Su madre y dos de sus hermanos son argentinos, pero en dos semanas podría convertirse en el nuevo inquilino del Palacio López, la sede de la presidencia del Paraguay. Santiago Peña, 44 años y candidato del Partido Colorado, es el favorito para ganar las elecciones del 30 de abril ante una coalición de centroizquierda que postula a Efraín Alegre como candidato. Exministro de Hacienda, se define como "tecnócrata" y "la mayor novedad de la política paraguaya en los últimos años". Y, en medio del descontrol inflacionario argentino, explica cómo hizo su país para tener hoy un 6,4% de inflación anual, menos de lo que la Argentina registra en apenas un mes.
"La inflación baja y estable es la conquista de una sociedad, no es la conquista de un gobierno o de un presidente de Banco Central. Cuando la sociedad entiende que el impuesto inflacionario es el más injusto de todos, la sociedad toma decisiones", dijo Peña a Forbes Argentina durante una entrevista en Buenos Aires, en una pausa de un breve e intenso paso por Argentina para hablar con la comunidad paraguaya residente en el país.
Peña fue ministro de Hacienda del controvertido Horacio Cartes y estudió en la prestigiosa Universidad de Columbia. Está convencido de que ganará las elecciones, algo que suena razonable: el Partido Colorado gobernó 65 de los últimos 70 años en Paraguay. No es un partido político, "es un sentimiento", dice Peña.
Es quizás por el hecho de sentirse ya presidente electo que Peña habla sin reparos de todos los temas. Y eso incluye la posibilidad de que José Luis Chilavert se postule a la intendencia de La Matanza y la explicación de una afirmación polémica: que a los argentinos no les gusta trabajar.
- Paraguay tiene una inflación muy baja, tuvo incluso deflación en el mes de enero. Como ex ministro de Hacienda de un país no inflacionario, ¿qué consejo le da a los argentinos para abandonar la adicción a la inflación?
- La inflación baja y estable es la conquista de una sociedad, no es la conquista de un gobierno o de un presidente de Banco Central. Cuando la sociedad entiende que el impuesto inflacionario es el más injusto de todos, la sociedad toma decisiones. Obviamente, esas decisiones se reflejan en las autoridades que eligen, ¿verdad? Paraguay nunca tuvo malos manejos macroeconómicos, inclusive en el gobierno de Stroessner, durante sus treinta y cinco años mantuvo al mismo presidente del Banco Central y al mismo ministro de Hacienda. Había estabilidad económica.
- Bueno, era una estabilidad que partía del hecho de que el presidente era un dictador…
- Sí, pero a lo largo de los 35 años fueron cambiando diferentes ministros, excepto los dos encargados de la política económica. Eran personas de mucha representatividad política y también académica, gente de gran formación que entendía qué hacer en una época donde Sudamérica vivió los episodios de aumento de la deuda, crisis de deuda tremenda. El boom del petróleo en la década de los 70 afectó muchísimo a todos los países de Sudamérica, Paraguay se aisló de eso, pero ya en en la década de los noventa, dos mil, nos volvimos todavía más eficientes en el manejo macroeconómico.
Mi recomendación es que la sociedad tiene que entender que no se puede jugar con la macroeconomía. Nosotros vamos a cumplir este año 80 años de existencia del guaraní. Es la segunda moneda más antigua de Sudamérica, después del peso colombiano. En el mismo período de tiempo la Argentina le quitó 13 ceros a su moneda. La inflación perjudica a los sectores más vulnerables de la sociedad.
- Usted dijo alguna vez que a los argentinos no les gusta trabajar. ¿Qué quiso decir?
- Cuando tenés una economía que tiene una inflación del 100%, cuando tenés un sistema tributario que para muchos es casi confiscatorio, y cuando tenés que tomar la decisión entre salir a buscar trabajo o tener un plan social, uno está matando la cultura del trabajo. Lo digo desde el punto de vista de las políticas públicas, ¿qué es lo que le mueve a un ciudadano a salir a buscar trabajo, y qué es lo que le desalienta?
