El embajador argentino en Brasil, Carlos Magariños, prevé un fuerte crecimiento en 2019 para el país vecino pero advierte que Argentina necesita revisar su estructura de exportaciones para capturar los beneficios.
Lo primero que aclara el embajador argentino en Brasil en la entrevista con FORBES, a pocos días del triunfo de Jair Bolsonaro como próximo presidente de Brasil, es que tiene que tener cuidado con lo que dice. Su cargo, claro, lo limita a la hora de hacer apreciaciones personales sobre otros líderes a riesgo de iniciar un inoportuno conflicto diplomático. Sin embargo, de sus dichos se desprende que el Bolsonaro que conocemos hoy mañana puede evolucionar. Textualmente, el embajador hace un paralelismo con el controvertido primer ministro de India, Narendra Modi, reconocido por sus logros económicos y cuestionado en otros aspectos. “Durante mis años de trabajo en Naciones Unidas, conocí muchos líderes.
Por ejemplo, siempre me acuerdo de cuando lo visité a Narendra Modi, en ese momento era el primer ministro de Guyarat. Y recibía muchas críticas por su gestión. Después pude comprobar cómo creció como dirigente, como gobernante en todo ese período de tiempo en el que creó una plataforma y se desarrolló como líder político”, dice Magariños, quien años antes de aterrizar en Brasilia se desempeñó como director general de la ONUDI y como secretario de Industria en los 90.
¿Bolsonaro es todo lo que se teme de él, es lo que parecé
Todos los líderes políticos tienen un proceso, van creciendo en cargo. Me parece que el presidente electo de Brasil seguramente va a pasar por ese proceso de acostumbrarse a las exigencias de un cargo como el de presidente de una de las 10 primeras economías del mundo. Ha mostrado en la campaña una vocación muy grande de cambio, de reinserción de Brasil en el mundo. Por supuesto que una campaña es larga, se hacen una innumerable cantidad de declaraciones. Mi opinión es que hay que darle tiempo.
¿Cuáles son las primeras conclusiones de sus gestos y actitudes ya como próximo presidente de Brasil?
Lo que uno ha podido ver desde la noche en la que fue consagrado es una gran vocación de trabajo, mucha dedicación y perseverancia en los conceptos básicos que planteó durante la campaña, que están muy ligados a darle un nuevo dinamismo a la economía brasileña. Que es muy necesario. Brasil necesita con mucha intensidad retomar un proceso de crecimiento más sustentable y atender algunos problemas estructurales, que es lo que ha planteado.
Parece claro que Bolsonaro apuesta a un ajuste fuerte y rápido. ¿Cree que eso traerá un pronto crecimientó
Considerando lo que ha anunciado, y a las personas que ha elegido, como el ministro de Hacienda, Planeamiento y ahora también de Industria y Comercio (Paulo Guedes), esas medidas atacan los problemas estructurales de la economía brasileña. Por supuesto que hay que ver el formato final y el acompañamiento que van a recibir en el Parlamento, pero yo no tengo dudas de que la sociedad política brasileña las va a respaldar. Todo el mundo sabe que esas reformas son necesarias. Y a mí no me sorprendería que Brasil pueda crecer de una manera robusta, es decir, por encima del 2,5%, con medidas aprobadas y llevadas al mercado rápidamente. Y esto es muy bueno para Argentina.
¿Qué peso podrían tener las tensiones sociales en ese proceso de ajuste de Brasil?
Remarco que hablo de apoyo de la sociedad política. Es decir, de los legisladores, el Congreso. Yo no puedo evaluar cómo va a impactar en la gente. Eso sería hacer futurología de mi parte. Pero la impresión que tengo es que la sociedad brasilera en general tiene claro que la economía necesita ciertas reformas, y que esas reformas serán acompañadas.
Si se cumpliera esa estimación de un crecimiento mayor al 2,5%, a Argentina le aportaría casi un punto...
