Tuvimos que montar dos gobiernos paralelos: gobernar el día a día y gestionar una pandemia, asegura Felipe Miguel, jefe de Gabinete de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en referencia a cómo se vivió -y se vive- puertas adentro la gestión de la pandemia. Es que el COVID-19 y el ASPO provocaron en la Ciudad una caída del 25% en la recaudación de abril, que fue el peor mes en lo que va de la crisis. Para 2020, se estima que la baja será del 13%. Tuvimos que reasignar partidas presupuestarias para reforzar el sistema de salud (camas de terapia y generales, testeos y personal). Y en asistencia social: los planes alimentarios pasaron de 100.000 a 350.000, destaca el funcionario.
Miguel asegura que los efectos de la pandemia en las cuentas de la Ciudad seguirán más allá de 2020 y habrá que hacerles frente. Además, el funcionario reflexiona sobre el rol del Gobierno nacional y las perspectivas hacia adelante: Tiene el enorme desafío de generar la confianza necesaria para estabilizar las condiciones macro, para que regrese la inversión y se genere empleo.
¿Cuál fue el mayor acierto y el mayor error de la gestión durante la pandemia en la Ciudad de Buenos Aires?
Fue un acierto anticiparnos a los efectos de la pandemia, así como nos anticipamos para planificar cómo íbamos a hacer frente desde el punto de vista sanitario. Tuvimos reflejos para frenar a tiempo obras de infraestructura. Sacamos una Ley de Emergencia Económica que nos dio mayor flexibilidad para poder tomar decisiones presupuestarias y ajustar las cuentas. Y de esa manera pudimos y seguimos todavía trabajando. El impacto no se agota en 2020. Habrá un efecto también hacia adelante en las cuentas, y por eso seguimos con la renegociación de los contratos, de las concesiones con todos los proveedores. Estamos redefiniendo las prioridades.
¿Cuántas pymes cerraron en la Ciudad?
Es prematuro definir un número total porque muchas cerraron parcialmente o suspendieron actividades. Ahora, por ejemplo, calculamos que en el sector gastronómico, que es el más castigado, de 10.000 locales que hay en la Ciudad, cerraron 2.000. Algunos van reabriendo; otros con suerte, se reconvertirán. Nuestro trabajo es acompañarlos para que puedan volver a abrir. El 70% de los empleos en la Ciudad de Buenos Aires surgen de la actividad económica de las pymes.
¿Qué herramientas ofrecieron desde el Gobierno?
Hicimos varios programas de acompañamiento a pymes. Eximimos del pago del ABL, por ejemplo, a más de 110.000 comercios durante los meses de mayo y junio; a los gastronómicos los eximimos de ingresos brutos desde agosto hasta febrero del año que viene, los próximos seis meses se eximió de ingresos brutos; acompañamos con créditos del Banco Ciudad, también. Pero siempre teniendo muy en claro que la verdadera solución es que retomen la actividad.
¿Hubiera sido posible abrir antes?
Nosotros fuimos acompañando en primera instancia las medidas dictadas por el Gobierno Nacional pero el norte lo teníamos siempre en enfocar y solucionar la situación sanitaria de manera tal que nos permitiera ir abriendo de forma sostenida; también, que pueda dar alguna previsibilidad en un contexto mundial de mucha incertidumbre.
Quedaron claros los que considerás aciertos: ¿qué autocríticas se hicieron puertas adentro? ¿Qué aprendieron?
Sobre el acierto dejame agregar que tuvimos que montar dos gobiernos paralelos, con el enorme esfuerzo de todos. Por un lado, gobernar el día a día y, por el otro, gestionar una pandemia que implicó, además de los refuerzos de insumos mencionados antes, sumar más de 5.000 profesionales de la salud al equipo médico del sistema público de la Ciudad, reconvertir hoteles en centros de aislamiento para los repatriados o alternativas para pacientes leves?
¿Aún falta la autocrítica? Por ejemplo, ¿los tests fueron los suficientes? ¿Se tardó en implementar el Detectar?
Primero quiero destacar que el Programa Detectar lo iniciamos en conjunto con el Gobierno nacional, con quien realmente se hizo un buen trabajo en ese sentido. Y arrancamos en los barrios vulnerables, en el Barrio 31, y eso nos permitió aprender, contener y llevarlo a la 1-11-14, a otros barrios vulnerables y a todos los barrios. Sí, quizás al principio hubo un tiempo en el que tal vez se pudo haber testeado más.
¿Y qué pasó?
Había diferentes tipos de tests también. Pero lo cierto es que en nuestra estrategia de testeo, en nuestra estrategia de rastrear, testear y aislar, nosotros hoy no tenemos una dificultad en términos de la capacidad que necesitamos. De hecho, seguimos ampliando criterios para poder seguir testeando más proactivamente todavía. Entonces nosotros vamos y testeamos, justamente, a las poblaciones que tiene sentido ir y testear para identificar los casos de contagio e identificar los casos estrechos donde vale la pena testear. ¿Por qué? Porque ahí puede haber casos de contagio, también. Y la verdad es que está dando un muy buen resultado esta estrategia.
La gran diferencia entre la primera y la segunda ola en Europa es obviamente la cantidad de testeos (Europa sextuplicó la cantidad de testeos ahora con relación a marzo) y la otra es que, como dijo Angela Merkel, las escuelas fueron lo primero en abrir y serán, llegado el caso, lo último en cerrar. ¿Podrá la Ciudad imponer su plan de agenda de reaperturas en este fin de año y sobre todo en febrero o marzo 2021?
