Desde que el candidato de Cristina Fernández de Kirchner perdió las elecciones presidenciales de 2015 que vieron a Mauricio Macri ganar sus cuatro años en la Casa Rosada, expertos y analistas han tratado de precisar la hora exacta de la muerte del kirchnerismo. La mayoría estuvo de acuerdo en que las elecciones de mitad de período de 2017, en las que Cristina perdió personalmente una carrera por el Senado contra un candidato desconocido y de segundo nivel en la provincia de Buenos Aires, un bastión peronista legendario, fueron una sentencia de muerte para el "movimiento" que surgió en la provincia patagónica de Santa Cruz y tomó a la nación por asalto, dominando la escena política durante más de una década.
"La coalición Cambiemos de Macri, luego rebautizada como Juntos por el Cambio, se veía a sí misma como la fuerza política que finalmente derrotaría al populismo argentino. Sin embargo, cuatro años más tarde vería a la señora Fernández de Kirchner de regreso al poder, esta vez como vicepresidenta de una coalición panperonista liderada por otra figura de segundo nivel, su exjefe de Gabinete, Alberto Fernández", sostiene el medio estadounidense.
Hoy en día, el kirchnerismo sigue siendo el primus inter pares dentro de la coalición gobernante Frente de Todos, y a pesar de haber sufrido múltiples supuestos golpes de muerte, ha logrado seguir siendo un actor central de la arena política argentina, tal vez el protagonista principal. Enormemente debilitada pero aún una fuerza encomiable, Cristina, su hijo Máximo y el resto del clan tienen dos años cruciales por delante, con enormes repercusiones para el país.
La cuestión de la resiliencia del kirchnerismo atraviesa el ecosistema socio-político-económico en Argentina y ayudará a determinar el futuro cercano de la atribulada nación. Como todos los demás países del mundo, Argentina ha tenido que luchar contra la pandemia mundial Covid-19, pero también contra el arrastre de un ciclo económico decadente de una década marcado por una alta inflación y un tipo de cambio peso-dólar cada vez más debilitado.
El espectro del Fondo Monetario Internacional se vislumbra en el horizonte, con la necesidad de llegar a un acuerdo durante el primer trimestre de 2022 si la administración Fernández-Fernández busca evitar un nuevo default de deuda soberana. Todos, desde el FMI hasta la clase política argentina, coincide en que el país es incapaz de cumplir con sus obligaciones de deuda en el corto plazo y está lejos de generar un crecimiento económico sostenible -como lo expresa el asediado ministro de Economía Martín Guzmán- en el mediano y largo plazo. La mayoría coincide en que reestructurar la deuda con el organismo multilateral controlado por Estados Unidos es una condición necesaria pero insuficiente para el crecimiento futuro. Y pocos están seguros de si el kirchnerismo está dispuesto a aceptar las medidas de austeridad y la reforma estructural que se esperan de un nuevo programa del FMI.
"La señora Fernández de Kirchner ha pasado por una racha de victorias y derrotas en los últimos años. La victoria presidencial del presidente Fernández en 2019 sobre Macri significó una victoria estratégica para Cristina, quien sorprendió a todos al dejar la vicepresidencia y elegir unilateralmente a un candidato "moderado" que logró unir a diferentes facciones peronistas detrás de la causa", agrega el la revista norteamericana.
Mira también
Y completa: "Su hijo Máximo se ha convertido en un actor clave en la coalición, liderando el bloque en la Cámara de Diputados, mientras que los casos de corrupción en su contra se han movido favorablemente en los tribunales. Ella tiene de facto el poder de veto en las decisiones del gobierno, otorgándole una centralidad en la agenda política por encima incluso de Alberto Fernández, el presidente".
Mira también
Sin embargo, una serie de derrotas electorales, incluidas las últimas elecciones de mitad de período, han colocado a la oposición en igualdad de condiciones legislativas, mientras que los temblores internos en la coalición gobernante han limitado su poder de toma de decisiones, y los peronistas tradicionales, siempre escépticos, están ganando terreno. Una oposición unida, a pesar del surgimiento de fracturas dentro de Juntos por el Cambio, ha posicionado al alcalde de la ciudad Horacio Rodríguez Larreta como el principal aspirante a la presidencia en 2023, con varios competidores internos bien posicionados que anhelan la candidatura.
Si bien la oposición ha mantenido la presión sobre la señora Fernández de Kirchner, el presidente Alberto ha seguido siendo un firme partidario, desactivando una implosión institucional cuando Cristina ordenó a los miembros de su gabinete que presentaran su renuncia luego de un golpe en las primarias de las PASO.
"Un cisma dentro del Frente de Todos daría lugar a una crisis de gobernabilidad que rápidamente podría llevar al krichnerismo a los extremos, resultando en una severa pérdida de poder para Cristina y sus seguidores, quienes supuestamente son los más numerosos dentro de la coalición gobernante pan-peronista", opina el reconocido medio estadounidense.
Para cerrar, Forbes US sostiene que una fuerte recuperación económica durante los próximos dos años y un alivio de la pandemia mundial Covid-19 podrían fortalecer la posición de la administración Fernández-Fernández de cara a las elecciones de 2023, algo que parece poco probable hoy en día. "No parece estar en las cartas que el kirchnerismo se vuelva obsoleto incluso ante una dura derrota en 2023, pero un aparente anhelo social de moderación mantendrá la presión y podría obligarlos a adaptarse o perecer", concluye.
*Con información de Forbes US.
