Alejandro Macfarlane controla Camuzzi, la mayor distribuidora de gas natural del país, en pleno proceso de expansión. Suba de tarifas y busca de fondos frescos para invertir.
Cuando hace seis años Alejandro Macfarlane dejó vacante la presidencia de una de las mayores distribuidoras de electricidad del país, Edenor, para hacerse con una empresa menor pero propia en el rubro, Edelap, los medios titularon la noticia con referencias al salto “de CEO a dueño”. Pues bien, desde hace un año, el salto fue de mercado: de la luz al gas. Sin abandonar el negocio de la energía, en mayo del año pasado, desembolsó US$ 86 millones para convertirse en el principal accionista de la mayor distribuidora de gas de la Argentina, tras desprenderse de sus compañías eléctricas, valuadas en US$ 260 millones. Ahora, como principal accionista de Camuzzi, apuesta a una fuerte expansión de la compañía cuyo compromiso de inversión asciende a US$ 500 millones.
De 2005 a 2012, Macfarlane fue presidente y CEO de Edenor, la distribuidora que provee electricidad desde la avenida Rivadavia hacia el norte y una de las empresas del grupo Pampa Energía, de Marcelo Mindlin. Dejó su cargo cuando logró definir una negociación por las endeudadas EDELAP y EDEA, distribuidoras que a su vez vendió en marzo de 2017 al competidor grupo ESA, que preside su viejo conocido Rogelio Pagano, ex CFO de Edenor en los tiempos de Macfarlane.
Bajo el paraguas de Disvol Energía, el holding creado para reunir sus compañías del que posee el 80% de las acciones, ingresó en Camuzzi en 2013, participación que amplió el año pasado para tomar el control de la empresa que distribuye el fluido natural en Buenos Aires y La Pampa (CGP) y en las provincias patagónicas (CGS). Entre ambas, cubren el 43% del territorio nacional y abastecen un consumo cuatro veces mayor que al norte de su área (1.000 m3/día, promedio residencial). Desde abril pasado, encara un plan de inversiones a cinco años por $ 10.000 millones, para incorporar 500.000 clientes al gas de red.
En plan de acelerar el cronograma de esa inversión comprometida, ultima los detalles para la emisión de un bono por US$ 350 millones. “A diferencia de la electricidad, el consumidor que tiene gas no se queja. El problema es con el que no lo tiene, y tiene que proveerse del fluido con garrafas. En los próximos cinco años, se van a incorporar al sistema de red casi dos millones de usuarios, de los que 450.000 serán abastecidos por Camuzzi. Ya este año sumaremos a nuestra distribución a 100.000 clientes nuevos”, dice el empresario.
¿Cómo está la situación actual de las empresas del downstream en el sector?
Ahora están todas normalizadas. Las dos transportistas y las ocho distribuidoras están haciendo las inversiones comprometidas y salieron de los problemas que acarreaban desde hace años.
Entonces son buenas las perspectivas del gas en los próximos años.
Para el caso de Camuzzi, sin dudas, lo que viene es una gran expansión: podemos sacar a mucha gente del GLP y pasarla a gas natural. En zonas específicas, como Mar del Plata y San Martín de los Andes, como no se hicieron las inversiones en distribución por falta de recursos, no se podía aumentar la cantidad de usuarios. Los caños tienen una capacidad limitada de inyección de gas y, como no les daban tarifas, los distribuidores no invirtieron más pero la población de la ciudad creció exponencialmente. Entonces, con esa realidad precedente, si se conectan nuevos usuarios al sistema existente, los antiguos se quedan sin fluido. Por eso, estamos ampliando la red, que implica una obra privada enorme y costosa, para sumar nuevos puntos de distribución comercial y domiciliaria. Estamos hablando de una inversión de $ 10.000 millones a cinco años, que se estableció en el contrato de concesión.
Con el cambio de contexto del mercado, ¿qué cambios hubo que implementar hacia adentro de la compañíá
Una de las cosas que más nos costaron al ingresar a la compañía es cambiar una cultura; la realidad es que hacía 15 años que el sector de capex no trabajaba. Se tuvieron que reactivar las licitaciones y la relación con los contratistas, porque Camuzzi no pone el caño, terceriza su instalación. Quienes conducen los puestos de mando en las diez cabeceras de la empresa hace mucho que no tenían nuevos pedidos y, de repente, tenemos 50 frentes de obra al mismo tiempo. Por eso, trajimos un equipo de gestión nuevo, que aporta el expertise en distribución de las eléctricas.
¿Cuáles son los pros y los contras de ser el mayor distribuidor de gas natural de país?