Hablé de esto en un foro de empleo, del tipo de política pública que quiero implementar, que pueda promover una cultura de trabajo, que preserve la cultura de trabajo, para que no nos ocurra lo que está ocurriendo en otros países, y lo digo obviamente con mucho cariño, porque soy hijo de una argentina y tengo dos hermanos argentinos. Lastimosamente en la Argentina se ha ido perdiendo la cultura del trabajo, pero no por una cuestión de opción de los ciudadanos, sino porque el sistema les ha empujado a desalentar la búsqueda de trabajo.
- Patricia Bullrich propone que el ex arquero José Lus Chilavert, que es también candidato a la presidencia en su país, se postule como intendente de La Matanza. ¿Qué le parece esa idea?
- Chila es un ídolo nacional, yo le tengo un gran cariño y lo conozco a Chila. Está buscando un espacio en la política, las encuestas no le dan realmente una participación importante en la elección, pero yo creo que puede seguir siendo una persona determinante en la política paraguaya. Yo también vi con mucha sorpresa el anuncio de Patricia Bullrich. Ojalá que Chilavert no lo haga, ojalá que después de estas elecciones José Luis se quede en Paraguay, y sea un actor, un actor positivo y activo dentro de la política. A mí me gustaría mucho trabajar con él, me encantaría que podamos trabajar juntos, es una de las personas las cuales yo también pienso que después del 30 de abril debería tener un rol dentro de la política.
- ¿Para qué lo convocaría, para el habitual rol de ministro de Deportes que se le ofrece a un ex deportista?
- No necesariamente para un cargo, ¿verdad? Pero, de vuelta: yo creo, y este es un pensamiento muy de una economista, que la democracia funciona como mercado, necesita que la oferta y la demanda se encuentren. La demanda es el elector, que tiene que tener la libertad de elegir al candidato, que tiene un mercado, una oferta electoral rica, ¿verdad? Yo creo que José Luis es parte de esa oferta electoral, yo soy parte de esa oferta, Efraín, Euclides (Acevedo) somos parte de la oferta electoral. Nosotros necesitamos enriquecer la oferta electoral. Nosotros no tenemos que acotar la oferta de manera que nos lleve a una polarización entre quien es el menos malo. Entonces, a mí me gustaría que él siga siendo un actor político, no necesita un cargo, esa es la realidad. Es una figura de enorme trascendencia nacional e internacional, pero me gustaría que sí, que sea una persona que pueda colaborar desde un espacio político. Yo perdí una elección (interna) hace cinco años y ahora voy a ser presidente de la República. Esto quiere decir que una victoria o una derrota no van a determinar quiénes somos en la vida pública.
- Estados Unidos tiene siempre una preocupación muy importante por lo que sucede en la Triple Frontera. Es algo que le preocupa, ¿hay alguna posibilidad de un cambio ahí?
- Yo creo que nosotros debemos seguir mejorando los controles. Dicho esto, yo rechazo esa apreciación de que la Triple Frontera es el centro de lavado y de narcotráfico. La Triple Frontera son tres países, pero muchas veces es Paraguay el que se está llevando toda la mala fama. Paraguay terminó el año pasado la evaluación del grupo de acción financiera internacional que evalúa los mecanismos de prevención del lavado de activos y de financiamiento del terrorismo, y Paraguay salió con una nota sobresaliente: aprobó todos las evaluaciones y hoy tiene la misma calificación que tiene un país como Uruguay o Chile. Entonces, yo creo que Paraguay tiene que seguir mejorando en su proceso de lucha contra la corrupción, contra la informalidad general, una mayor competitividad en la economía, pero también tiene que mejorar su imagen, hay una gran brecha entre la realidad del Paraguay y lo que la gente cree que el Paraguay es. Ese es un trabajo que yo lo vengo haciendo desde hace décadas, lo hice como funcionario del Banco Central, lo hice como director del Banco Central, lo hice como ministro de Hacienda y ahora lo voy a hacer como presidente de la República, siendo muy honesto en las cosas buenas, y también reconociendo las cosas malas, pero rechazando en esa imagen que quieren proyectar de Paraguay como el país que está dominado por la corrupción, por los delitos transnacionales, porque realmente no es así.