El Papa Francisco abandonó el domingo el hospital Gemelli de Roma tras una internación de cinco semanas para recibir tratamiento por neumonía, y de esta manera hizo su primera aparición pública desde el 14 de febrero saludando a sus seguidores desde un balcón momentos antes de ser dado de alta.
Francisco, de 88 años, fue hospitalizado el 14 de febrero con una grave infección respiratoria que se convirtió en la crisis de salud más grave de sus 12 años de papado.
Un coche en el que viajaba Francisco salió del hospital poco después del mediodía del domingo y fue acompañado a través de Roma por un convoy de vehículos policiales.

El Papa apareció en un balcón del hospital justo antes de partir. En silla de ruedas, como lo ha hecho durante varios años, sonrió y saludó a un grupo de simpatizantes reunidos afuera.
El anuncio lo hicieron Sergio Alfieri, responsable del equipo médico del Gemelli que lo trató en estos 37 días, y Luigi Carbone, referente médico de Francesco. El Papa, sin embargo, tendrá que observar un periodo de convalecencia de dos meses, durante el cual los agentes sanitarios desaconsejan audiencias y encuentros con grupos de personas.
La participación del Papa en los ritos de Semana Santa y en la canonización de Carlo Acutis el 27 de abril se evaluará en función de la evolución de su convalecencia.
Una recuperación marcada por episodios críticos
Los médicos confirmaron que Francisco experimentó dos episodios críticos durante su tratamiento, en los cuales su vida estuvo en riesgo debido a una infección aguda del tracto respiratorio y complicaciones como insuficiencia renal leve y crisis respiratorias asmáticas prolongadas. Aunque ya no requiere ventilación mecánica y utiliza menos oxígeno de alto flujo, los especialistas han indicado que necesitará al menos dos meses de descanso y atención médica en su residencia del Vaticano.
El cardenal argentino Víctor Fernández señaló que el Papa podría necesitar "reaprender a hablar" debido a una pérdida temporal de voz causada por la terapia de oxígeno. Este tipo de recuperación es común tras un tratamiento intensivo por neumonía bilateral, según los médicos.

Un liderazgo inquebrantable desde la distancia
A pesar de su ausencia física en eventos públicos, Francisco ha mantenido el control sobre las actividades del Vaticano. Durante su hospitalización, nombró más de una docena de obispos, aprobó nuevos santos y extendió por tres años su emblemático proceso de reforma. "Estamos acostumbrados a ver a un papa que está en todas partes todo el tiempo", comentó Kurt Martens, abogado canónico de la Universidad Católica de América.
"Pero no olvidemos que en el pasado los papas aparecían solo en raras ocasiones" declaró el especialista.
Este equilibrio entre fragilidad física y autoridad absoluta ilustra la singularidad del papado. Según el derecho canónico, el Papa posee "poder ordinario supremo, pleno, inmediato y universal en la Iglesia", lo que lo convierte en una figura que no responde ante nadie más que ante Dios.
El impacto político y las especulaciones sobre su sucesión
La hospitalización del Papa ha intensificado las conversaciones sobre un posible cónclave para elegir a su sucesor. Consciente de estas dinámicas, Francisco declaró tras una hospitalización anterior: "Algunos querían verme muerto", refiriéndose a reuniones secretas para planificar el próximo cónclave.
Además, se sabe que un cardenal anónimo circuló un memorando con las prioridades para corregir lo que describió como "confusión, división y conflicto" bajo el liderazgo actual.
Sin embargo, el cardenal Fernández aseguró que Francisco no tiene intención de dimitir. Este compromiso reafirma su determinación de liderar la Iglesia Católica, incluso frente a las críticas conservadoras que lo acusan de ejercer el poder como un "Papa dictador".
La fuerza en la debilidad: un enfoque jesuita
La disposición del Papa para mostrar sus debilidades físicas y emocionales refleja su formación jesuita y la enseñanza bíblica de San Pablo: "Cuando soy débil, entonces soy fuerte".
El reverendo John Cecero destacó que esta humildad es fundamental en el ejercicio de la autoridad jesuita. "Para cada jesuita, esto significa pensar más allá de su propio interés personal en pos del bien común", explicó Cecero.
Francisco ha llevado esta filosofía más allá al hablar abiertamente sobre sus enfermedades y problemas emocionales. En 2021 reveló haber acudido a un psiquiatra durante la dictadura militar argentina para manejar el miedo y la ansiedad.
Según el periodista y médico argentino Nelson Castro, autor del libro La salud de los papas, esta transparencia busca humanizar al pontífice: "El papa Francisco es un hombre de poder. Solo alguien con tanta seguridad en sí mismo se atrevería a hablar tan abiertamente".
Liderazgo resiliente frente al desafío
La recuperación del Papa Francisco no solo marca un hito personal sino también institucional. Su capacidad para liderar desde la distancia mientras enfrenta problemas graves de salud refuerza su imagen como un líder resiliente y comprometido con su misión pastoral.
Aunque las especulaciones sobre su sucesión persisten, Francisco continúa demostrando que incluso en momentos de fragilidad física puede ejercer el poder con humildad y firmeza.
"Si no podemos ver su rostro... lo que debemos mirar es precisamente lo que él mismo tiene delante: el altar y el crucifijo", se pudo leer en el periódico católico milanés Avvenire, destacando cómo Francisco redefine el significado del liderazgo espiritual en tiempos complejos, como tantos otros que ya le tocó superar con el temple de los papas de todos los tiempos.