La conclusión es que Cristina Kirchner lo logró. Venía pidiendo la renuncia del equipo económico. Primero llevó a Matías Kulfas a alejarse del Ministerio de Desarrollo Productivo, donde fue reemplazado por Daniel Scioli. Ahora, con su discurso incendiario, ratificó su desacuerdo con la marcha del gobierno y obligó a la salida de Martín Guzmán.
En las últimas semanas la presión sobre Guzmán se había intensificado tanto de parte de los mercados como del ala kirchnerista del Gobierno. La vicepresidente Cristina Kirchner denunció en un duro discurso un “festival de importaciones”.
Economía y el Banco Central reaccionaron el lunes instaurando una suerte de super cepo a las importaciones que exacerbó las presiones sobre el dólar y llevó al riesgo-país por encima los 2.400 puntos básicos, un nivel casi de default.
Con ese super cepo, se logró que el Banco Central se haga de más de USD 1.000 millones en pocas jornadas y dio por cumplidas las metas del segundo trimestre del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
La sostenibilidad de la política económica y del propio Guzmán, sin embargo, estaba siendo cada vez más comprometida, como por ejemplo volvieron a poner en evidencia las declaraciones del viernes de Andrés Larroque, ministro de Desarrollo Social bonaerense y vocero de la Cámpora y del kirchnerismo, quien dijo que se había acabado “la etapa de la moderación”.
Problemas y más problemas.
Guzmán, además, ya había tenido problemas serios para sostener el financiamiento del programa económico a través de la colocación de bonos en pesos ajustables por inflación, cuya cotización cayó fuertemente en las últimas dos semanas y puso en serias dudas la sostenibilidad no solo de la cotización de los bonos -que el Banco Central salió a sostener, mediante compras que financió a fuerza de emisión monetaria- sino de la política económica.
La evidencia de que el conflicto entre el Presidente -su sostén político- y la Vicepresidenta -su principal cuestionadora- no dio ningún signo de tregua, como se volvió a evidenciar entre el discurso del viernes de Alberto Fernández y el del sábado de Cristina Kirchner- pudo haber impulsado la decisión definitiva de Guzmán, que además veía pasar cada día numerosos rumores y operaciones en torno de su desplazamiento y eventual reemplazo.
En las últimas semanas, además, Cristina Kirchner, mantuvo reuniones con economistas de corte más ortodoxo, como el expresidente del Banco Central, Martín Redrado, y el presidente del Ieral, Carlos Melconian, severos críticos de la política económica de Guzmán y, más en general, de la gestión de Alberto Fernández, jaqueada no solo por la crisis económica sino también por la creciente incertidumbre política.
A principios de junio, la eyección del Gabinete de Kulfas, el exministro de Desarrollo Productivo, dejó además a Guzmán sin su principal aliado en el Gabinete y en el cada vez más despoblado bando albertista.
- Escrito por José Calero