Hace más de 20 años que no se producía una catástrofe como la ocasionada por este sismo de magnitud 7,8 de la escala de Richter. Miles de edificios colapsaron mientras el país dormía; hospitales y escuelas destruidos y decenas de miles de personas resultaron heridas o quedaron sin hogar en varias ciudades turcas y sirias. Según el último informe de las autoridades, hay más de 6.000 muertos confirmados.
La reacción del gobierno turco no se hizo esperar, el presidente Tayyip Erdogan, declaró ayer zona de desastre a las 10 provincias afectadas, imponiendo un estado de emergencia por los próximos tres meses.
Organizaciones gubernamentales de todo el mundo ya están en acción luego de que un funcionario de la ONU advirtiera que miles de niños pueden estar entre los muertos.
Desde las primeras horas del lunes el número de víctimas fatales fue aumentando. Primero dijeron 800, 900 y enseguida dijeron más de 1.000 pero hoy por la mañana el vicepresidente Fuat Oktay, anunció ofialmente que ya eran 3.419 personas.
Según la agencia Reuters, las autoridades turcas reconocieron que fueron afectadas unas 13,5 millones de personas en un área que abarca aproximadamente 450 km desde Adana en el oeste hasta Diyarbakir en el este, y 300 km desde Malatya en el norte hasta Hatay en el sur.
La Autoridad de Manejo de Desastres y Emergencias de Turquía (AFAD) dijo que 5.775 edificios fueron destruidos en el terremoto, que fue seguido por 285 réplicas, y que 20.426 personas resultaron heridas.
Un gran incendio seguía ardiendo el martes en el puerto de Iskenderun, en el sur de Turquía dice Reuters y agrega que las imágenes de drones de Hatay mostraron docenas de bloques de apartamentos colapsados, lo que indica que el número real de muertos probablemente sea mucho mayor que el recuento actual.
Las malas conexiones a Internet y las carreteras dañadas entre algunas de las ciudades turcas más afectadas, hogar de millones de personas, obstaculizaron los esfuerzos para evaluar el impacto y planificar la ayuda.
Con elecciones reñidas programadas en solo tres meses, el gobierno de Erdogan enfrenta un desafío de reconstrucción de miles de millones de dólares justo cuando estaba acelerando su campaña de reelección.
Se espera que la economía, ya tensa por una inflación del 58%, crezca un poco menos de lo esperado este año, dicen los analistas.
La situación en Siria
Los funcionarios de ayuda expresaron especial preocupación por la situación en Siria, que ya sufre una crisis humanitaria después de casi 12 años de guerra civil. En Siria, el número de muertos se situó en poco más de 1.600, según el gobierno y un servicio de rescate en el noroeste controlado por los insurgentes.
Las autoridades sirias han informado de muertes tan al sur como Hama, a unos 100 km del epicentro. A la tragedia se suma el duro clima invernal que obstaculiza esfuerzos de búsqueda y la entrega de ayuda a cientos de personas como los refugiados sirios -miles de familias que perdieron su hogar por la guerra- que ya estaban en una situación humanitaria límite y ahora, además, sin agua, electricidad ni combustible.
En toda la región, los rescatistas trabajaron durante la noche y la mañana en busca de sobrevivientes mientras la gente esperaba angustiada junto a montones de escombros, aferrándose a la esperanza de encontrar con vida a amigos y familiares.
La reacción en el mundo
El vocero de UNICEF, James Elder, dijo a los periodistas que si bien los números verificados aún no estaban disponibles, "sabemos que decenas de escuelas, hospitales y otras instalaciones médicas y educativas han sido dañadas o destruidas por los terremotos, afectando enormemente a los niños".
Calificando al terremoto como el más poderoso que ha golpeado la región en casi 100 años, Elder dijo que los refugiados sirios en el noroeste de Siria y en Turquía estaban entre los más vulnerables.
"Ahora es una carrera contra el tiempo", dijo en Ginebra el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus. "Cada minuto, cada hora que pasa, las posibilidades de encontrar sobrevivientes con vida disminuyen".
La OMS estaba especialmente preocupada por las áreas de Turquía y Siria donde no había surgido información desde que ocurrió el terremoto, agregó Tedros.
Este terremoto fue el más grande registrado en todo el mundo por el Servicio Geológico de EE.UU. desde uno en el remoto Atlántico Sur en agosto de 2021.