El “golpe de timón en la estrategia económica” que planteó la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la Carta que difundió el jueves pasado representaría un aumento del gasto equivalente a 1,3 punto porcentual del Producto Bruto Interno (PIB), que implicaría una emisión de “$ 550.000 millones extra hasta fin de año”.
La estimación fue presentada por la consultora Invecq en un informe en el que alertó que llevar a cabo ese propósito generaría “desorden cambiario y una aceleración inflacionaria que, partiendo de niveles del orden del 50% podrían poner a la nominalidad de la economía argentina en una senda muy peligrosa”.
“El mercado tiene elementos para ser optimista y pesimista al mismo tiempo”, señaló, debido a que el resultado de las PASO dejó abierta “la posibilidad, ahora más certera, de la finalización de un gobierno con un fuerte sesgo anti-mercado a partir de 2023”, pero la crisis dentro de la coalición gobernante plantea un “riesgo de radicalización política y económica con mayor inestabilidad macroeconómica”.
La entidad dirigida por Esteban Domecq indicó que el documento difundido por la Vicepresidenta “hizo nítidos los motivos de la interna en materia económica” al poner en evidencia “el diagnóstico del ala más dura de la coalición”.
Ese diagnóstico indicó que “la elección se perdió porque el equipo económico (encabezado por Guzmán) fue muy conservador, gastó y emitió poco, se preocupó más por la consolidación de las cuentas públicas y el arreglo con el FMI que en sostener los ingresos de los trabajadores, jubilados y demás beneficiarios de transferencias estatales”.
“Cristina Kirchner está pidiendo públicamente un golpe de timón en la estrategia económica que implicaría, concretamente y según nuestras proyecciones fiscales, un aumento del gasto público respecto del plan de Guzmán de aproximadamente 1,3 puntos porcentuales del PBI”, aseguró Invecq en su análisis.
La entidad precisó que esa inyección de recursos “equivale a unos $ 550.000 millones extra hasta fin de año”.
“Además de que es un montón enorme de dinero, lo que vuelve más riesgosa aún a la estrategia es lo concentrado en corto tiempo que sería la inyección de recursos dado que las elecciones definitivas son en exactamente dos meses”, subrayó.
Pero Invecq remarcó que el reclamo de Cristina Kirchner “no se limita exclusivamente a los meses que quedan hasta la elección definitiva, sino que en otras palabras está exigiendo una revisión completa del presupuesto 2022”.
“Nuevamente la exigencia de la presidente del Senado es abandonar la disciplina fiscal y garantizar las políticas de demanda necesarias para mejorar los ingresos de los individuos”, consideró, al tiempo que advirtió que “seguramente influenciada por sus asesores económicos, lo que no se tiene en cuenta es que aumentar los ingresos nominales de las personas no implica que se incrementen en términos reales”.
Por el contrario, la consultora evaluó que “es más probable que la inyección fiscal y monetaria” propuesta por la vicepresidenta “genere un desorden cambiario y una aceleración inflacionaria que, partiendo de niveles del orden del 50% podrían poner a la nominalidad de la economía argentina en una senda muy peligrosa”.
La carta completa
"Una vez más me dirijo a mis compatriotas como lo he hecho en otras oportunidades. No es la primera vez. Hace ya casi un año, el 26 de octubre de 2020, me dirigía a los argentinos y las argentinas con el documento “27 de octubre. A diez años sin él y a uno del triunfo electoral: sentimientos y certezas”.
Allí desgranaba reflexiones acerca del funcionamiento institucional, y de lo que considero el problema central de la economía argentina y la necesidad de abordarlo desde un acuerdo amplio de las distintas fuerzas políticas.
Hoy, releo aquellas líneas de inusitada actualidad en las que también mencionaba que las decisiones en el Poder Ejecutivo argentino siempre las toma el Presidente de la Nación y en las que decía sin eufemismos ni operaciones de prensa en off, que había funcionarios y funcionarias que no funcionaban.
