Las campañas políticas no suelen generarles ingresos a los multimillonarios. Si no, basta preguntarle a Mike Bloomberg, quien dejó US$ 1.100 millones en su apuesta presidencial sin éxito este año. O Tom Steyer, quien gastó US$ 342 en la suya. O Ross Perot, quien quemó US$ 75 millones en dos campañas fallidas en los 90. O incluso Donald Trump, quien contribuyó con US$ 66 millones a su campaña de 2016.
Sin embargo, una vez que llegó a Washington, Trump cambió la tradición. El día de su asunción, Trump presentó los papeles para su reelección, lo que le permitió seguir juntando dinero entre quienes lo apoyan mientras cumplía su mandato. Mientras los demás le llenaban las arcas, Trump se sentó y observó, y nunca donó para su releeción. En cambio, hizo lo opouesto, sacando dinero de su campaña al pasar gastos como alquiler, comida, hospedaje y costos legales. Con esto, el presidente se las arregló para mover US$ 2,7 millones de quienes lo apoyan a sus negocios entre su primer día en función en 2017 y el día de la elección en 2020, según un análisis de documentos de la Comisión Federal Electoral.
Los US$ 2,7 millones representan una pequeña porción de los US$ 785 millones que la campaña de Trump tomó entre enero de 2017 y noviembre de 2020. Sigue siendo un misterio por qué Trump, que se estima tiene una fortuna personal de US$ 2.500 millones, no cubrió los costos haciendo una donación.
La mayoría del dinero fluyó a través de la Trump Tower. Alrededor de un mes después de que Trump se convirtiera en presidente, su campaña le pagó US$ 159.000 a Trump Tower Commercial, la entidad a través de la cual retuvo el 100% de la participación en Trump Tower. El edificio había sido la sede de su campaña en 2016, e incluso aunque el equipo de Trump abrió otra sede en el área de DC, la campaña continuó gastando cerca de US$ 40.000 por mes en el espacio de la Trump Tower durante la elección 2020. Los pagos por el alquiler terminaron sumando US$ 1,6 millones.
Otras entidades también juntaron grandes sumas. En mayo de 2017, el defensor general Rod Rosenstein nombró a Robert Mueller para actuar como asesor especial, autorizándolo a investigar la interferencia rusa en la elección de 2016. El timing puede haber sido una coincidencia, pero al mes siguiente la campaña de Trump pagó US$ 90.000 por "consultas legales" a una compañía llamada Trump Corp., también propiedad del presidente. Los reportes de información financiera de Trump describen la entidad como "una empresa de management". No es claro por qué una empresa de management debería proveer asesoramiento legal. Así y todo, Trump Corp. continuó cobrando por el trabajo legal durante la campaña y expandió sus servicios para incluir tecnología. Para el día de la elección, había recibido US$ 293.000 de la campaña de Trump, según el análisis de los documentos.
En noviembre de 2017, la campaña de releeción empezó a hacerle pagos misteriosos a otras de las compañías del presidente, llamada Trump Plaza. La entidad controla propiedades en New York que incluyen un garage, espacio de retail y dos edificios de departamentos. Las presentaciones federales categorizan los pagos como "alquiler", pero no está claro exactamente qué alquilaba la campaña de Trump. Ninguna de las tiendas servía como punto de campaña. Un operador de estacionamiento parecía estar alquilando el garage. Y los residentes de los departamentos dicen que no vieron ningún signo de la campaña. En agosto de 2019, la campaña dejó de pagarle alquiler a Trump Plaza, luego de haberle dado casi US$ 84.000.
Una entidad adicional llamada Trump Restaurants, también propiedad completa del presidente, le cobró alquiler a la campaña. La empresa parece estar conectada al subsuelo de la Trump Tower, que alberga varios restaurantes. Parece probable que los pagos a Trump Restaurants cubrieran el alquiler de un pequeño puesto de souvenirs, cerca de Trump Grill y de Trump's Ice Cream Parlor. El dinero llegaba mes tras mes, usualmente US$ 3.000, incluso después de que el Covid frenara el tráfico a pie en los locales. Para el día de la elección, Trump Restaurants había obtenido US$ 129.000 de la campaña.
El imperio hotelero de Trump también recibió su pago, especialmente en los últimos días de la campaña. El 28 de agosto, Trump Hotel Collection aceptó un pago de US$ 55.000 de la campaña. Le siguió un cheque de US$ 15.000 una semana después. Otros US$ 51.000 llegaron a fines de septiembre. Luego US$ 97.000 en octubre. En total, los holdings de hospitalidad de Trump recolectaron US$ 503.000 de su campaña -55% de los cuales entraron en los tres meses previos al 3 de noviembre, cuando los estadounidenses fueron a la urna.
La campaña de Trump previamente aseguró que sus pagos a las compañías de Trump son acorde a la ley, que permite esto mientras ocurra a tarifas de mercado. Es difícil verificar si la campaña pagó tarifas justas, porque hay mucho que no se sabe de las transacciones. ¿Cuántos metros cuadrados alquiló la campaña en Trump Tower? ¿Qué tipo de asesoramiento legal y tecnológico hizo Trump Corp. por la campaña? ¿Qué alquiló la campaña en Trump Plaza? Y así. Con la campaña ya terminada, esas preguntas quizá nunca sean respondidas. Cuando se les consultó sobre esto a los representantes de la Trump Organization y de la campaña, no respondieron.