Corea del Norte hizo estallar la oficina de enlace intercoreana, encargada de comunicar a Pyongyang con Seúl, y reaviva las amenazas de ruptura de las relaciones restablecidas hace dos años, por el envío de propaganda anticomunista por parte de activistas surcoreanos.
"El Norte ha destruido hoy el edificio de la oficina de enlace a las 14:49 (2:49 de Argentina)", aseguró el Ministerio de Unificación sureño en un mensaje de texto reproducido por la agencia de noticias EFE. El edificio era uno de los símbolos del acercamiento diplomático emprendido en 2018 por ambas naciones, técnicamente aún en guerra, que además de retomar el diálogo entre el Norte y el Sur, facilitó el inédito acercamiento de Kim Jong-un con Donald Trump.
Aumentan las tensiones diplomáticas
Las imágenes de la explosión difundidas por la Casa Azul, tal como se conoce a la presidencia surcoreana, mostraron una explosión que abarcó a varios edificios al otro lado de la frontera en Kaesong, y una torre cercana que se derrumbó parcialmente mientras un enorme hongo de humo se elevaba hacia el cielo. Pyongyang ya había amenazado hace unos días con destruir esta simbólica oficina en medio de una subida de tono contra Seúl gatillada por el envío de globos con propaganda contraria al gobierno comunista por parte de activistas desde el Sur.
La respuesta de Pyongyang se produjo a pesar de que el Ejecutivo sureño denunció de inmediato a estos grupos de activistas para impedir que vuelvan a enviar panfletos. Analistas en Seúl dicen que Pyongyang podría estar tratando de fabricar una crisis para aumentar la presión sobre la comunidad internacional mientras las negociaciones nucleares con Washington están paralizadas.
Minutos antes de la detonación, el ministro de Unificación surcoreano, Kim Yeon-chul, dijo ante la comisión parlamentaria de Relaciones Exteriores que al margen de las amenazas de Kim, el derribo fue anticipado a Seúl por parte del régimen comunista. La referencia tiene que ver con las declaraciones que hizo durante el fin de semana Kim Yo-jong, la subdirectora primera del Comité Central del Partido de los Trabajadores y hermana del líder norcoreano, quien advirtió el fin de semana sobre la posibilidad de demoler el edificio.
Horas después, Pyongyang también confirmó en sus medios de propaganda la destrucción del edificio como parte de su decisión de "interrumpir todas las líneas de comunicación" entre ambos países. Tras conocer la noticias, el Ejecutivo surcoreano convocó una reunión de su Consejo de Seguridad Nacional, la segunda en 24 horas, y al término del encuentro expresó en un comunicado que "lamenta profundamente" la acción norcoreana.
Qué cambiará tras este acontecimiento
La destrucción del edificio golpea "las expectativas de aquellos que desean impulsar las relaciones intercoreanas y establecer la paz en la península", reza el documento, que dejó claro que "la responsabilidad de todos los incidentes que acarree (la acción de Pyongyang) recae enteramente sobre el Norte".
La apertura de este edificio se acordó en la cumbre que en septiembre de 2018 mantuvieron en Pyongyang el presidente sureño Moon Jae-in y Kim Jong-un, que se reunieron tres veces ese año, todo un logro teniendo en cuenta que en los 73 años anteriores los líderes de las dos Coreas solo se habían visto en dos ocasiones.
Sin embargo, tras el fracaso de la cumbre sobre desnuclearización entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y Kim, en Hanói, Corea del Norte fue endureciendo su postura con Washington y su país vecino. Las dos Coreas permanecen técnicamente en guerra después de que las hostilidades de la Guerra de Corea terminaron con un armisticio en 1953 que nunca fue reemplazado por un tratado de paz.