También recuerdo el acto que se llevó a cabo en el Estadio Único de La Plata el 18 de diciembre de 2020, del cual participamos muchos compañeros y compañeras del Frente de Todos junto al Presidente de la Nación, cuando expresé textualmente: “...pero ojo, yo no quiero que ese crecimiento -el crecimiento económico del año 2021 que acertadamente pronosticara el compañero que me había precedido en el uso de la palabra- se lo queden tres o cuatro vivos nada más. Para esto, me parece que hay que alinear salarios y jubilaciones, obviamente, precios, sobre todo los de los alimentos y tarifas.”. En esa oportunidad también señalé: “por eso le digo a todos aquellos que tengan miedo o que no se animan, por favor... hay otras ocupaciones además de ser ministro, ministra, legislador o legisladora. Vayan a buscar otro laburo, pero necesitamos gente en los sillones que ocupen de ministro, ministra, de legislador o legisladora? sean para defender definitivamente los intereses del pueblo”.
Como no soy mentirosa y mucho menos hipócrita (nunca digo en público lo que no sostengo en privado y viceversa), debo mencionar que durante el año 2021 tuve 19 reuniones de trabajo en Olivos con el Presidente de la Nación. Nos vemos allí y no en la Casa Rosada a propuesta mía y con la intención de evitar cualquier tipo de especulación y operación mediática de desgaste institucional.
En las primeras 18 reuniones, la última de ellas el 07/09/2021, siempre le plantee al Presidente lo que para mí constituía una delicada situación social y que se traducía, entre otras cosas, en atraso salarial, descontrol de precios -especialmente en alimentos y remedios- y falta de trabajo, sin desconocer, obviamente, el impacto de las dos pandemias: la macrista primero y la sanitaria a los 99 días de haber asumido el gobierno. Igualmente siempre remarqué la falta de efectividad en distintas áreas de gobierno.
También señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales. No lo dije una vez... me cansé de decirlo... y no solo al Presidente de la Nación. La respuesta siempre fue que no era así, que estaba equivocada y que, de acuerdo a las encuestas, íbamos a ganar “muy bien” las elecciones.
Mi respuesta, invariablemente, era “no leo encuestas? leo economía y política y trato de ver la realidad”. Una realidad que me indicaba que en el año 2015 perdimos las elecciones presidenciales en segunda vuelta y por escasa diferencia, con el mayor salario en dólares de Latinoamérica -que representaba más del doble del salario actual-, con una inflación que era menos de la mitad que la actual y con un candidato, Mauricio Macri, que decía que no le iba a sacar a nadie lo que ya tenía, sino que sólo iban a cambiar las cosas que estaban mal.
Fui, soy y seré peronista. Por eso pensaba que no podíamos ganar. Y se lo decía no sólo al Presidente. Muchos compañeros y muchas compañeras escucharon mis temores.
El domingo 12 de septiembre de este año el peronismo sufrió una derrota electoral en elecciones legislativas sin precedentes. Mientras escribo estas líneas tengo el televisor encendido pero muteado y leo un graph: “Alberto jaqueado por Cristina”. No? no soy yo. Por más que intenten ocultarlo, es el resultado de la elección y la realidad. Es más grave aún: en la Provincia de Buenos Aires, termómetro inexcusable de la temperatura social y económica de nuestro país, el domingo pasado nos abandonaron 440.172 votos de aquellos que obtuvo Unidad Ciudadana en el año 2017 con nuestra candidatura al Senado de la Nación... con el peronismo dividido, sin gobierno nacional ni provincial que apoyara y con el gobierno de Mauricio Macri y su mesa judicial persiguiendo y encarcelando a exfuncionarios y dueños de medios opositores a diestra y siniestra.
Recuerdo que, cuando perdimos las elecciones legislativas en la Provincia de Buenos Aires del año 2009, con Néstor como candidato a Diputado Nacional -después de la 125 y de la crisis global del 2008-, quien Alberto considera con justicia el mejor presidente de la democracia, el día lunes siguiente a las elecciones no sólo renunció a la titularidad del Partido Justicialista, sino que yo como Presidenta de la Nación pedí la renuncia de quien fuera mi Jefe de Gabinete, entre otros. Y ¡ojo!? habíamos perdido en la Provincia de Buenos Aires pero habíamos ganado a nivel nacional. A Néstor Kirchner hay que recordarlo en versión completa y no editada".
* Con información de NA.