Durante el último trimestre del 2020, la tasa de desempleo alcanzó el 11% de la Población Económicamente Activa (PEA), 2,1 puntos porcentuales por encima de igual período de 2019. Y según un informe de la consultora Ecolatina, fueron más de 700.000 las personas en los 31 aglomerados urbanos, se quedaron sin trabajo durante 2020 en medio de la pandemia de Coronavirus.
El estudio indicó que, en los últimos tres meses del 2020, los límites a la movilidad impuestos para controlar la pandemia hicieron que el impacto real en el mercado de trabajo se viera con mayor nitidez en el nivel de empleo, que cayó 5,8% interanual, que en la tasa de desocupación. En el promedio del 2020, el nivel de empleo cedió 9,2% interanual, y la desocupación promedió 11,5%.
El reporte también advirtió que no solo no tener trabajo hace a una persona desocupada: también debe estar buscando activamente conseguir uno: "El hecho de que muchas personas que dejaron sus puestos de trabajo durante el año pasado no hayan cumplido el segundo requisito hace que el salto de la desocupación respecto del 2019 (9,8%) no sea tan relevante considerando el contexto crítico que atravesamos -la mayor caída de la actividad desde 2002-", señaló el informe.
De esto da cuenta la caída de 7,5% interanual de la población económicamente activa, lo cual indica que cerca de 1 millón de personas se encontraron con dificultades para reinsertarse en el mercado laboral producto de las restricciones. Si se suman estos nuevos inactivos a la masa de desempleados, se obtiene que la tasa de desocupación habría rozado, en promedio, 19% de la PEA en 2020, un número similar al de la crisis de 2001-02, cuando promedió 18,5% de la PEA.
"La diferencia es que entonces no existía una extendida política social y de transferencias monetarias que permitieran aliviar el impacto del deterioro del mercado de trabajo en la demanda agregada. Esto fue importante para evitar que la pobreza alcance los valores de aquel momento", destacó.
Teniendo en cuenta justamente el deterioro de 10% de la economía durante 2020, la elasticidad empleo-producto fue de casi 1 punto: prácticamente por cada punto perdido de actividad, el nivel de empleo se deterioró en igual cuantía, explicó el reporte. Esta es una importante diferencia respecto de los recesivos 2018-2019, cuando el empleo total había crecido impulsado por el cuentapropismo y la informalidad, en tanto el empleo registrado ya estaba en rojo.
Durante 2020 el impacto fue muy desaparejo entre las distintas modalidades de empleo: los asalariados registrados, a quienes el gobierno alcanzó con medidas precautorias, cayeron 3,5% en todo el año, mientras el peso del ajuste lo tuvieron los informales y cuentapropistas, que en promedio retrocedieron 21,5% interanual y 7,5%, respectivamente.
El 12,5% de los trabajadores con nivel educativo bajo (solo con estudios primarios) perdieron el empleo el año pasado, algo que también afectó a los más jóvenes (-11,5%) y a los no calificados (-14,3%). De este modo, a la vez que los esfuerzos se concentraron en contener el empleo registrado formal, los sectores más vulnerables son los que una vez más sufrieron el mayor impacto de la crisis.
Con información de NA.