La Argentina, así como la mayoría de los países de América Latina, está atravesando una crisis generalizada de confianza con los medios de comunicación, sindicatos, políticos, empresarios, poder judicial, entre otros. Quizás a raíz de la pandemia, la crisis económica, o a causa de un simple hartazgo de la política tradicional, los argentinos desconfían de las principales instituciones y actores sociales.
En el marco del lanzamiento del Foro para el Desarrollo en América Latina (DAL), y para conmemorar los 38 años del retorno a la democracia en la Argentina, la firma de investigación de mercado Taquión elaboró un informe en el que analiza la confianza de los argentinos en las instituciones y actores sociales. La encuesta, de alcance nacional, se hizo online entre el 16 y el 19 de noviembre de 2021 sobre 2520 casos efectivos.
A continuación, algunos de los resultados de la investigación:
Privado versus público
Seis de cada diez argentinos confía en el sistema de educación y de salud del país. En torno a la educación, los argentinos depositan mayor confianza en el sistema privado. La oposición, los liberales y Vamos con Vos, son los espacios que más apoyan la educación privada. Por su parte, en la salud, lo estatal se impone por sobre lo privado, con un apoyo marcado entre los millennials y el oficialismo. Cabe remarcar que el sector privado posee un considerable porcentaje de NS/NC, proveniente principalmente de aquellos que no tienen acceso ni a la salud ni educación privados.
Rechazo no oficialista
Ocho de cada diez argentinos no confían en los políticos. El desencanto hacia la política es un aspecto compartido entre los argentinos. El hartazgo se combina con un año electoral, en el que la población critica las promesas de campaña, aludiendo a su lejanía con la realidad. En este marco, aumenta 15 puntos desde septiembre la desconfianza en los políticos, profundizándose en los jóvenes, captados por el discurso rupturista de los liberales quienes, junto a los demás partidos no oficialistas, componen al menos un 90% de desconfianza hacia estos actores sociales.
Unidos por la desconfianza
El 83,3% no confía en el Poder Judicial de la Nación. En el marco de las instituciones, el Poder Judicial se ubica como aquella percibida como mayor desconfianza. La cifra se acentúa en los mayores, cuya experiencia con la justicia podría ser el factor explicativo. Por su parte, los jóvenes poseen un menor grado, aunque la cifra supera el 74%. Es pertinente remarcar que el descreimiento hacia la justicia es un común denominador entre los partidos políticos, dado que la cifra de desconfianza supera el 70% en todos los espacios.
El conflicto de la (des)información
El 50% de los argentinos no confía en los medios de comunicación. El mayor grado de descreimiento se halla entre los millennials y votantes del Frente de Todos, mientras que la confianza reside en los mayores de 56 años, en particular en los votantes de Juntos por el Cambio. No obstante, la cifra de confianza escaló casi 10 puntos respecto a septiembre. Cabe remarcar que la pandemia ha perdido su rol protagónico como eje temático y, además, los medios se perciben como una herramienta informativa en las elecciones, ambos aspectos que podrían aminorar la desconfianza.
Está mal, pero no tan mal...
Seis de cada diez argentinos no confía en los empresarios. En comparación con el sector público, el privado posee cifras más alentadoras. No obstante, la tendencia continúa siendo negativa, aunque ha aumentado 10 puntos desde septiembre marcando el valor más alto de confianza en el transcurso del último año. Esta tendencia incremental podría atribuirse al resultado electoral. El triunfo de Juntos por el Cambio y su cercanía con el empresariado explicaría la creciente esperanza y optimismo en este sector.
Una luz al final del túnel
El 58% confía en los argentinos. Por primera vez en el último año, el valor de confianza es superior al negativo, con un aumento de 24,3 puntos respecto al mes de septiembre. La cifra supera el 60% entre la Gen X y los Baby Boomers. Por su parte, la mayor desconfianza se halla entre los jóvenes (Gen Z) entre quienes el sentimiento nacionalista se torna cuestionado y sus aspiraciones se proyectan cada vez más lejos del país. La relativa “normalización” pospandemia, así como -para un sector- el resultado electoral, despierta una tendencia esperanzadora entre los argentinos.