Había entrevistado a Javier Milei dos veces antes de que fuera presidente. La primera, en plena pandemia, por Instagram. Hicimos más de 50 entrevistas a líderes y emprendedores de los sectores más diversos. El reportaje fue el más extenso (casi dos horas) y el que batió récords de audiencia. Y el último y único encuentro personal había sido en el Forbes Summit Reinventando Argentina 2020 al que fue invitado junto a los otros diputados electos, Martín Tetaz y Victoria Tolosa Paz. Los reportajes fueron por separado. Y al preguntarle si le gustaría ser presidente, Milei respondió: "Por el solo hecho de calzarme una banda presidencial, no. No me interesa el poder per sé".
La entrevista de esta edición fue realizada el jueves 18 de diciembre en la Casa Rosada, sin condicionamientos ni consultas previas a los temas. Duró casi 50 minutos y puede verse en formato audiovisual en la página de YouTube de Forbes Argentina.
En la mitad de la charla, el Presidente lanzó la frase que ocuparía la agenda los días posteriores: "Con el PRO vamos juntos en todos lados o separados. Trampas al electorado, no". Ni bien la pronunció, sabía que esa frase no podría esperar los tiempos industriales de esta edición impresa. Y además se había anunciado que tendría una extensa entrevista el lunes 23 con su amigo, el conductor Alejandro Fantino. Por eso, adelantamos parte del reportaje en la web y en las redes sociales. Y fijamos para los últimos días del año la fecha de publicación de la versión completa que pueden leer en esta edición especial, Anuario/Verano.
En la entrevista, el Presidente adelantó su plan "motosierra profunda" para 2025, que incluye reformas previsionales, laborales e impositivas: "Reducir el 90% de los impuestos -no de la recaudación- para quedarnos solo con cinco o seis". Tras una larga explicación académica, negó que fuera una anomalía que veranear en Brasil fuera más barato que ir a la costa argentina y explicó por qué considera que no hay atraso cambiario. El dilema de cuál es el tipo de cambio competitivo para la Argentina nunca fue sencillo de resolver y hoy se presenta como uno de los grandes desafíos de la gestión para su segundo año de mandato. Fue el tema al que el Presidente le dedicó más tiempo, respondiéndoles a los "devaluadores" y a los "econochantas", pero más allá de los adjetivos, será un punto central a resolver.
Como es habitual, cargó contra encuestadores y periodistas, y profundizó sobre su estilo, al que considera "una marca Javier Milei". Y celebró que Santiago Caputo "no haya tenido la osadía de querer cambiarme". Es difícil evitar el sesgo de autoconfirmación. El Presidente construyó su imagen pública como un outsider en los programas más diversos de televisión con contenidos disruptivos para la época (hablar de liberalismo y libertad en tiempos de kirchnerismo) y con exabruptos adictivos para el rating. En un posteo en redes sociales, Federico Sturzenegger lo comparó con Sarmiento y citó todos los insultos que el prócer le dedicaba a otro héroe de los libertarios como Alberdi. Y justificó así los modales del actual Presidente. Milei, más frontal, le dijo a FORBES: "No estoy dispuesto a cambiar, siempre fui áspero. Los argentinos lo sabían y el que no le gusta, que no me vote".
Desde una perspectiva weberiana, se podría privilegiar el bien mayor; en este caso, el fondo antes que las formas. Con el derrumbe de la inflación como proa y una visión de una Argentina más libre, Milei concluye su primer año con cifras alentadoras, una determinación previsible y un pragmatismo inesperado. 2025, allá vamos. Que tengan todos ustedes, estimados lectores, un gran año por delante.