La octava edición del Forbes Health In Action Summit reunió a referentes del ecosistema de la salud para discutir, con mirada crítica y propositiva, los desafíos del sistema en un país que enfrenta ciclos económicos repetitivos, cambios de rumbo constantes y una necesidad urgente de redefinir prioridades.
En el panel "En foco", Jorge De All, presidente del Sanatorio Otamendi y director ejecutivo de Medicus, y Marcelo Marchetti, director médico del Hospital Italiano, ofrecieron un análisis lúcido y sin eufemismos sobre la medicina privada en la Argentina.
"La última década ha sido un ciclo constante de crisis, sensación de recuperación y vuelta a empezar", planteó Marchetti al abrir el diálogo. Para él, el comportamiento cíclico de la economía argentina encuentra un espejo en la salud, con consecuencias concretas sobre la infraestructura, la calidad del servicio y la disponibilidad.
Ambos expertos coincidieron en que el sistema de salud está desfinanciado de manera estructural. "En salud, como en cualquier otro servicio, hay una relación directa entre recursos, calidad y disponibilidad. Cuando faltan recursos, cae la calidad o la accesibilidad", afirmó Marchetti. Y el deterioro no es reciente. "Hace 40 o 50 años Argentina tenía una preponderancia regional en salud. Hoy, Brasil nos superó en todos los aspectos: infraestructura, tecnología, desarrollo", agregó.
El subfinanciamiento del sistema quedó en evidencia cuando se compararon los números locales con los internacionales. Marchetti ilustró la brecha: "En Estados Unidos el gasto en salud por habitante es de unos 13.000 dólares al año. En Europa, entre 5.000 y 6.000. En la Argentina, menos de 1.000". Incluso dentro del país, los recursos están distribuidos de forma muy desigual: "El 15% de la población que accede a medicina prepaga tiene entre 1.500 y 2.000 dólares al año. En la seguridad social hay entre 700 y 800. Y en el sistema público, menos de 700", detalló.
Para Jorge De All, el acceso a la medicina prepaga se ha vuelto cada vez más difícil, especialmente en el contexto inflacionario del último año. "Durante los primeros seis meses de 2024 hubo una migración importante hacia planes más bajos, y una caída del 4,2% en nuestra cartera de asociados", señaló en referencia a los 180.000 socios de Medicus. Aun así, observó cierta recuperación reciente: "Hay una correlación estrecha entre el poder adquisitivo de las personas y el consumo de medicina privada".
Ambos panelistas fueron enfáticos en remarcar que los debates sobre el sistema de salud muchas veces se centran en el 15% de la población que accede a medicina prepaga, pero omiten al 85% restante. Jorge De All, quien también lidera la Fundación Cuerpo & Alma, recordó su experiencia en el norte argentino: "La realidad del país se parece mucho más a lo que vemos en Formosa o el Impenetrable chaqueño que a lo que debatimos acá".
De All abogó por un compromiso político y social genuino con la equidad en salud: "Los chicos que nacen en el norte argentino deberían tener las mismas oportunidades que los que nacen en Capital. Y eso se logra con salud y educación". A modo de ejemplo, relató el caso de Zulma, una paciente de 63 años con múltiples patologías crónicas, que logró recuperar la vista y mejorar su calidad de vida gracias a un abordaje médico integral. "Ese es el tipo de atención que deberíamos dar: centrada realmente en la persona, no desde lo demagógico, sino desde lo efectivo".
Uno de los ejes más críticos del panel fue la ineficiencia estructural del sistema, derivada tanto de la oferta como de la demanda. "La medicina prepaga en Capital Federal se transformó en un menú a la carta. La gente cree que puede pedir todo porque paga", explicó De All. "¿Me duele la cabeza? Voy directo al neurocirujano. Eso no debería pasar. Genera un costo innecesario y, muchas veces, hasta es perjudicial para el paciente".
Ambos expertos coincidieron en que es necesario repensar la utilización de los recursos. Marchetti fue claro: "Tenemos que evitar los gastos superfluos. Hacer buena medicina no es hacer más estudios, sino los adecuados. Mala medicina puede ser por defecto, pero también por exceso".
La solución, afirmaron, no está sólo en el rediseño del sistema, sino también en la educación de la población. "Así como se habla de educación financiera, necesitamos educación para la salud. Si no educamos a la gente, el sistema nunca será previsible", enfatizó De All. Y añadió: "No es que yo me haga todos los estudios y eso mejora mi salud. Eso solo encarece el sistema. Tenemos que construir confianza, y eso se logra con evidencia, guía clínica y diálogo honesto".
Uno de los puntos más delicados del debate fue la sostenibilidad de la medicina privada bajo el esquema actual. Para De All, la medicina prepaga se ha transformado en un "commodity". "En la Argentina, prácticamente no hay diferencia real entre los planes altos y bajos. Todos deben cumplir con el Plan Médico Obligatorio (PMO), que incluye un espectro amplísimo de prestaciones", explicó. "La diferencia entre planes está en el confort, no en lo asistencial".
Y eso, sostuvo, genera una ilusión de elección que no se condice con la realidad económica del sistema. "La gente cree que porque paga más va a tener menos espera o mejor atención, pero en salud eso es intolerable. No hay cola más corta por tener un plan Gold. Entonces, el sistema se vuelve ineficiente, caro y, finalmente, insostenible".
Marchetti también advirtió sobre la carga creciente del PMO. "Incluye enfermedades de altísimo costo y bajísima incidencia, intervenciones como el cambio de sexo, cobertura de discapacidades... todo eso está bien, pero hay que discutir cómo se financia", señaló. "Tenemos que repensar cómo atendemos, cómo se gestiona la demanda y cómo se prioriza lo que es esencial".
Hacia el final del panel, ambos coincidieron en que el principal desafío no es solo financiero, sino cultural y estructural. "El problema de fondo es qué prioridad le da la sociedad y sus dirigentes a la salud", expresó De All. "No alcanza con inaugurar hospitales. A veces, lo que se necesita son cloacas, salitas de atención primaria, promotores de salud que enseñen a las madres a criar con menos riesgo".
La necesidad de poner al paciente en el centro del sistema, pero desde la evidencia y la eficiencia, fue un mensaje transversal durante todo el encuentro. "Nuestro trabajo es social. Ganarnos la confianza del paciente es el mayor desafío", resumió Marchetti.