La autorización de emergencia que permitió al presidente Donald Trump usar hidroxicloroquina de manera preventiva contra el coronavoruirus fue revocada ayer en Estados Unidos, en medio de la creciente evidencia de que este remedio antipalúdico no funciona y podría causar efectos secundarios graves.
Poco después, Trump volvió a defender el consumo de hidroxicloroquina y prometió que, pese a la decisión de la agencia federal que autoriza los medicamentos y alimentos, seguirá vendiendo esa droga a Brasil -donde su aliado, el presidente Jair Bolsonaro la defiende con igual ímpetu- y a otros países.
"Sí, lo ha pedido (Brasil) y vamos a mandarla. Yo no me puedo quejar, la tomé durante dos semanas y aquí estamos", dijo el mandatario ante la prensa durante una mesa redonda con funcionarios en la Casa Blanca.
"Tenemos informes estupendos que vienen de Francia, de España, de otros países. Yo lo único que sé es que tenemos informes tremendos, y mucha gente me ha dicho que cree que les ha salvado la vida", aseguró el mandatario, citado por la agencia de noticias EFE.
Sin embargo, horas antes, la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA, por sus siglas en inglés), la agencia federal encargada de habilitar la venta y consumo masivo de medicinas, había informado al público que las drogas hidroxicloroquina y cloroquina no son efectivas en el tratamiento del coronavirus.
Por eso, decidió revocar la autorización para su uso preventivo para el coronavirus, pese que el propio presidente dijo estar consumiéndola hace solo unas semanas.
"A la vista de los graves accidentes cardíacos y de los demás efectos colaterales graves, los beneficios conocidos y potenciales de la cloroquina y de la hidroxicloroquina no superan a los riesgos conocidos y potenciales de su uso autorizado", informó la FDA en un comunicado.
En concreto, la FDA citó los resultados de un estudio clínico en pacientes que padecen de Covid-19 y están hospitalizados.
Los resultados "demuestran que la hidroxicloroquina no ha tenido ningún efecto positivo en la mortalidad ni en la aceleración de la recuperación", sostuvo la agencia federal, según la agencia de noticias DPA.
"Hemos dejado claro a lo largo de esta emergencia de salud pública que nuestras acciones se guiarían por la ciencia y que nuestras decisiones podrían evolucionar a medida que supiéramos más sobre el virus SARS-CoV-2", nombre técnico del nuevo coronavirus, explicó el subcomisario de Asuntos Médicos y Científicos de la FDA, Anand Shah.
La FDA emitió una autorización para el uso de urgencia de la cloroquina y de la hidroxicloroquina en marzo pasado, en el inicio de la pandemia, para pacientes que estuvieran hospitalizados por coronavirus y aquellos que participaran en ensayos clínicos.
Ya en abril, la agencia había pedido públicamente que no se prescribieran esos fármacos fuera de los centros médicos, algo que no evitó que Trump anunciara al mes siguiente que estaba consumiendo hidroxicloroquina, solo como medida preventiva.
Estas dos drogas se utilizan hace décadas para tratar la malaria y también suelen ser recetadas para el lupus y la artritis reumatoide, por lo que los médicos todavía podrán administrarla a los pacientes de coronavirus, siempre y cuando no la receten expresamente para la Covid-19.
La decisión adoptada por la FDA no significa el fin de los ensayos clínicos con estos dos medicamentos para enfermos de Covid-19, solo el uso fuera de estas pruebas controladas.
El uso y la efectividad de la hidroxicloroquina ha sido uno de los temas más polémicos en el mundo durante esta pandemia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) llegó a suspender sus ensayos clínicos, pero luego los retomó porque, reconoció, se había basado en evidencia dudosa que había sido reproducida por respetadas revistas científicas, lo que alimentó aún más la polémica global.
Hoy día, el único consenso que existe sobre el tema es que no hay evidencia seria a nivel internacional de que ninguna de las dos drogas tengan efectos positivos sobre pacientes de Covid-19, que justifiquen el riesgo de los potenciales efectos secundarios.
En Estados Unidos, epicentro de la pandemia, ya fallecieron 115.896 personas por coronavirus y se registraron 2.103.750 casos, de acuerdo con el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.