La Argentina cuenta con uno de los mejores ecosistemas de investigación científica en salud de toda la región de América latina y se mide de igual a igual con muchos de los países centrales. En este contexto, los hallazgos que surgen de los ensayos clínicos no solo son una esperanza para pacientes que padecen enfermedades, sino que generan información confiable para todo el sistema científico que retroalimenta otras investigaciones.
Además, la investigación clínica tiene el potencial de generar valor a una escala mucho más amplia, impactando positivamente sobre el sistema de salud, los profesionales que lo conforman y, al mismo tiempo, en la economía de los países que la promueven.
Este fue el tema central del panel en el que participó Silvana Kurkdjian, miembro de la comisión directiva de CAEME y Gerenta general de Bristol Myers Squibb Argentina. CAEME es la Cámara Argentina de Especialidades Medicinales que nuclea a 40 empresas que en su conjunto suman 12 plantas de producción local y algunas miembros tienen más de 90 años de presencia en el país.
“En los últimos años la industria farmacéutica ha invertido US$ 238.000 millones en investigación clínica y nuevas terapias para abordar los problemas de la salud mundial”, sostuvo Kurkdjian en Forbes Health In Action Summit. Y agregó: “En Argentina tenemos todos los componentes del ecosistema para la investigación clínica. Pero tenemos desafíos como seguir formando profesionales y tener una presencia más federal con las investigaciones para contar con más oportunidades a los pacientes”.
Según los últimos datos disponibles, tan solo en 2022 los laboratorios de innovación farmacéutica nucleados en CAEME y la Cámara Argentina de Organizaciones de Investigación Clínica (CAOIC) representaron el 44% de la inversión total en investigación, casi la mitad de la inversión privada del país.
Asimismo, y en términos de balanza comercial, según la última encuesta sobre I+D del Sector Empresario Argentino del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, esta actividad ejerce una gran influencia: en el caso de la industria farmacéutica, más del 70% de las empresas que llevan adelante investigación y desarrollo exportaron una parte de su producción.
“Hoy sabemos que a nivel mundial hay bajo investigación clínica cerca de 9.000 compuestos o moléculas. Un tercio de esos estudios están destinados a oncología, el resto se divide entre neurología e inmunología, entre otras especializaciones. Esto demuestra el potencial de la investigación clínica y habla también de que el sector en su conjunto estuvo a la altura con todas las soluciones que aportó durante la última crisis de salud que vivimos durante la pandemia”, sostuvo Kurkdjian.
La ejecutiva destacó que Argentina es un polo de investigación clínica en América Latina y tiene las posibilidades de serlo en el mundo. “Hoy, por ejemplo, se emplean entre 4 a 5 meses para aprobar un estudio clínico en nuestro país y es lo mismo que le toma a cualquier miembro de la Unión Europea, es decir que tenemos talento y estamos a la vanguardia de la investigación. Asimismo, en esa articulación público-privada que todos promovemos, siempre vamos a pedir normas claras para que desde el ámbito privado aportemos inversiones. En definitiva, está en nuestras manos capitalizar este momento y transformarlo en una fuente de recursos para el país y lograr más y mejores oportunidades para el país”, concluyó Kurkdjian.