Una vez más el empleo, o la posibilidad de perderlo y la dificultad de encontrar uno para quienes no lo tienen, vuelve a posicionarse como el tema que más preocupa a los argentinos. Las últimas encuestas así lo indican. Más de un 60% evidenció la preocupación en la encuesta de mayo de Giacobbe & Asociados: mientras que un 33% aseveró que seguramente alguien de mi familia pierda el empleo, casi un 29% dijo que quizás alguien de mi familia pierda el empleo.
La Encuesta de Expectativas de Empleo para el tercer trimestre de 2024, realizada por Manpower a más de 700 empleadores argentinos, reporta que Argentina tiene la peor expectativa en generación de puestos de trabajo en el mundo. La encuesta revela que el 36% de los empleadores planea aumentar sus dotaciones de personal, el 33% disminuirla, el 28% no espera realizar cambios y el 3% restante no sabe si los realizará durante el periodo relevado.
En el mismo sentido, el último informe del Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano subraya que Trabajo e Inflación lideran las preocupaciones económicas de las personas, con el 28% y el 25% respectivamente. Los últimos datos oficiales explican y justifican esa preocupación. La desocupación creció en el primer trimestre del año al 7,7% de la población. La situación se agrava entre los jóvenes menores de 30 años, segmento que supera ampliamente el promedio general. La situación de las mujeres de 14 a 29 años es alarmante, ya que enfrentan una tasa de desempleo del 17,3%, más del doble del índice general, mientras que los hombres menores de 30 años registraron un desempleo del 14,1%, también muy por encima del promedio nacional.
A partir de los 30 años, las cifras muestran un cambio significativo. Las mujeres de este grupo etario presentaron una tasa de desocupación del 5,8%, mientras que los hombres alcanzaron el 4,8%. No obstante, todos los segmentos analizados experimentaron un aumento en sus tasas de desempleo en comparación con el año anterior.
La Argentina, como en muchas aristas, parece vivir dos realidades paralelas. Con un 55% de la población sumergida en niveles de pobreza y un nivel de desocupación en crecimiento, el gobierno de Javier Milei propone posicionarse como un polo mundial de inteligencia artificial. Según datos presentados por Rebeca Hwang, cofundadora y socia en Kalei Ventures y Rivet Ventures en el Foro del Sector Privado de las Américas que se desarrolló en Paraguay en el marco de la 54° Asamblea de la OEA, pueden crearse 97 millones de nuevos puestos de trabajo a partir de la IA que promoverá una nueva división del trabajo.
Pero, en ese mismo contexto, Sergio Díaz-Granados, presidente del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), reconoció que en la región 30 millones de jóvenes no estudian ni trabajan, al tiempo que las tasas de crecimiento han bajado en los últimos 60 años, afectando al empleo.
Cantidad y calidad
Las declaraciones de Díaz Granados son parte de la explicación del problema de la Argentina y de la respuesta a la pregunta de qué debe hacerse para generar empleo. En un país donde el área de trabajo fue recalificada a secretaría, dejando su rol de ministerio, Rafael Rofman, especialista en políticas sociales, explica: El problema del empleo tiene que ver con el problema macroeconómico de la Argentina. Estamos en un país que no crece de manera significativa hace 15 años y en este contexto es muy difícil que se generen puestos de trabajo de calidad. En viceversa, un país que demuestra crecimiento económico es muy probable que genere mayor demanda laboral y vaya mejorando la situación.
La otra cara importante a trabajar es el tema de la oferta de trabajo, es decir, qué pasa con los trabajadores. Ahí tenemos un problema porque Argentina tiene un proceso de deterioro relativo de capital humano. Esto es, la formación de los trabajadores en comparación con países parecidos está decayendo y eso sucede porque el sistema educativo no funciona. Es decir, hay jóvenes que ingresan al mercado de trabajo sin las habilidades básicas para competir adecuadamente. Esto es mucho más complejo porque es más difícil de resolver, requiere un trabajo de mediano y largo plazo del sistema educativo. Primero hay que reconocer que hay un problema, que no es solo de terminalidad educativa sino de calidad y pertinencia de que los contenidos que se enseñan sean relevantes. Necesitamos que se hagan cambios de fondo que sean sostenibles en el tiempo. Si eso se logra va a haber posibilidades de hacerlo, pero hay un enorme debate político e ideológico, agrega.
