Argentina, Bolivia y Chile tienen las mayores reservas internacionales de este metal que tiene un rol clave en el cambio de paradigma energético.
La importancia del litio ya es una realidad que varias economías contemplan con vistas en el futuro. El litio es un metal alcalino blanco-plateado, extremadamente ligero, que por su reactividad y flamabilidad ocurre en compuestos como pegmatitas y salmueras.
Además, es muy buen conductor, y sobretodo, permite la reversibilidad de electrones que, permite su recarga y descarga, clave para la fabricación de baterías. Como el petróleo, el litio es de origen no renovable, pero a diferencia del petróleo, el litio sí es recargable, por lo que se puede usar en innumerables ocasiones antes de que decaiga, explican desde Forbes México.
Desde el portal profundizan que la industria del litio se desarrolló hasta la década de 1980, cuando aparecieron las baterías de iones-litio, y ha tenido un gran empuje por la industria de vehículos eléctricos, quienes requieren mejores baterías. Un ejemplo de esta nueva categoría es la batería del Tesla Model S de 70 kWh y con peso de unos 453 kg, que requiere unos 63 kg de, suficiente para cargas unas 10 mil baterías de celular. El rango general va de 25 a 70 kg por batería.
La sensibilidad entre precios y demanda es importante: por un lado, los precios deberían caer conforme aumente la extracción y mejore la tecnología, mientras que, según Goldman Sachs, un incremento de solo 1% en la producción de vehículos eléctricos podría aumentar la demanda actual del litio en más de un 40 por ciento. .En este tiempo, el precio ha variado de casi 20.000 dólares por tonelada a menos de la mitad, pero si las extractoras se confían y no mantienen el ritmo de inversión, habrá escasez y subirá su costo, publica Forbes Mexico.
Entre 2007 y 20014, las baterías de iones de litio para vehículos eléctricos disminuyeron su precio en 8% anual promedio, y para 2022, tendrían un costo de apenas una cuarta parte del costo de 2010. El litio representa un mercado de 3.200 millones de dólares y su demanda aumentará de 240 mil toneladas a 1,7 millones en 2040. Para ese año, se espera que el 57% de los autos alrededor del mundo sean de motores que no usen gasolina.
El litio es clave para la transición energética hacia un mundo más eléctrico, pero también se requiere su propia revolución tecnológica: el ion de litio casi ha agotado su potencial de almacenamiento de energía, alcanzando ya el umbral del 90% de su capacidad teórica.
Extracción e Impacto Ambiental
Desde el portal mexicano explican que los yacimientos de litio se pueden comprender de acuerdo con su tamaño. Un yacimiento pequeño, o en fase piloto, va desde unas pocas cientos de toneladas hasta unas 5.000. Una fase industrial ya contempla más de 5.000 toneladas, mientras que las diez minas más grandes superan las 25.000 toneladas.
Existen dos formas principales para encontrar litio: las salmueras ?aguas superficiales saturadas de sales y otros minerales? y de tipo minero. En las primeras, se montan “albercas” para que luego de evaporación, permanezca el mineral. En las segundas, se utilizan técnicas habituales de la minería, para luego realizar tratamientos metalúrgicos especiales.
Ambos asuntos son espinosos para las entidades que autorizan permisos. Por ejemplo, el gobierno de Evo Morales decidió que solo explotarían el litio que estuviera disponible superficialmente, por lo que descartó el enfoque de tipo minero. Sin embargo, las salmueras también redujeron la disponibilidad del agua en las comunidades aledañas al Salar de Uyuni, que es una zona con estrés hídrico relevante. Por otro lado, los desechos de sal y otros químicos causaron daños en la piel de personas cercanas a la principal mina de Argentina.
Otro aspecto clave es que, debido a que las baterías tienen limitación sobre su capacidad de almacenamiento, habrá emisión de gases que provocan el efecto invernadero y el calentamiento global, ya que su trayectoria actual, la explotación de iones de litio no contribuiría al progreso en los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de la ONU y los de reducción de emisiones al 2050 del Panel Internacional sobre el Cambio Climático. Esto profundiza en la necesidad de su propia revolución tecnológica: si las baterías de iones de litio no pueden satisfacer los objetivos climáticos, se deben buscar alternativas, publicó Forbes México.