El martes, el número de víctimas fatales del coronavirus en la ciudad de Nueva York se corrigió y se sumaron a la cifra 3.700 personas que habrían fallecido antes de hacerse tests, con lo cual las muertes en la ciudad ya son más de 10.000.
Las 3.700 muertes adicionales ocurrieron entre el 11 de marzo y el 13 de abril. La cifra incluye a personas que se habrían contagiado COVID-19 antes de fallecer en un hospital, en sus casas o en hogares. Así, el total de muertos asciende a 10.367.
La comisionada de salud de Nueva York, la Dra. Oxiris Barbot, declaró: Detrás de cada muerte hay un amigo, un pariente, un ser querido. Nos estamos concentrando para contabilizar a cada neoyorquino fallecido por la COVID-19, según Reuters.
La ciudad de Nueva York es el epicentro de la pandemia de coronavirus en EE.UU. y ya tiene más casos per cápita que Italia, el país más afectado de Europa.
El recuento es una muestra de cómo la escasez de tests afecta las cifras oficiales: antes, la ciudad contabilizaba solo los muertos que habían dado positivo de COVID-19. También es una señal de la velocidad de propagación del virus por EE.UU: todo el estado de Nueva York había llegado a los 10.000 muertos recién el domingo.
El recuento de Nueva York llevó el total de fallecidos por el coronavirus en EE.UU. a más de 26.000 personas. Con más de 600.000 casos, EE.UU. es el país con más infectados del mundo.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, adoptó un tono un poco más optimista en los últimos días. Si bien reconoció la cifra trágica de fallecidos, el lunes afirmó que lo peor ya pasó porque las internaciones y los ingresos a terapia intensiva estaban comenzando a desacelerar.
Barbot declaró al New York Times que durante la pandemia fallecieron unas 3.000 personas por otras causas, que podrían seguir con vida si no hubiese estallado la crisis. Este excedente de muertes podría deberse a que el sistema de salud está al límite, pero Barbot afirmó que hacen falta más análisis.
Autora: Isabel Togoh