La información se corresponde con una dura advertencia difundida por el organismo de alcance global, abocado a estudiar el contexto energético internacional para descubrir fisuras y aportar soluciones integrales en la materia.
Javier Zulato, Director de IEA, explicó que “la problemática energética que atraviesa el país se corresponde con múltiples factores, pero lo más grave es que todos podrían confluir durante los próximos meses y desatar una crisis casi sin precedentes”.
Según el trabajo elaborado, en primer lugar, Argentina podría sufrir un grave impacto derivado de la crisis energética global, que se produjo durante el segundo semestre de 2021 y que ahora tiene su punto más alto por la guerra en Ucrania y las sanciones que Occidente impuso al Kremlin.
Sin embargo, la situación puede empeorar aún más porque “un avance temerario de Rusia sobre cualquier aliado de la OTAN o aspirante a convertirse, como Suecia o Finlandia, desestabilizaría aún más el escenario mundial, incluyendo lógicamente al mercado energético”, señaló Zulato, porque explicó que “ante ese marco, y como represalia, Europa y todo occidente recortarían la compra de gas ruso, ante lo cual habría una reducción lógica en la oferta internacional y subirían los precios, complicando el abastecimiento dentro de las fronteras de Argentina”.
En segundo lugar, el estudio ubica al factor climático, dado que el Servicio Meteorológico Nacional proyecta para este invierno “un incremento en la probabilidad de registrar una mayor frecuencia de temperaturas mínimas extremadamente bajas sobre gran parte del centro y norte del país”, a lo que podría sumarse “la escasez de lluvias”.
En ese sentido, la primera situación es más que endeble, dado que en Argentina la demanda de gas natural de los hogares casi sextuplica el consumo promedio de verano, principalmente en las grandes ciudades, con lo cual se estima que varios días con muy bajas temperaturas llevarían al sistema a un colapso.
Qué pasará con los commodities
En tercer lugar, la entidad manifestó que “también podría ocurrir un evento imponderable como por ejemplo un alza en el precio de los commodities o suspensiones forzosas de las centrales de energía, lo cual pondría en riesgo total la generación necesaria para cumplir con el abastecimiento que necesita el país”.
Por su parte, la puja interna existente en el seno del Gobierno Nacional acredita aún más la crisis del sector. El 15 de marzo pasado, el Secretario de Energía nacional, Darío Martínez, envió una carta al Ministro de Economía, Martín Guzmán, y al propio Presidente Alberto Fernández, en la que advirtió que su cartera no tiene los fondos para poder sostener la cadena de pagos del sector.
Además, no estarían garantizados los dólares necesarios para pagar las importaciones del gasoil que se utiliza en las usinas termoeléctricas ni para abonar los barcos con Gas Natural Licuado que en el invierno deberían entrar a los puertos bonaerenses de Escobar y Bahía Blanca.
En este contexto, Javier Zulato señaló que “es mucho más probable que se incrementen los cortes de gas en aquellas empresas en las que existen contratos con interrupción que en los hogares”. En este sentido, la industria se enfrenta a la posibilidad de no tener gas en el invierno, lo que volvería a frenar la actividad económica pos-pandemia.
Sin embargo, el especialista no descartó complicaciones con el abastecimiento de GNC y con el suministro de gas para los hogares. “Si falta la materia prima (el gas), habrá que frenar el abastecimiento de Gas Natural Comprimido (GNC) en las estaciones de servicio y si no alcanzan los combustibles líquidos para sustituir el gas en las usinas eléctricas podrían programarse apagones, como en la década del 80”, concluyó.
Argentina y su desinversión en materia energética
El organismo también sostiene que Argentina padece una desinversión en materia energética devenida del atraso en las tarifas y lo atribuyó al denominado “populismo energético”. “Existe una gran desacople de precios totalmente irracional, porque los ciudadanos abonan hasta tres veces más por servicios como la televisión por cable o internet y reniegan de los costos por la energía, siendo que esa es la infraestructura sobre la que se montan el resto de los servicios mencionados”, expresó el informe.
En ese sentido, Zulato sostuvo que “ese contexto es responsabilidad principalmente de la dirigencia política, pero también de la ciudadanía en su conjunto'', donde reclamó que “todos debemos madurar y entender que la energía tiene un costo”.
“Se podría perfectamente cobrar por el servicio lo que cuesta sin desatender a aquellos sectores más necesitados, pero cambiando la estrategia: deben pasar de subsidiar la oferta a subsidiar la demanda y hacerlo por periodos determinados luego de los cuales 2 deberían volver a homologar las condiciones en las que ha sido otorgado dicho subsidio”, expresa el escrito.
Finalmente, Javier Zulato señaló que “el Gobierno debe ocuparse con urgencia de este tema, y no subestimar el peligro planteado de cara a los próximos meses”. porque concluyó diciendo que “la magnitud de la crisis aún es difícil de prever