La maldita enfermedad COVID-19 ya lo demostró: vivimos en un duopolio ecológico de predadores y presas. Nada de eso cambiará.
Así las cosas, en nuestra búsqueda por mudarnos afuera del planeta, primero a la Luna y a Marte y después todavía más lejos, ¿qué probabilidades hay de que un exoplaneta también tenga microbios letales para otros organismos vivos? ¿En otras palabras, se dará la misma dinámica de predadores y presas a escala cósmicá
La mayoría de los ecosistemas terrestres, si no todos, depende de que algunas formas de vida se alimenten de otras para obtener energía u otros nutrientes, explica Ken Stedman, virólogo de la Portland State University en Oregon. Además, los virus necesitan infectar una célula viva para reproducirse, agrega Stedman.
El virión inerte (la particular viral visible bajo el microscopio electrónico) es como una semilla o una espora que solo puede replicarse en un ambiente adecuado. Cuando lo encuentra, reprograma la maquinaria celular para producir más viriones y liberarlos desde la célula anfitriona a las demás, escribieron Stedman y otros científicos en un paper publicado en 2018 en Astrobiology Journal.
Por ejemplo, el SARS-CoV-2 infecta las células humanas (y posiblemente las de murciélagos) y las hace fabricar más SARS-CoV-2, explica Stedman. Ante todo, la COVID-19 se debe a la reacción del sistema inmunológico a la infección viral y no al contagio en sí.
Promotores de la evolución
Pero no todos los virus son malos. A lo largo de miles de millones de años, los organismos pluricelulares se han visto estimulados y provocados a adaptarse y evolucionar para contrarrestar las infecciones fatales de todo tipo de virus. Hasta el ecosistema de la Tierra fue afectado por virus.
Hasta hace unos 2.000 millones de años, la atmósfera terrestre prácticamente no tenía moléculas de oxígeno (O2), según señala un informe publicado por la American Society of Microbiology en 2013. Entonces, los niveles de oxígeno del planeta aumentaron en lo que se llama la Gran Oxidación, que coincidió con la fotosíntesis oxigénica.
Según el informe de la ASM, en los océanos la fotosíntesis fue impulsada por las cianobacterias, pero buena parte de su actividad fotosintética puede atribuirse a cianófagos virales (virus que infectan células de bacterias). Se cree que la expresión de esos genes de fotosíntesis durante la infección no solo fomentó la fotosíntesis en el anfitrión, sino también la replicación de los cianófagos, concluye el informe.
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“Si no hubiera virus en la Tierra, la vida probablemente habría consistido en una capa de limo”, afirmó Stedman.
En cuanto al origen de los virus, algunos investigadores creen que podría tratarse de genes que escaparon de las células o descendientes de algunas de las formas de vida más antiguas de la Tierra.
Los virus son la única forma de vida que usa RNA como material genético primario, agrega Stedman.
¿Amenaza del espacio exterior?
Si en el futuro distante los seres humanos colonizaran un exoplaneta o incluso Marte y encontraran virus allá, ¿esos virus podrían infectar nuestras células como los de la Tierrá
Stedman afirma que sería muy improbable, a menos que un exoplaneta tuviera vida muy semejante a la humana.
¿Qué impide a un virus infectar una célulá
Según Stedman, la célula debe contar con el receptor apropiado en su superficie (con el que virus evolucionó para interactuar). También debe contar con los mecanismos que necesita el virus para replicarse.
¿Y si encontráramos virus en Marté
“Me encantaría analizar un rover con un microscopio electrónico, pero todavía no lo hizo nadie”, declaró Stedman.
Autor: Bruce Dorminey