por servicio que por edificio. No encontré ningún lugar realmente agradable de todos los que fui a visitar, y eso me impactó mucho”, explica.

Licenciado en Economía en la UCA y Master en Negocios de la Universidad de Stanford, Diego ya había pasado los 40 años y aunque seguía trabajando en relación de dependencia, aspiraba a independizarse. Así que se decidió a estudiar la industria de las residencias de mayores, una rama de la llamada “economía silver” subdesarrollada en Argentina: “Al estimar el mercado potencial de personas adultas, corregido por nivel socioeconómico y a su vez corregido por cuestiones médicas, vimos que la demanda ?durá, es decir, aquella que por necesidad va a necesitar ayuda para vivir, es muy superior a la oferta existente”. El modelo de red de operadores de centros es muy común en el resto del mundo. En EE.UU., por ejemplo, los 80 operadores más grandes tienen en promedio 100 edificios cada uno. En España y en Francia se verifica la misma tendencia, siempre con una escala muy superior al promedio argentino (inferior a las 40 camas).

“Al principio le dedicaba algún tiempo, luego me fui entusiasmando cada vez más hasta que tomé la decisión de armar el emprendimiento”, relata Diego sobre los inicios. Finalmente se decidió, cerró los detalles del proyecto y renunció a su trabajo.

La misión era clara: "Brindar servicios de la más alta calidad profesional y humana para el cuidado de la vida, respetando la individualidad de cada persona". El 100% fue integrado con capital de inversores argentinos. Del total de lo invertido hasta el momento (US$ 6 millones), 1.5 son gastos de startup no relacionados con la obra y 4,5M corresponden a la remodelación. “Si bien todos los análisis de demanda son optimistas y esta es una industria que funciona en el mundo, la propuesta de We Care de arquitectura de jerarquía + excelencia profesional, es una novedad y por lo tanto un ?startup? en términos de negocios”, dicen en We Care. El recupero de la inversión, aún con un dólar que inició en $ 17 y hoy supera los $ 60, se estima entre cuatro y cinco años.

Y, por supuesto, We Care no empezó ayer. Petracchi y su equipo estuvieron un año para encontrar el edificio adecuado, 8 meses para diseñar y cotizar su remodelación, y luego 18 meses de obra. Fue más de lo que esperaban, pero al menos dejó algunas lecciones: “Se necesitó una reforma profunda y a fondo de un edificio existente, donde prácticamente se modificó todo excepto el hormigón y cañerías de agua. El resto se hizo nuevo, ascensores inclusive. En la práctica quedó claro que una reforma de este tipo es más difícil que una obra de cero, porque van surgiendo imprevistos imposibles de detectar con anterioridad”.

Como dice Petracchi, “Nuestro objetivo fue muy claro desde el día uno: que We Care sea lo más parecido posible a un hogar, alejándonos de lo que puede ser la estética de un hotel, o de una clínica, por más que sea 5 estrellas. Al agregar las cuestiones operativas para mobiliarios y usos de personas mayores, surgen discusiones que insumen mucho tiempo pero son muy enriquecedoras”.

Con la autonomía como norte, las instalaciones hoy posibilitan el entrenamiento y la estimulación de las personas mayores: Jardín terapéutico, Paseo de marcha, Sala Snoezelen o multisensorial, gimnasio, Sala de usos múltiples.y una Unidad de Cuidados Especiales. Además, incluye espacios que facilitan la continuidad de las relaciones con la familia y los amigos: patio con parrilla a leña y horno de barro, confitería, micro cine HD, y gastronomía de alto nivel.

El equipo médico es dirigido por el. Dr. Ricardo Jáuregui un referente en temas de Envejecimiento, presidente electo de la Asociación Internacional de Gerontología y Geriatría, IAGG, para el período 2021-2025 y Board Member por Latinoamérica del International Institute on Aging, Malta, Naciones Unidas ? INIA`s., y de ALMA, Academia Latinoamericana de Medicina del Adulto Mayor.

“Desde el punto de vista del familiar, el aislamiento social hace más complejo el cuidado de un ser querido que necesita ayuda”, dice Diego Petracchi. “Contar con una estructura que brinde soluciones, muchas veces es la mejor alternativa. Las residencias para mayores cumplimos un rol social importante, ya que brindamos atención tanto al residente como a su familia”.

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