No lo tomaría tan lineal ni automático. Se ha instalado una idea de que, cuando Brasil crece un punto, Argentina crece un 0,25% automáticamente. Yo creo que, cuando Brasil crece, Argentina crece. Pero va a depender mucho de las características de ese crecimiento. Para saber cómo va a repercutir eso en Argentina, hay que mirar mucho la estructura de las exportaciones argentinas. Entonces hay que ver qué consumo se recupera más rápido, cuál es el segmento más dinámico.
Entonces, ¿no nos hacemos tantas ilusiones?
En los últimos 18 años, Argentina perdió participación en las exportaciones brasileñas. Teníamos una participación del 12,3% en las importaciones brasileras del año 2000, y ahora tenemos un 6,8%, no porque Brasil nos compre menos sino porque ocurrió mientras Brasil triplicaba las importaciones. Hay un tema de nuestra estructura de exportaciones que tenemos que revisar, tenemos que prestarle atención.
Las reformas que impulsará Brasil serían favorables para Argentina porque traccionarían el propio crecimiento pero, a la vez, ¿no se profundiza la brecha de competitividad entre ambos países?
La historia de la relación entre Argentina y Brasil nos muestra que nos va mejor a ambos individualmente cuando las dos economías se estabilizan y se abren al mundo. Si se comparan las economías de Argentina y Brasil, en la década del 30, se ve claramente el dinamismo exportador de Argentina, y mucho dinamismo exportador de Brasil, con un comercio bastante equilibrado. Si yo pudiera elegir, preferiría que Brasil haga todas las reformas y que crezca rápidamente, porque además Argentina está haciendo lo mismo.
Tal vez no al mismo ritmo.
Argentina va a atravesar ahora estos meses muy exigentes que tenemos por delante. Pero las reformas están en marcha. Es mejor que Brasil lo haga rápido, y que las dos economías crezcan de manera armoniosa y con las reformas que necesitan para insertarse en la economía global a largo plazo.
¿Qué es exactamente lo que hay que revisar de las exportaciones argentinas para aprovechar la recuperación de Brasil?
Yo dije muchas veces que la estructura de las exportaciones argentinas a Brasil parece congelada en el tiempo. A lo largo de los 33 años de relación que tenemos, los productos de economías regionales, agrícolas e industriales son prácticamente los mismos. Y Brasil había triplicado las importaciones y nosotros perdimos participación. Eso nos muestra que nos quedamos en el tiempo. Que no estamos exportando los productos que forman parte del nuevo dinamismo importador brasileño. En estos dos últimos años es precisamente en lo que hemos trabajado mucho Producción y Relaciones Exteriores para tratar de ganar mercado.
¿Cómo tenemos que interpretar no solo la postura hacia el Mercosur sino también que, en su agenda, el primer viaje de Bolsonaro sea a Chile, sin pasar por Argentiná
La relación que hoy en día tiene Brasil con Argentina es una relación muy estable, muy institucionalizada. Y ha sido positiva para ambos países. Así que yo no tengo ninguna preocupación. Veamos otras cosas. Veamos las decisiones de política que tomamos, cómo funciona la relación comercial.
¿Y cómo se perfila esa relacióñ
No tengo ninguna duda de que un gobierno que dice que quiere insertar al país en el mundo va a tomar medidas inteligentes en materia de comercio exterior. Todas las economías industriales con cierto grado de complejidad, como el caso de Brasil y Argentina, tienen siempre una relación importante de importaciones para la producción de bienes complejos manufacturados de alta tecnología. Y ambos países tienen que avanzar en ese rubro. Necesitan abrirse al mundo para exportar y para importar.
Para el Gobierno argentino, ¿fue un alivio que haya ganado Bolsonaro o todo lo contrarió
Nosotros estamos preparados para trabajar con cualquier presidente, y lo celebramos porque es lo que eligió el pueblo brasilero. No porque sea nuestra preferencia. No podemos meternos en ese terreno.