El G20 acordó suspender el pago de deuda. ¿Harán lo mismo los privados?

En plena guerra económica contra el coronavirus, el G20 suspendió los pagos de deuda de los 77 países más pobres del mundo.

Según estimaciones, entre el 1 de mayo y fin de año vencían US$ 12.000 millones, pero el miércoles, una reunión de ministros de Finanzas del G20 acordó “suspender por tiempo limitado los pagos de deuda” de los 77 países más pobres del mundo.

Actualmente, solo 15 de esos países tienen casos confirmados de la enfermedad COVID-19, pero los ministros se vieron obligados a intervenir por el efecto económico de la pandemia. La desaceleración del comercio global viene siendo dramática: exportadores como Nigeria y Angola sufrieron la caída de los precios de las commodities, se dejaron de enviar remesas y el turismo prácticamente dejó de generar ingresos.

Los inversores privados tienen que aportar lo suyo

Ahora les toca a los inversores privados, afirma el G20. “Instamos a los acreedores privados a participar en la iniciativa trabajando con el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés)”, afirmó el grupo en un comunicado sobre la reunión del miércoles. Cerca de un cuarto de la deuda del mundo, unos US$ 3.000 millones que vencen en los próximos ocho meses, se debe pagar a acreedores privados.

¿Pero quiénes son esos “acreedores privados”? La mayoría son fondos de cobertura (hedge funds) y bancos especializados y operadores de materias primas que toman préstamos con futuras exportaciones como garantía, afirma Tim Jones, director de políticas de la Jubilee Debt Campaign.

En particular, los gobiernos británico y estadounidense deben obligar a estas empresas a seguir su ejemplo, de ser necesario imponiendo su autoridad legal. Casi todos los contratos de deuda internacional se rigen por la ley británica o la de Nueva York, afirma Jones. “Esas jurisdicciones podrían aprobar leyes para que nadie sea demandado por suspender los pagos de deuda”.

Actualmente, un enorme volumen de deuda de países pobres se cotiza en mercados secundarios con tasas de interés del 6% al 12%. Por ejemplo, un agente que compra deuda de Zambia a 30 centavos por cada dólar de deuda obtendrá “ganancias sin precedentes” si logra que el país le pague toda la deuda, explica Jones. “Todo lo que pedimos es que esas pérdidas se produzcan en la deuda impaga y que los compradores de la deuda no obtengan ganancias enormes con esta crisis”.

Las organizaciones activistas como la Jubilee Debt Campaign exigen no postergar, sino cancelar el pago de la deuda. La deuda de los países más pobres del mundo se canceló unilateralmente una sola vez en la historia, en 2005, pero desde entonces (y especialmente en la crisis financiera de 2008) esos mismos países vienen tomando deuda a tasas de interés alarmantes.

En noviembre, antes de que el coronavirus sacudiera la economía mundial, el FMI informó que 20 economías africanas tenían niveles de deuda tales que presentaban dificultades para pagar sus obligaciones. Los Gobiernos africanos tomaron cerca de US$ 26.000 millones en los mercados internacionales solo el año pasado, según Bloomberg.

La mayoría de los países cuyos pagos de deuda se postergaron el miércoles son africanos. Otros países con más ingresos, como el Líbano y Argentina, tienen una mayor porción de su deuda en manos de acreedores privados, con lo cual el anuncio del G20 el miércoles afectará muy poco sus reembolsos.

Sin embargo, hay muchas probabilidades de que muchos de los 77 países más pobres entren en default de todas formas, sostiene Jones, con lo cual planificar la cancelación de esa deuda “no es más que administrar el proceso”.

“Esta crisis es tan inédita que vamos a necesitar más medidas además de las anunciadas ayer”.

Autor: Ollie Williams