Es una escena casi mágica que se repite día tras día en las calles de cualquier ciudad: al caminar cerca de una panadería, ese inconfundible y seductor aroma a pan recién horneado invade nuestros sentidos, anunciando la cercanía de un lugar especial donde el arte y el oficio se entrelazan para dar vida a uno de los alimentos más antiguos y queridos por la humanidad: el pan. 

Es aquí donde los panaderos, hombres y mujeres con las manos enharinadas, vestidos de blanco y con sus gorros distintivos, ejercen su tarea, trabajando incansablemente incluso en las horas en que muchos de nosotros dormimos.

El 4 de agosto, en Argentina, se celebra el Día del Panadero, una fecha que rinde homenaje a estos verdaderos artesanos de la gastronomía que dedican su vida a proveer a la población con el alimento más básico y esencial de la mesa argentina: el pan. 

Fue por decisión del Congreso Nacional que se eligió ese día, que coincide con la creación del primer sindicato de panaderos en Buenos Aires, la “Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos”. La idea de los legisladores fue reconocer así el esfuerzo físico y la dedicación de los panaderos a la tarea de alimentar a toda una nación.

 La historia de los panaderos y las panaderías se remonta, sin embargo, a tiempos inmemoriales, atravesando culturas y civilizaciones diversas. Se dice que los aborígenes australianos fueron los primeros panaderos del mundo, ya que arqueólogos han fechado piedras de moler en Australia con más de 30.000 años. Sin embargo, otra versión sitúa los inicios de la panadería en el antiguo Egipto, alrededor del año 8.000 a.C. 

En la Edad Media, la mayoría de los panaderos tenían hornos públicos donde las personas acudían a hornear sus propias masas y panes. Sería en Roma donde comenzó a elaborarse pan en masa, donde los panaderos romanos usaban, además de harina, aceite y miel para crear sus productos.

El pan, ese alimento milenario que ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia, también ocupa un lugar preponderante en la mesa de los argentinos. Con una tradición triguera ancestral, Argentina es un país donde el consumo de pan alcanza cifras sorprendentes: se estima que cada argentino consume alrededor de 72 kilos de pan al año, superando incluso a países como Francia y varios países europeos.

 En la actualidad, los panaderos argentinos enfrentan nuevos desafíos y demandas de los consumidores en un mundo en constante cambio. Los resultados del estudio Taste Tomorrow 2023, realizado por el Grupo Puratos, revelan cómo el panadero deberá adaptarse a las nuevas tendencias en Panadería, Pastelería y Chocolatería, respondiendo a la creciente búsqueda de ingredientes saludables y opciones más conscientes.

Según la investigación, realizada por Puratos en base a consultas con más de 20.000 personas en 50 países, los consumidores de Latinoamérica, especialmente en Argentina, muestran una alta preferencia por los ingredientes naturales cuando compran productos de panadería. 

Cerca del 78% de los argentinos y el 77% de los latinoamericanos comprarían más en panaderías que utilizan ingredientes naturales. "Esto demuestra una creciente conciencia sobre la calidad y la salud en la elección de los alimentos", apunta Sabine Brusselmans, gerenta de Marketing de Puratos Argentina, Uruguay & Paraguay.

Taste Tomorrow 2023 también puso en evidencia cómo el pan de masa madre ha ganado popularidad entre los consumidores que buscan opciones más saludables. El 55% de los argentinos considera que el pan de masa madre es más saludable, un porcentaje que alcanza el 61% a nivel mundial. Este tipo de pan, fermentado gracias a la presencia de levaduras naturales y bacterias lácticas en la masa madre, conquista cada  vez más paladares y corazones por su complejidad de sabor y textura.

 La demanda de más granos y semillas también se convirtió en una tendencia global en la industria de la panadería. Los consumidores buscan mejorar el valor nutricional del pan y de otros alimentos, enfocándose cada vez más en el cuidado de su salud gastrointestinal y bienestar mental. La panadería artesanal encontró un lugar destacado en esta búsqueda, ofreciendo sabores únicos y una experiencia culinaria superior.

"La industria de la panadería está experimentando una "premiumización" del pan. La diferenciación del producto en base a la comunicación de su “storytelling”,  la transparencia en cuanto al origen de los ingredientes o si los productores reciben un precio justo, la trazabilidad de la cadena de suministro, la forma en que se elaboró el pan, entre otras,  son aspectos cada vez más valorados por los consumidores. Los panaderos están adoptando nuevas técnicas y recetas para satisfacer estas demandas cambiantes, manteniendo la esencia artesanal mientras producen a gran escala", profundiza Brusselmans.

El Día del Panadero es una oportunidad para honrar a aquellos que con su arte y dedicación nos proveen del pan que acompaña nuestras mesas y nuestras vidas. Desde los aborígenes australianos hasta los panaderos modernos de Argentina, esta profesión ha dejado una huella en la historia de la humanidad, nutriendo cuerpos y almas con uno de los alimentos más esenciales y reconfortantes.

Así que, en esta fecha especial, al pasar cerca de una panadería y sentir ese inconfundible aroma a pan recién horneado, tomemos un momento para recordar y agradecer a esos guardianes de sabores y tradiciones que trabajan en la penumbra de la noche para asegurarse de que tengamos el pan, las facturas, las medialunas y los bizcochos listos para acompañar nuestro desayuno cada mañana.