El Presupuesto será el primero de los temas a tratar en el nuevo Congreso durante sus sesiones extraordinarias. Crecimiento, emergencia social, inflación, dólar y equilibrio fiscal, las prioridades.
Fernández recibe una economía con 40% de pobreza, 55% de inflación, 12% de desocupación, pagos de deuda por US$ 63.706 millones en 2020, entre los más importantes. Las medidas de su Gobierno estarán determinadas por estas cifras y, así estará plasmado en el Presupuesto 2020. En términos macroeconómicos, poco quedará del proyecto ingresado en el Congreso el pasado 16 de septiembre y que el entonces ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, justificó ante los diputados de la Nación. Para Alberto Fernández, ese proyecto no es más que una “falacia” que “habla de otro país”. Los aspectos centrales del nuevo Presupuesto reversionarán los objetivos planteados por Lacunza y que contemplaban un crecimiento económico del 1%; una inflación promedio del 34%; dólar a $ 67; un superávit fiscal de 1%; gastos totales por $6.247.756 millones e ingresos tributarios totales por $ 7.415.559 millones. Con al menos un par de meses en función y algunas medidas en la cancha, el Gobierno intentará correr mejor suerte en el cumplimiento de la metas de la “Ley de Leyes” en relación a la que tuvieron gobiernos anteriores, sin llegar al caso extremo del 2010, cuando el denominado “Grupo A” no aprobó el proyecto del oficialism .
Los datos posibles
La Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) estimó las desviaciones del proyecto de Macri en base a sus proyecciones: para el 2020 anticipó “un déficit primario de $154.914 millones (-0,5 % del PBI), que contrasta con el superávit de $250.939 millones (+0,8% del PBI). El déficit financiero, en tanto, alcanzaría a $1.367.307 millones (-4,3% del PBI), superior al previsto en el Proyecto de Presupuesto de $786.175 millones (-2,5% del PBI)”.
El organismo aclaró que las diferencias “son resultado de supuestos macroeconómicos diferentes, con impacto en el nivel efectivo de recursos y su distribución entre las jurisdicciones nacional y provincial”. Para 2020, la OPC prevé una caída de 2,2% del PBI, lo que contrasta con la suba de 1% contenida en el proyecto presentado por Lacunza. Para el primer semestre del año, “se concentrará el 73% de los pagos totales de deuda y las necesidades brutas de financiamiento para el año próximo se estiman en el equivalente a 17,8% del PBI”.
Ya antes de octubre, la ASAP advirtió que el cálculo de los recursos del Presupuesto 2020 “dependerá de las políticas que implemente el Gobierno que gane las elecciones”. El proyecto de Lacunza apuntaba a “retomar un sendero de crecimiento moderado a partir del primer trimestre de 2020. Con las exportaciones como motor más dinámico de la demanda agregada, con las cantidades exportadas orillando su máximo histórico, con previsiones de una buena siembra/cosecha granaria, la maduración de algunas inversiones, como Vaca Muerta, y la tracción de Brasil como destino principal de nuestras manufacturas industriales”. Las estimaciones de Lacunza no contemplaban el cepo cambiario que dispuso el BCRA a horas de que Macri perdiera las elecciones, el cambio de paradigma respecto de los compromisos de deuda planteados por el Frente de Todos, el nuevo plan para el área de Vaca Muerta ,ni las diferencias con Bolsonaro.
Post-reestructuración
La Ley de Presupuesto 2020 no se tratará en diciembre como se esperaba, sino bien entrado el año que viene. “He decidido que no le daremos tratamiento parlamentario al Presupuesto Nacional proyectado por el Gobierno saliente para el ejercicio 2020”, anunció en su discurso inaugural el flamante presidente Alberto Fernández. “Sus números no reflejan ni la realidad macroeconómica, ni las realidades sociales, ni los compromisos de deuda que realmente han sido asumidos”, continuó y aseguró que la “Ley de leyes” podrá ser proyectada “una vez que la instancia de negociación de nuestras deudas haya sido completada y, al mismo tiempo, hayamos podido poner en práctica un conjunto de medidas económicas, productivas y sociales para compensar el efecto de la crisis en la economía real”.
Tendencia histórica
“Entre 1994 y 2004 las modificaciones representaron el 5,5% del crédito original y entre 2005 y 2016 el 24,3%. 2016 presenta el porcentaje más alto de la serie (41,1%), con un promedio general de 14,9%”, indicó en un estudio comparativo de los presupuestos nacionales, la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), una entidad con más de 500 socios que se estudian e investigan el presupuesto público. La serie, de 1994 a 1996, no contempla los años 2017, con buen nivel de cumplimiento, ni el de 2018, que fue uno de los más alejados a lo proyectado.