Durante una manifestación en Scranton, Pensilvania, en la víspera del día de las elecciones, un presidente Trump fuera del guión, combativo y divagante; arremetió contra una amplia gama de celebridades y políticos, incluidos Lady Gaga, Bon Jovi y LeBron James. En lugar de destacar sus logros políticos para su argumento final de por qué debe ser reelecto, el actual mandatario se inclinó por librar una guerra cultural.
"Lady Gaga no es demasiado buena", dijo Trump y agregó crípticamente: "Podría contarte historias sobre Lady Gaga". La cantante provocó la ira de Trump y sus aliados después de publicar un video respaldando a Biden y por su aparente postura contra el fracking.
Después de criticar a la reconocida artista, llegó el turno de Bon Jovi, quien actuó en un evento de Biden durante el fin de semana. Y no se detuvo allí, ya que después arremetió contra Los Angeles Lakers y LeBron James.
Trump le dijo a la multitud que no vio las Finales de la NBA porque se "aburrió" y afirmó que los índices de audiencia de la NBA bajaron porque LeBron y otros jugadores no "aman nuestro país".
Según The New York Times, Trump generó frustración tanto en los republicanos como en sus ayudantes, ya que no supo destacar todos los logros de su administración en los últimos días de campaña. Por ejemplo, agregar a la jueza Amy Coney Barret a la Corte Suprema. En cambio, prefirió vagar por la tangente y criticar todo lo que se ponía delante de él para el deleite de la multittud.
El domingo pasado, Trump sugirió que despediría al Dr. Anthony Fauci, el principal experto del país en enfermedades infecciosas, después de las elecciones. Y el viernes afirmaba sin fundamento que los médicos informaron en exceso las muertes por COVID-19 para obtener ganancias financieras.
Autor: Jack Brewster.
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