Para nosotros la educación fue siempre una prioridad. Y va a seguir siéndolo. Nuestro objetivo es poder llegar antes de fin de año a que todos en la educación pública, en la educación privada también (porque esto se aplica a los dos sistemas), tengan algunas instancias de presencialidad.
¿Y en marzo 2021 presencial?
Va a depender de la circulación que pueda haber del virus y de muchos factores. Tenemos como gran prioridad la educación presencial, aun cuando se hizo bastante bien de manera virtual en la Ciudad de Buenos Aires.
Hace falta un conjunto de condiciones. No existe una bala de plata ni soluciones mágicas. Es una lección que los argentinos deberíamos haber aprendido".
La militancia del Zoom de algunos sectores ignora el aumento de la brecha, de la violencia doméstica y de la deserción escolar. Nueve de cada 10 chicos necesitan de un adulto para conectarse. Aun así, el foco del debate se puso en 6.500 notebooks que en teoría la Ciudad no identificó a Nación para que les compraran las computadoras. ¿Cuál fue el motivo?
Justamente el motivo es que la dificultad que tenían esos 6.500 chicos excede tener una computadora y en la mayoría de los casos implica la necesidad de un adulto presente para que lo asista, y eso no sucede en todos los hogares. Fuimos casa por casa a ver la situación real de cada uno de esos chicos y ver qué necesitaban para poder revincularse justamente con la instancia educativa.
¿No fue un error también prolongar el encierro a los niños durante 90 días o prohibir más de tres meses la actividad física, que en la mayoría de las ciudades del mundo siempre estuvo permitida?
Siempre se pueden mejorar las cosas. Cuando arrancamos con la actividad física al aire libre, ese primer día que se habilitó tuvimos un montón de gente que salió y estuvo más desordenado. Tomamos la lección, aprendimos y lo corregimos. ¿Se hubiera podido habilitar antes? Es posible. Pero hay que recordar el momento especial que se vivía.
Cuando empezó la cuarentena trabajaron muy unidos con el Gobierno nacional. ¿Hay una ruptura luego de la quita presupuestaria? Del 1 al 10, ¿cómo era el vínculo en abril y cómo está hoy?
Sin puntajes. Hay una situación que es la de la coparticipación producto del traspaso de la policía, que lo hemos dicho un sinnúmero de veces, que estamos en desacuerdo. No compartimos ni las formas, que fue inconsulta e intempestiva, ni el fondo, que es inconstitucional.
"El Gobierno nacional tiene el enrome desafío de generar la confianza para estabilizar la macro, para que regrese la inversión y se genere empleo".
¿Cuáles son las tres cosas más importantes que hubieran hecho distinto si hubieran estado en Nación?
La verdad es que me parece muy difícil porque todas las decisiones que tomamos las tomamos con mucho análisis y con mucha evaluación de información y de datos, y la verdad es que aventurar una respuesta así sin haber hecho esos análisis me parece que no corresponde. Y no es mi estilo, tampoco.
¿Cómo están viendo el impacto económico a nivel nacional? ¿Qué perspectivas tienen para 2021?
El Gobierno nacional tiene el enorme desafío de generar la confianza necesaria para estabilizar las condiciones macro, para que regrese la inversión y se genere empleo.
Sí, ¿pero lo ven viable desde la oposición?
Nuestro deseo es que al país le vaya bien. En ese sentido, todos los mensajes y todas las medidas que pueda tomar el Gobierno nacional en dirección de la generación de esa confianza es lo que va a permitirnos ser más o menos optimistas.
Durante la gestión de Mauricio Macri hubo mucha confianza de los mercados pero ...
Sí, sí. Coincido en que solo con confianza no alcanza, es necesaria pero no es suficiente. Creo que con ninguna condición sola alcanza. Hace falta un conjunto de condiciones que hay que crear, hay que consolidar, hay que sostener en el tiempo para poder llevar adelante un programa de transformación que ponga a la Argentina en un camino de crecimiento sostenido, de salida de la pobreza, de generación de empleo. No es un factor. No existe una bala de plata que nos salve ni soluciones mágicas. Me parece que esa sí es una lección que ya deberíamos haber aprendido todos los argentinos.
Luego de cuatro años con Macri en la Ciudad, y ahora con más de cuatro con Horacio Rodríguez Larreta, ¿cuál es la diferencia que notás en las gestiones de ambos?
Horacio tiene una convicción muy fuerte sobre construir consensos. Y creo que ese consenso o esa construcción de consenso para poder llevar adelante las transformaciones son clave también a nivel nacional. Mauricio es el hacedor de un espacio nuevo. Por supuesto que comparten valores y la visión de un rumbo. También son personas diferentes, con personalidades únicas, cada una con su impronta.
Hace poco dijiste: Con Horacio es como jugar con Messi. ¿Y con Macri?
(Ríe) Cuando digo lo de gestionar la Ciudad con Horacio, y creo que está atado a mi incursión a la actividad de la función pública, tiene que ver con eso: con alguien que realmente conoce mucho de la gestión, y nada mejor que estar con alguien así para acelerar tu curva de aprendizaje. Esa fue mi experiencia en el traspaso de una actividad del sector privado al sector público.
El año próximo se reconfigura el mapa político con las elecciones legislativas en un contexto de profunda incertidumbre. ¿Cómo avanza el PRO en la construcción de sus candidatos?
Es muy pronto para eso. Aún estamos en plena gestión de la pandemia con el foco puesto en la salud de los ciudadanos y en la reapertura de las actividades lo antes posible en la medida en que se pueda. ¿Fernán Quirós puede ser candidato en 2021? No es algo que estemos evaluando, pero sin lugar a dudas es alguien muy valioso para la función pública en la Ciudad.