Pese a que Arabia Saudita, Rusia y los demás miembros de la coalición entre la OPEP y otros productores firmaron un acuerdo histórico para recortar la producción durante la crisis del coronavirus, una avalancha de petróleo no encuentra espacio en refinerías ni tanques. Esto podría poner en jaque a los productores una vez que se colmen las reservas.
Una flota de buques petroleros con petróleo de Arabia Saudita se dirige a EE.UU. según el Wall Street Journal. Esos barcos, que zarparon antes de que la OPEP y sus socios cerraran el acuerdo la semana pasada, contienen el séptuple de petróleo de lo que exportó Arabia Saudita a EE.UU. por mes el año pasado.
Según datos divulgados por CNBC, los envíos de petróleo saudita a EE.UU. ya casi se cuadruplicaron desde que surgió el brote del virus y comenzó la guerra de precios. Las exportaciones saltaron de un promedio de 366.000 barriles por día en febrero a 829.540 barriles por día en marzo y a 1,46 millones de barriles por día en las primeras dos semanas de abril.
La semana pasada, Arabia Saudita y Rusia acordaron recortes históricos de su producción de petróleo tras pasar semanas enfrascadas en una guerra de precios que devastó el mercado de petróleo mientras se desplomaba la demanda por el coronavirus. Sin embargo, el acuerdo no alcanzó para estabilizar los precios: el 20 de abril, el petróleo WTI (la cotización de Estados Unidos), llegó a la zona de los 10 dólares, su piso histórico.
La primera víctima importante de la crisis en EE.UU fue la perforadora de shale Whiting Petroleum, que solicitó protección por bancarrota debido al derrumbe de los precios. Occidental Petroleum, con sede en Houston, ya venía con complicaciones porque estaba muy endeudada. La empresa eligió realizar el pago trimestral de dividendos de US$ 200 millones que le debe a Berkshire Hathaway, el conglomerado del multimillonario Warren Buffett, en acciones en vez de efectivo.
No existe un acuerdo viable que llegue a recortar la oferta lo suficiente como para compensar semejante caída de la demanda en el corto plazo, advirtió el miércoles la Agencia Internacional de Energía, que anticipa que el desplome de los precios y el crecimiento de las existencias obliguen a los productores estadounidenses a recortar mucho su producción este año. Para diciembre, la agencia estima que la producción estará 2 millones de barriles por debajo del nivel de diciembre de 2019.
El mes pasado, una guerra total de precios entre dos de los principales productores mundiales, Rusia y Arabia Saudita, sacudió los mercados globales justo cuando empezaba a desplomarse la demanda por el brote de coronavirus. Cuando los miembros de la OPEP ?un cartel que reúne a 13 de los principales productores del mundó y Rusia se reunieron en Viena para discutir recortes de oferta con el objetivo de aliviar la espectacular caída de la demanda, Rusia no se mostró de acuerdo, lo que suscitó especulación con que Moscú esté tratando de bajar los precios a propósito para ganar participación de mercado y castigar a la floreciente industria del fracking en EE.UU. La petrolera estatal de Arabia Saudita, Saudi Aramco, respondió con el anuncio de que aumentaría su producción a más de 10 millones de barriles por día en abril y recortaría sus precios para vender más barato que Rusia y otros competidores. Los mercados quedaron muy golpeados: los precios llegaron a caer más de 30% y tocaron mínimos que no se registraban desde la primera guerra del Golfo, en los años noventa.
Una consecuencia inesperada de los shocks simultáneos de oferta y demanda se ve en el almacenamiento: a medida que aumenta la producción y se desploma la demanda, el mundo se va quedando sin lugares para guardar el petróleo.
Autora: Sarah Hansen