Más allá del tema tarifas, que acomodó un poco la situación de las empresas, el compromiso ahora es incorporar estos casi 500.000 nuevos usuarios al sistema. Pero, a diferencia de la electricidad, donde se castiga con multas por la cantidad y duración de los cortes de suministro, en el gas hay una obligación por contrato de ejecutar las inversiones comprometidas de acuerdo con la tarifa fijada de antemano. Son modelos distintos de control y, por ende, consecuencias diferentes para los incumplidores que pueden llevar incluso a la quita de la concesión.
La recomposición de las tarifas no es un tema menor. ¿Cómo vivís el proceso, que parece tan traumático para los consumidores?
Puedo contestar 50 cosas diferentes pero, en realidad, cuando el Gobierno anunció la suba, no hizo otra cosa que cumplir con la ley. Y, en verdad, correspondía que lo hagan de un día para el otro, pero se dividió en tres tramos para que no tuviera tanto impacto. Creo que es parte del ciclo económico que plantea el Gobierno, de más largo plazo, un gradualismo que nosotros acompañamos desde el minuto uno.
A veces no queda claro que una factura más cara implica más acceso de usuarios a la red. ¿Falla la comunicacióñ
Me parece que nosotros, como compañía, deberíamos explicarlo más y mejor. Es un proceso que lleva tiempo e implica grandes inversiones y muchas obras, licitaciones, contratistas, realización de pozos, tendido de caños. Cuanto antes lo terminemos, más rápido vamos a dar el servicio a los nuevos clientes y, en consecuencia, aumentará nuestro EBITDA y la facturación. Por eso, vamos a emitir un bono de US$ 350 millones en Nueva York, para acelerar el plan de inversiones y capex de CGP, CGS, y tratar de adelantar el plazo del 2022.
¿Qué miran los inversores a la hora de prestarté
Básicamente, la capacidad de repago. También miran el management, pero lo que más les interesa ver es la capacidad de la compañía para generar recursos para pagar la deuda. En nuestro caso, vamos a emitir a diez años bullet, aunque el plazo dependerá de cómo evolucione el mercado de deuda. Esta alternativa ya la hice para Edenor en 2009 y pagué el 8%.
¿Cómo impacta la falta de gas, como ocurrió hace unos años, o los problemas con el transporté
Yo recibo el gas de la transportista y así lo entrego a mi red. La industria y el comercio son consumos plenos, constantes a lo largo de los días. El cliente residencial consume exclusivamente por problemas de temperatura: un poco para cocinar y muy fuerte para la calefacción. Con los picos del invierno, hay mucha demanda de gas y, en el pasado, cuando no había moléculas para entregar, en vez de cortarles el servicio a los domicilios, se lo hacían a una industria. Después lo resolvieron con los buques, sobre todo de Qatar, Nigeria y Trinidad y Tobago, pero el problema es el alto precio de ese fluido importado. En ese momento, se complicó el tema de costos y precios, nada que ver con el lifting cost de un proveedor de YPF, que aumenta un 3% anual. Esto es lo que ahora el Gobierno está tratando de ordenar.
¿Con tarifas?
No, acá lo que había que discutir era el tema de los subsidios, que claramente tenían una raíz ideológica. Lo que el usuario no está pagando porque el Estado lo subsidia, igual lo va a terminar pagando con el IVA de otros consumos. A mí me parece que no tenía mucho sentido; el planteo del kirchnerismo era muy claro: que la gente tenga menos costos en su casa para disponer de más ingresos para otro consumo. Sin embargo, no logró identificar a quiénes era prioritario otorgar los subsidios y terminó beneficiando a todos.
Te tocó convivir con personajes hoy muy cuestionados, como De Vido y Baratta. ¿Cómo era esa relacióñ
En general, tuve una buena relación, salvo algunas complicaciones que aparecieron en algún momento. Puedo haber estado más o menos de acuerdo con ellos, pero no me quejo. Igual, yo no hubiera hecho lo que hicieron.
¿Cuál fue el momento más complicadó
El 2013 fue un año difícil. El sistema de distribución de energía eléctrica ajustó la falta de ingresos, por no tener actualización de tarifas, y dejó de pagar la energía que vendía CAMMESA. Nosotros fuimos los primeros en hacerlo y ahí el panorama se puso un poco feo. Es complicado porque esa deuda sigue en el balance y es difícil de explicar ante un banco: “Este rojo lo tengo porque me deben tarifas desde hace años”.
Más allá de las inversiones en Camuzzi, ¿existen otros planes con Disvol?
Sí, fuimos con proyectos de energías alternativas a las dos rondas del plan Renovar, pero perdimos en ambas. Creo que le estamos pidiendo demasiado retorno a la inversión. Llevamos solo planes para energía solar y los chinos se quedaron con todo, incluso una operación muy grande en Jujuy que nos interesaba. Creo que es una de las grandes cosas que pasó en Argentina: conseguir un retorno sobre la inversión del 16 o 17% es muy difícil. En todas las PPA que hubo y los PPP de los corredores viales que llegan ahora, yo no estoy viendo negocios que estén muy por encima del 10%.