La narrativa del cirujano un acierto estratégico dentro del discurso de Milei y lo que quedó pendiente
El presidente Milei dio su discurso inaugural de cara a la gente y sus primeras definiciones muestran los difíciles primeros pasos que deberá encarar el gobierno nacional.

Expuso la salud del país en materia económica y social. Narró las dos formas de operar (shock o gradual) y lo inevitable del ajuste. Comunicó a los dolientes (el pueblo) que vamos a entrar en cirugía mayor. Sólo al final del discurso aparecieron vestigios típicos de narrativa de asunción presidencial con las citas bílblicas (Macabeos) y referencias religiosas (Hanukkah). Sólo cinco menciones abstractas sobre la esperanza y el futuro, narrativas que tradicionalmente se desarrollan en discursos de asunción.
 

Dos grandes aciertos

El manejo de los datos. En este aspecto del discurso se pudo ver un crecimiento significativo en el delivery (la entrega) del mensaje. Siempre que aparecía una métrica, en pocos segundos aparecía una correlación o un "implica/significa". El Milei de campaña era una topadora de datos. El Milei Presidente es una métrica puntual (cuantitativo) y un sentido/significado social (cualitativo). Y eso lo trabajó en cada intervención de números/métricas. Acierto total en un aspecto muy complejo de la comunicación pública.}

La narrativa de cirujano. A los 14 minutos del discurso, la mitad casi exacta, se genera la segunda buena praxis narrativa. Quizás la más importante desde nuestros marcadores técnicos en narraglobal. ¿Qué pasó? El guión de Milei entró en una secuencia de pocos segundos que remató en un aplauso único durante el discurso. Único por lo particular. No fue un estruendo, el público presente estaba escuchando y reaccionó de forma des-coordinada. Un aplauso cerrado. 
 


¿Qué dijo Milei y su equipo técnico de comunicación en esa secuencia? 

1. No hay alternativa posible al ajuste 
2. No hay lugar para la discusión entre shock o gradualismo 
3. Lamentablemente el país carece de reputación ]
4. Lamentablemente tengo que decírselo de nuevo: no hay plata Y vino el aplauso (dejaré al final de este posteo el recorte del video para que aprecien esa reacción descoordinada y espontánea del público)

¿Por qué es una narrativa de cirujano? Porque habla de la salud del país y cuenta que hay dos formas de operar gradualismo o shock y las tasas de sobrevida de cada una. Y luego, hace - con mucho tacto, algo nuevo en la narrativa pública de Milei - las cuatro enumeraciones-razones técnicas para ir directo a una cirugía mayor. Habla de la enfermedad, de los estudios comparados. Nos cuenta a nosotros los dolientes para tener nuestro consentimiento y meter bisturí.

Cuál fue el desacierto narrativo
Luego de contarnos cómo va a ser la operación, luego de dimensionar la pesada herencia con métricas atadas a sentido (dos buenas praxis narrativa) la lógica del discurso marcaba que ingresara de forma medida la narrativa de futuro (esperanza). Lo que se espera de un líder que va a guiar la vida de 40 millones de argentinos. Eso no estuvo en el discurso de forma desarrollada. Sólo pequeños fragmentos abstractos.

El mejor de ellos, el del final. Justo después de los tres "viva la libertad carajo" y una vez que había entrado el locutor oficial a cerrar protocolarmente la ceremonia, Javier Milei, dice firme y en tono normal - no impostado panic show - ´a ponerse de pie que vamos a salir´. Y cierra el discurso.  Es clave que luego de contar/profundizar el riesgo-dolor de lo que va a venir el líder pueda ayudar a conectar a su pueblo con la Argentina que se viene luego de eso. No como antagonismo de lo malo, sino como país con vuelo propio.

Esta narrativa de la esperanza fue el gran déficit comunicacional durante toda la campaña y hoy también se consolidó como déficit. ¿La buena noticia a nivel comunicacional? El mismo Presidente antes de cerrar el discurso lo percibió y por eso sumó esa frase sobre el final, sobre la campana. Si se vienen días de dolor social, ajuste y movilización de emociones, será clave ayudar a recordar y llenar de sentido a los argentinos hacia dónde vamos y cuál es la recompensa.

*Por Lisandro Bregant, especialista en narrativas públicas