En 20 años la ayuda estatal a personas con problemas socioeconómicos se multiplicó por 11, al llegar a más de 22 millones de argentinos, lo cual refleja el nivel de deterioro que atraviesa la economía argentina, donde más del 45% de la población es pobre.
En el 2002, durante la crisis que debió gobernar Eduardo Duhalde, los planes sociales se habían creado como un beneficio para a “jefas y jefes de hogar”, y su idea original era que fuesen temporarios.
Pero esa herramienta de ayuda se disparó en forma dramática a lo largo de dos décadas y actualmente hay más de 141 planes sociales y ayudas estatales. Los planes se multiplican, y el gobierno sostiene que si no fuera por esas asistencias mensuales, la situación social sería aún más grave.
Ante un Estado con cuentas flacas que no da abasto en atender la multiplicidad de demandas de todo tipo, hay cada vez más personas que reciben una ayuda alimentaria y a su vez la Asignación Universal por Hijo, que ya alcanza a más de 4 millones de madres. En el último año, y por la pandemia, estos números se incrementaron. Según un informe del instituto IDESA, 2 de cada 3 nuevos pobres habitan el conurbano bonaerense.
Con respecto a la Capital Federal, desde 2015 más de 336 mil personas dejaron de pertenecer a la clase media. Pero, aunque el año pasado haya sido muy difícil para las economías de los hogares, los peores resultados recién ahora están saliendo a la luz. En menos de cinco meses del 2021 el Gobierno Nacional ya agotó la mitad de todo el presupuesto destinado a gastos sociales.
Se estima que por día se destinan más de 800 millones de pesos en planes sociales, lo que representa unos 288.000 millones anuales. En la Argentina estos beneficios son entregados por el Estado Nacional para alcanzar un mayor equilibrio social y apoyar a los sectores más vulnerables, explican desde el Gobierno.
Pero desde IDESA alertan que “malas políticas en materia laboral incentivaron el trabajo en negro” y sostienen que “por las cargas sociales y la proliferación de planes asistenciales mucha gente gana más dinero de esta manera que estando en un trabajo formal y en blanco”.
Otro informe de IDESA analiza el siguiente cálculo con datos del INDEC del 2020:
- Un empleador para poner en blanco un trabajador tiene que pagar, sumando salario bruto más cargas sociales, unos $ 67.000 mensuales.
- El trabajador recibe como salario de bolsillo, es decir neto de aportes, unos $ 45.000.
- Trabajando en la informalidad ganaría unos $20.000, que sumados al programa Potenciar Trabajo y Tarjeta Alimentar, por otros $ 20 mil, llega a unos $40.000.
En mayo de este año la pobreza del país superó el 42% y ya hay otro 20% que está por caer en esa situación.
Los chicos son el grupo de edad que más sufre. En la Argentina 6 de cada 10 chicos son pobres, según cifras oficiales.
Por MIcaela Centra, de NA