Distintos economistas apuntaron a la división política del Poder Ejecutivo como factor en los malos resultados acumulados durante la gestión de Martín Guzmán al frente del Palacio de Hacienda.
Para Roberto Cachanovsky, "no es un problema de nombres. El problema no es Guzmán, que nunca tuvo un plan económico, el problema es el kirchnerismo".
Por su parte, para Manuel Solanet, director de Políticas Publicas de Libertad y Progreso la renuncia de Guzmán “confirma la profundidad de la grieta oficial y el predominio de las opiniones de la vicepresidenta por encima del presidente de la nación”.
“Si bien Guzmán participó de políticas equivocadas e insuficientes en el exterior se lo conoce como el ministro más próximo a la racionalidad económica”, sostuvo el profesional y aseguró que “la renuncia va a ser interpretada negativamente por los mercados y en el exterior”.
En tanto, el ex ministro de Economía Alfonso Prat Gay apuntó directamente al funcionario saliente: “Irresponsable en todo. Hasta en su salida”, escribió en su cuenta de Twitter.
Ramiro Castiñeira también utilizó esta red para expresar que “renunció el segundo peor ministro de economía de la historia argentina. Sólo superado por el soviético de Kicillof”. Y detalló: “Su herencia política económica soviética, US$ 60.000 millones de deuda pública, - 8% del PBI de déficit fiscal (5% +3%BCRA) y nos deja en la puerta a un Rodrigazo”
Añadió que “su único objetivo fue imponer el obsoleto modelo económico del peronismo versión 1970, tal como le gusta a CFK. Con todas las regulaciones, prohibiciones, controles, cepos e impuestos propios del fracaso de esa década”.
En tanto, Esteban Domecq subrayó “los desequilibrios fiscales, monetarios, cambiarios y financieros del "programa nos dejaron en un escenario macro disruptivo. Lo que viene será quirúrgico y muy complejo de contener. Pocos saben quiénes fueron Ber Gelbard y Gómez Morales; todos nos acordamos de Celestino Rodrigo”.
Para Matías Surt “la herencia de Guzmán: déficit fiscal explosivo, una reestructuración de deuda con riesgo récord y una inflación caminando al 80%. Todos derivados de un error primario: creer que se podía hacer política económica con una coalición política delirante”.
Fernando Marull enfatizó que Guzmán “deja una inflación acumulada de 270% en 3 años, la mayor desde la hiperinflación”. Cristian Buteler remarcó: “el punto nunca es quien se va, sino quien lo reemplaza”.
El economista Gabriel Caamaño opinó que "lo más importante en adelante será saber quién viene y con que plan" y señaló que Guzmán "estaba muy golpeado por la interna dentro del Gobierno".
Caamaño, director de la Consultora Ledesma, agregó que "quien venga tendrá que negociar un plan de transición, como señal de entrada, y necesitaremos saber que negocia con el kirchnerismo, que demostró que tiene poder para voltear ministros, por lo menos para conocer la próxima hoja de ruta para los próximos meses".
Opinó que la gestión del exministro "tuvo muy malos resultados, solo aprovechó las oportunidades de la coyuntura y fracasó por la falta de un plan y por no lograr consensos internos con lo cual era imposible armar un plan".
El economista Fausto Spotorno señaló que Guzmán "venía bastante desgastado y sin poder de decisión, salvo el apoyo del Presidente, pero esta dimisión en términos políticos no creo que sirva para mucho en la actual situación".
"Lo cierto es que la economía venía muy mal, aunque no se puede negar que asumió en una situación muy limitada y encima después le toco la pandemia", dijo en declaraciones a Noticias Argentinas.
Sportorno, de la consultora Orlando Ferreres y Asociados, agregó que "lo importante es saber quien viene ahora y que es lo que va a hacer, sobre todo con que poder de negociación llega, porque necesitamos un ministro fuerte, que esté al margen de las peleas políticas".
Por su parte, Ariel Coremberg resaltó que "Guzmán era el próximo fusible y ahora saltó, porque fue perdiendo poder paulatinamente desde mucho tiempo atrás, yo diría desde las primeras negociaciones con los acreedores privados".
Coremberg, director del Centro de Estudios de la Productividad, opinó que "ya no tenía poder al fracasar las primeras negociaciones con los acreedores privados, por eso a pesar del acuerdo con ellos el riesgo país se mantuvo alto".
El experto señaló que el saliente ministro "tenía un techo de empoderamiento dentro del Gobierno y tuvo que renunciar por un hecho muy central que es el de no poder reducir la inflación, como causa estructural que le hizo perder poder".
Mientras que "en los hechos tenemos una alta inflación y velocidad de aceleración cercana a los tres dígitos anuales, lo cual me hace recordar a una situación similar a la del gobierno de Isabel Perón".
Coremberg opinó que el exministro "estaba sostenido únicamente por el presidente, y perdió poder desde que Cristina Kirchner después de las elecciones de las PASO, empezó a criticar al propio presidente y a la gestión económica".
El ex secretario de Finanzas Miguel Kiguel señaló que Guzmán "había perdido apoyo tanto del kirchnerismo como del sector de la alianza de gobierno que encabeza Sergio Massa".
Kiguel, director de consultora Econviews, criticó el momento de la renuncia de Guzmán al sostener que "fue un muestra de revanchismo increíble", al recordar que lo anunció mientras la expresidenta Cristina Kirchner hablaba en un acto político en Ensenada.
Expresó que "no se sabe todavía quien puede venir, pero quien llegue tendrá que tener el apoyo de los tres sectores de la alianza de gobierno y administrar con consensos una situación muy complicada, pocas opciones y en medio de un programa con el FMI", dijo en declaraciones a Noticias Argentinas.
Al opinar sobre la gestión económica, señaló que "por los indicadores tenemos que coincidir que a pesar de lograr la reestructuración de la deuda, hoy la economía sigue en crisis".
Por su parte, el economista de la Fundación Libertad y Progreso Aldo Abram dijo que "pensaba que renunciaría mucho antes, porque al lograr el acuerdo con el FMI había cumplido el objetivo para el que había sido convocado".
Para Abram, Guzmán "arregló la deuda con el FMI y los acreedores privados y podría haberse ido con todos los galardones, y no quedarse para pagar los altos costos que hoy estamos viendo".
Abram agregó que "hoy tenemos malos indicadores en inflación, con cepo cambiario, reservas limitadas, alto déficit, problemas muy difíciles de resolver".
Opinó que "duró más de lo que yo pensaba porque sin poder todo eso no se puede resolver, no podía quedarse sólo para poner la cara y pagar las consecuencias de la difícil situación económica".
Por su parte, el presidente de CAME, Alfredo González, dijo que la renuncia del ministro "requiere una rápida reacción política y la cooperación de todos los sectores claves en la economía del país".
"Desde el sector pyme advertimos que es necesario evitar que la actual coyuntura afecte la recuperación que implica tanto esfuerzo por parte de los sectores productivos", expresó en declaraciones a esta agencia.
González sostuvo que "es imperioso reforzar políticas que garanticen previsibilidad para las pequeñas y medianas empresas comprometidas con la inversión en la Argentina".
*Por Roberto Pico y Luis Di Nardo, publicado en Noticias Argentinas (NA)