En el mismo sentido, Maximiliano Schellhas, director de Operational de Randstad para Argentina y Chile, señala: Es difícil hablar del futuro con la incertidumbre y la incógnita que tenemos hoy. Venimos de un primer semestre donde la expectativa estaba puesta en la segunda mitad, por lo que las empresas estaban en una situación de espera. Estamos en julio, tenemos caída del empleo y la actividad económica, y no hay señales claras de que se haya tocado un piso como para poder empezar a pensar que desde ahí puede haber una recuperación.
Las empresas en general no están no están invirtiendo y se produce un goteo de pérdida de empleo que es lo que vemos que se refleja en los indicadores del Indec, añade Schellhas, para quien, a largo plazo, hay que pensar cómo Argentina define su matriz productiva, para incentivar y generar las herramientas para que las empresas puedan invertir y que ese sector se convierta en fuente de generación de empleo.
Cambios necesarios
Los expertos reconocen que se deben aplicar cambios en materia legislativa y que la reforma que se propuso desde el Ejecutivo -o lo que quedó de ella en el paso por el Congreso- es una parte de la solución.
Argentina tiene una legislación laboral poco flexible y anticuada. El tema de las multas era una grosería y el texto de la ley buscó corregirlo, porque encarecía mucho el riesgo de despido de un trabajador. Tenemos problemas con el seguro de desempleo que no funciona. Hay conflictos con algunos convenios colectivos que no se renuevan adecuadamente. Existe una inflexibilidad para resolver algunas cosas a nivel de empresa y no de industria -enumera Rofman-. Todo este tipo de reformas pueden llevar a mejorar la dinámica. Pero siempre en un contexto de mejora macroeconómica y de producción, advierte.
En el primer trimestre del año, la desocupación creció al 7,7%, agravada en los menores de 30.
A futuro y ya resuelta la macro, hay que pensar en incentivar la creación de nuevos puestos de trabajo. Para hablar de un caso concreto como es el sector de las pymes, hay alternativas que pueden ser de incentivación a través de reducir cargas tributarias, y desburocratizar la actividad o los procesos que hacen a la generación de empleo. El sector pyme genera el 60% del empleo en la Argentina, aboga Schellhas.
¿Precarización o modernización? Depende del lado que se posicione la reforma laboral que forma parte de la Ley Bases, permitirá despedir a trabajadores con causa justa por bloqueos y tomas de empresas e incorporará la figura del colaborador que habilitará a las pymes a contratar tres empleados para una determinada tarea sin generar relación de dependencia.
La modernización laboral elimina las multas por trabajo no registrado a cambio de regularizar la situación de ese empleado, permite establecer acuerdos para reemplazar la indemnización por un fondo de cese laboral como tiene la Unión Obrera de la Construcción, y amplía el período de prueba de tres a seis meses en empresas de seis a 100 trabajadores. Afuera quedó la propuesta inicial de eliminar la cuota solidaria a los sindicatos, pero se incorporó el artículo 94 que fija que podrá configurar grave injuria laboral, como objetiva causal de extinción del contrato de trabajo, la participación activa en bloqueos o tomas de establecimiento.
También señala que se presume que existe injuria grave cuando durante una medida de acción directa se afecte la libertad de trabajo de quienes no adhieran a la medida de fuerza, mediante actos, hechos, intimidaciones o amenazas; se impida u obstruya total o parcialmente el ingreso o egreso de personas y/o cosas al establecimiento y se ocasionen daños en personas o en cosas de propiedad de la empresa.
Un capítulo importante de la reforma es la eliminación de las infracciones, multas y sanciones a los empresarios que no hayan registrado a sus empleados: se les perdonará la deuda por capitales e intereses cuando se originen en la falta de aportes al sistema de seguridad social y se bajará el Registro de Empleadores con Sanciones Laborales (REPSAL), siempre y cuando al momento de aprobarse la ley se regularice a los empleados; y se estableció que los empleados podrán computar hasta cinco años de aportes.
También se incorpora la figura de despido discriminatorio originado por motivos de, entre otros, raza, religión, opinión política o gremial, sexo, género, orientación sexual, caracteres físicos o discapacidad, y en este caso establece una indemnización agravada entre el 50% y el 100%. Reformas leves que aparecen como un refresco en la sed que exhibe la realidad laboral de la Argentina pero que marcan el inicio de un cambio que, de comenzar a funcionar la máquina de la producción nacional, puede ser el primer paso para resolver uno de los problemas más profundos y complejos: la destrucción de puestos de trabajo.