Los testeos masivos siguen demorados y una vacuna contra el coronavirus tardaría al menos un año en salir al mundo. Pero en plena guerra contra la pandemia, una brigada de robots está respondiendo a un llamado esencial: la desinfección de superficies.
Están saliendo de a cientos y no solo rumbo a hospitales y hogares para ancianos, sino también a una amplia variedad de espacios públicos, tales como edificios del Gobierno, oficinas, hoteles, aeropuertos y universidades. Desesperados por proteger a la gente, administradores de todos los colores buscaron una solución en la industria global de la robótica, y la respuesta no tardó en llegar.
La empresa danesa UVD Robots, líder en los robots de desinfección totalmente autónomos que usan luz ultravioleta, exportó cientos de unidades a China en febrero y otros cientos a toda Europa en marzo. Los hospitales de todo el mundo están empezando a descubrir la desinfección autónoma, afirmó el CEO de Robots, Per Juul Nielsen. Estamos fabricando estos robots lo más rápido posible.
En San Antonio, EE.UU., Xenex, otro proveedor líder en robots germicidas que usan luz ultravioleta, exportó cientos de sus modelos LightStrike a todo el mundo, según declaró esta semana a CNBC su CEO, Morris Miller.
Se están sacando robots industriales que no reemplazan a humanos, (también conocidos como robots colaborativos) de tareas como operar máquinas y llenar estanterías en depósitos para reutilizarlos en la guerra contra el coronavirus. Este mes, un equipo de investigadores del Viterbi Center for Advanced Manufacturing de la Universidad del Sur de California logró recauchutar un manipulador móvil (un tipo de robot usado en fábricas y depósitos pequeños) semiautónomo. La versión modificada de ese robot, llamada ADAMMS-UV, viene con varitas que disparan luz ultravioleta, visión aumentada y un software nuevo para que pueda aprender tareas de desinfección pormenorizadas y peligrosas en lugares como dormitorios y oficinas, ambientes que será difícil limpiar bien usando robots de desinfección móvil totalmente autónomos sin brazos.
El robot del equipo de la USC es operado de manera remota por una persona que toma decisiones de alto nivel, como parar y abrir ese cajón.
En las últimas semanas, Xenex registró una avalancha de pedidos de sus clientes de siempre, como hospitales, instituciones de salud y una amplia variedad de edificios de oficinas, empresas, agencias públicas y hoteles. Sus LightStrike ya se empezaron a usar en más de 500 instalaciones sanitarias de todo el mundo.
Mercado en alza
También hay mucho más interés por su competidora UVD Robots, que en cuatro años cumplió su misión de fabricar, probar y lanzar al mercado un robot móvil autónomo capaz de entrar a una pieza y desinfectarla de manera segura con luz ultravioleta. UVD es propiedad de una empresa de capital cerrado llamada Blue Ocean Robotics, conocida por su Robot Venture Factory, una fábrica en Odense, una ciudad del sur de Dinamarca.
El mercado de robots de servicio está creciendo: el año pasado se vendieron unos 271.000 robots de este tipo en el mundo, 61% más que en 2018, según datos de la Federación Internacional de Robótica.
Y en 2019, las ventas de robots crecieron a paso firme. A fin de año, UVD proyectaba una tasa de crecimiento ambiciosa para 2020: 400%. Ya quintuplicamos esa marca, afirmó Nielsen: la empresa casi vendió más robots en un solo día de febrero que durante su primer año completo de viabilidad comercial.
En Medio Oriente, donde la toma de decisiones es más centralizada que en Europa y EE.UU, los líderes de algunos países acaban de decir: ?Necesitamos 100 de esos robots?, afirmó Claus Risager, cofundador y CEO de Blue Ocean Robotics, en entrevista con The Robot Report. Cuidado con los imitadores, advirtió Risager. Muchos están tratando de copiar los robots de UVD, explicó. Nuestro producto no es un mero robot al que le pusimos lamparitas.
La luz ultravioleta es un desinfectante de eficacia comprobada. Se puede matar el coronavirus sobre una superficie si se lo expone suficiente tiempo a una luz ultravioleta de suficiente intensidad. El robot puede sostener la varita con la luz sobre una superficie y moverla a la velocidad correcta de forma meticulosa y constante, sin cometer errores, algo que a un humano le resultaría prácticamente imposible.
Historia de la robótica
Los sistemas de robots móviles para realizar tareas peligrosas existen hace décadas. Los soldados y los paramédicos los usan para desarmar bombas y detectar químicos tóxicos. Northrop Grumman Remotec es líder del rubro desde los años noventa, cuando construyó un robot que podía retirar materiales radioactivos de laboratorios de investigación del Gobierno.
El primer robot para manipular material nuclear fue creado por el equipo de ingeniería mecánica de General Mills durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el coloso de los alimentos pasó a producir armas secretas, una especie de versión del Proyecto Manhattan en Minneapolis. A mediados de los cincuenta, Joe Engelberg, considerado por muchos el padre de la robótica, fundó la primera empresa de robótica industrial del mundo, Unimation.
Después de venderle Unimation a Westinghouse en 1982, Engelberger pasó el resto de su vida trabajando en los robots de servicio. Fundó Transitions Research Corporation, un think tank que realiza investigaciones financiadas por la NASA. El Johnson Space Center financió la creación de un robot mensajero móvil con dos brazos que después se recicló para usarse en hospitales y permitir que los enfermeros se dedicaran a tareas más valiosas. Transitions Research terminó saliendo a bolsa y la rebautizaron HelpMate Robotics.
Hasta su muerte en 2015, Engelberger describió su visión del futuro de la automatización. Ese futuro está llegando, más rápido de lo que se esperaba.
Autor: Rich Blake