Funcionarios del Gobierno de EE.UU., encabezados por el secretario de Estado, Mike Pompeo, presionaron a las agencias de espionaje de EE.UU. para que aportaran evidencia que fundamente la polémica teoría de que la enfermedad COVID-19 surgió en un laboratorio de Wuhan, mientras el presidente de EE.UU., Donald Trump ?y el equipo de su campaña presidencial? atacan a China para desviar la atención de las críticas contra su Gobierno por la mala administración del brote, según The New York Times.
Trump y los republicanos empezaron a apuntar contra China para echarle la culpa por la crisis en EE.UU., y la teoría de que el virus se propagó desde un laboratorio surge como un arma potencialmente explosiva.
Científicos de varios países afirmaron que las evidencias indican que el virus surgió en la vida silvestre, no en un laboratorio, y la mayoría de las agencias de inteligencia toma la teoría de Trump con escepticismo.
Si una agencia de inteligencia de EE.UU. publicara un informe en el que se vinculara el brote a un laboratorio de Wuhan, las consecuencias para las relaciones entre Washington y Beijing podrían ser devastadoras.
Según el Times, algunos funcionarios de inteligencia están preocupados por que la presión de los funcionarios de Trump pueda embarrar la determinación del origen del virus y usarse como excusa en la batalla política contra China.
El miércoles, NBC News informó que funcionarios del Gobierno de Trump también ordenaron a las agencias de inteligencia que investiguen si China y la Organización Mundial de la Salud ocultaron información sobre el virus en los primeros días del brote.
Ahora, el Times afirma que es Pompeo, el exdirector de la CIA bajo Trump, el que encabeza las iniciativas para fundamentar la teoría.
Idea de los conservadores
La idea de que el virus fue creado en un laboratorio empezó a circular en febrero entre medios conservadores ?como Fox News? y legisladores de derecha, como el senador republicano por Arkansas Tom Cotton, uno de los más acérrimos defensores de la teoría. Esta acusación tomó impulso en las últimas semanas ante la noticia de que funcionarios del Gobierno estaban investigando el tema. Trump refrendó la teoría el 18 de abril en una conferencia de prensa en la Casa Blanca, en la que afirmó (sin presentar pruebas) que el Gobierno de EE.UU. estaba analizando el tema y que sonaba lógico.
Poco después de que el Times publicara la nota, el Inspector General de la Comunidad de Inteligencia sacó un comunicado en el que declaró que la comunidad de inteligencia concuerda con el consenso científico de que el virus de la COVID-19 no es artificial ni genéticamente modificado, pero agregó que los funcionarios seguirán examinando rigurosamente la información que aparezca para determinar si el brote comenzó por el contacto con animales infectados o fue provocado por un accidente en un laboratorio en Wuhan.
El Dr. Anthony Fauci rechazó la teoría en la conferencia del 18 de abril, en la que afirmó que los estudios realizados habían demostrado que probablemente el virus pasó de murciélagos a seres humanos.
Un grupo de virólogos evolucionarios altamente calificado analizó la evolución de las secuencias en los murciélagos. Las mutaciones necesarias para llegar a la versión actual se condicen plenamente con el salto de una especie animal a los seres humanos.
Casi el 30% de los estadounidenses cree que el virus fue creado en un laboratorio, según una encuesta reciente del Pew Research Center. Otra encuesta del Pew publicada este mes arrojó que los televidentes de Fox News eran mucho más propensos a creerlo que los de MSNBC.
Los científicos afirman que los siete coronavirus que contagian a humanos que se conocen surgieron en murciélagos, ratones o animales domésticos.
Autor: Jack Brewster